El vehículo nipón es el primer monovolumen urbano híbrido (y único, hasta el momento) de nuestro mercado, lo que ya le aporta un importante valor añadido. Si además le sumamos que se trata del híbrido más económico de todos, no hay duda de su relevancia para los conductores interesados en esta tecnología. Dispone de transmisión automática de variador continuo y monta un bloque 1.3 de gasolina y otro eléctrico que generan conjuntamente 98 CV de potencia.
Este utilitario de 3,9 metros de longitud destaca, además, por un habitáculo muy modulable que incluso permite plegar la base de los asientos traseros hacia arriba para cargar objetos altos. Hasta la llegada, durante el año 2012, del Toyota Yaris híbrido, el Jazz 1.3 i-VTEC IMA CVT no cuenta con rivales de su mismo tamaño con esta tecnología. De todos modos, algunos de sus competidores actuales son el Kia Venga, el Citroën C3 o el Opel Agila.
Diseño
La renovación del monovolumen japonés de hace sólo unos meses vino acompañada por un rejuvenecimiento estético, con detalles de diseño específicos para la nueva versión híbrida. La eficiencia aerodinámica es una de las prioridades en algunos de estos detalles, como sucede en el diseño de la parrilla, pensado para variar el flujo de aire por el frontal en comparación con el modelo de gasolina. Por otro lado, el perfil de la toma de aire situada bajo la parrilla es distinto al del Jazz convencional, buscando también optimizar la aerodinámica.
Por su parte, tanto el paragolpes delantero como el posterior del Jazz híbrido son ligeramente diferentes al resto de la gama. Tampoco hay que pasar por alto que los grupos ópticos frontales y traseros están rodeados por una superficie de color azul. La zona posterior cuenta además con otros aspectos específicos. En el portón, la principal diferencia con el modelo de gasolina es la franja transversal cromada que alberga el logotipo de la marca. Asimismo, se observa la inscripción "Hybrid", que distingue por completo al modelo.
Al contemplar el vehículo de forma lateral veremos su forma compacta, remarcada por sus cortos voladizos. También destaca por su línea de cintura ascendente, lo que le aporta una apariencia más dinámica.
Habitabilidad
Nada más acomodarnos en el puesto de conducción percibiremos variaciones con respecto al Jazz de gasolina. La más evidente la encontraremos en el panel de instrumentos, donde aparece la información referente al sistema híbrido de propulsión. Mientras que la iluminación de los indicadores y las pantallas de información son de color ámbar en las versiones convencionales, en esta variante híbrida el color azul eléctrico es el dominante. Por su parte, la banqueta permite adoptar una postura confortable al volante y ofrece una eficaz sujeción.
De cara a mejorar el confort de los ocupantes traseros, estos asientos pueden reclinarse, algo que no sucedía en el Jazz precedente. Esta zona permite viajar con comodidad a dos adultos, pues la plaza central es algo justa en anchura. La modularidad del monovolumen compacto japonés queda patente en sistemas como el Honda Magic Seats, que permite una importante diversidad de configuraciones. De cara a alojar el equipaje, los asientos traseros pueden abatirse, generando un piso de maletero totalmente plano.
Si además se reclina totalmente el respaldo del asiento delantero del acompañante pueden cargarse objetos de hasta 2,4 metros de largo. De igual forma, la base de los asientos traseros puede levantarse, quedando plegada contra los respaldos. Así se permite ubicar objetos de hasta 1,28 m de altura. En esta versión híbrida, el volumen de carga es cerca de 40 litros inferior al del modelo de gasolina debido al espacio que ocupa la batería eléctrica.
Mecánica
Al igual que algunos de sus compañeros de marca, el Jazz cuenta con el sistema híbrido IMA (Integrated Motor Assist), integrado por un motor de gasolina, otro eléctrico, una batería y la transmisión de variación continua CVT. El bloque de gasolina es un 1.3 i-VTEC de cuatro cilindros y 88 CV, que genera un par motor de 121 Nm. Por su parte, el motor eléctrico ofrece 14 CV de potencia y 78,5 Nm de par. De forma conjunta, se alcanza una potencia máxima de 98 CV, más que suficiente para moverse por las calles de ciudad. Y ello lo consigue con un ajustado consumo medio homologado de 4,5 l/100 km.
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En las desaceleraciones, los cilindros del bloque de gasolina dejan de recibir carga gracias al sistema Variable Cylinder Management, con lo que se consigue una mayor recuperación de energía para cargar la batería que alimenta el motor eléctrico. Cabe subrayar que el Jazz híbrido también cuenta con un modo de conducción Econ, que se activa pulsando un simple botón. En este caso, el sistema de gestión del vehículo adopta una configuración específica con la que se logra una cifra de consumo aún más optimizada.
El híbrido nipón monta una transmisión automática CVT que permite variar entre el modo D convencional y el modo deportivo S. El segundo permite sacar el máximo partido del motor de cara a circunstancias como los adelantamientos o momentos en que se precise una respuesta más rápida. Además, este modo ofrece una retención superior al circular por descensos acentuados.
Comportamiento
A nivel de estructura, la versión híbrida de este monovolumen urbano está formada por un chasis monocasco con suspensión de tipo McPherson con muelles y amortiguadores delante y puente rígido con muelles y amortiguadores, detrás. Se trata de la misma configuración que el Jazz de gasolina, aunque la barra antivuelco y los amortiguadores están optimizados teniendo en cuenta los 70 kg de peso adicionales del modelo híbrido. A pesar de este peso extra, el vehículo se muestra igual de estable que su compañero de gasolina.
En general, el vehículo ha ganado comodidad si se compara con el modelo anterior gracias a una mayor suavidad de marcha. La dirección también se ha mejorado, tanto en materia de precisión como de tacto. Del mismo modo, se caracteriza por una destacable maniobrabilidad, que le permite desenvolverse por territorio urbano con gran soltura. Aunque éste sea su contexto habitual, también puede resultar un buen compañero de viaje para escapadas esporádicas fuera de ciudad gracias a su buen aplomo.
Los ingenieros de Honda han trabajado para lograr un nivel de sonoridad moderado, sobre todo a velocidades bajas. Éste es algo más evidente al rodar a ritmos elevados, aunque en ningún caso llega a cotas molestas que resten confort a la conducción. uspendisse bibendum neque sit amet mauris. Nam ultricies, velit varius scelerisque eleifend, nunc quam iaculis quam, eu dictum sem dolor nec augue.
Seguridad
En lo que se refiere a la seguridad, el híbrido de Honda incorpora ABS, EBD, airbag frontales y laterales delanteros, así como airbag de cortina delanteros y traseros. El equipamiento relativo a ayudas electrónicas incluye control de estabilidad y tracción (VSA). También cuenta con el práctico sistema de ayuda de arranque en pendiente. Además, equipa de serie el sistema de anclaje Isofix para sillitas infantiles.
Valoración final
La variante híbrida del monovolumen urbano de Honda se distingue por ser, hasta ahora, única en su especie. Y es que de momento no se comercializa ningún automóvil del mismo segmento mitad gasolina mitad eléctrico. Gracias a esta tecnología, el reducido nivel de consumo y emisiones se establece como una de sus grandes ventajas. Otra de sus virtudes la encontramos en su flexibilidad interior, debido a las numerosas configuraciones que nos permiten sus asientos. Como suele suceder en la mayoría de casos, la tecnología híbrida tiene un sobreprecio que le distancia en mayor o menor medida de modelos similares de gasolina. Eso sí, el Jazz tiene el privilegio de ser el híbrido más barato de nuestro mercado.
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