Filosofía multiusos
Lejos de perder fuelle, la oleada de crossovers del segmento B, dotados de estética aventurera y con ciertas cualidades que les permiten salir ocasionalmente del asfalto no deja de crecer. El Hyundai i20 Active, que ha sido uno de los más recientes en incorporarse, gana algo de altura con respecto al i20 convencional. Además de ofrecer un habitáculo igual de espacioso que su “hermano”, hay que destacar que esta terminación tope de gama, denominada Style, incluye un equipamiento realmente amplio.
La combinación del motor tricilíndrico de gasolina de 120 CV con una dinámica confortable lo convierte en una alternativa agradable de conducir y de buena respuesta general. Aunque el precio de salida de la versión probada es de 21.965 euros (22.315 con pintura opcional), este importe desciende hasta los 18.315 euros incluyendo los descuentos de la marca. Su abanico de rivales es hoy en día numeroso y puedes conocer a fondo una buena parte de ellos en el comparativo en que enfrentamos hace poco a Citroën C4 Cactus, Fiat 500 X, Mazda CX-3, Nissan Juke, Opel Mokka, Peugeot 2008 y Renault Captur.
De todos modos hay que tener muy claro que mientras que los modelos citados son crossover que comparten plataforma con otros modelos pero que han sido diseñados como un SUV desde el principio, este Hyundai es un coche elaborado sobre la base del i20 con la adición de una serie de detalles cosméticos y un aumento de la altura libre al suelo, sin más.
Estética “outdoor”
Un simple vistazo al i20 Active sirve para darse cuenta que se trata de un modelo de filosofía distinta al i20 convencional de cinco puertas, con numerosos detalles en su aspecto que lo diferencian. Lo primero que se aprecia es una imagen más robusta de aires más camperos pues, tal y como aseguran desde Hyundai, más de la mitad de los componentes exteriores han sido desarrollados específicamente para esta versión.
En este sentido, hay que destacar el frontal exclusivo, con la parrilla de orientación invertida si se compara a la del i20, y con las protecciones situadas en el paragolpes que le dan ese aire "aventurero" que ofrece todo el vehículo. Por su parte, los faros antiniebla de forma circular se encuentran integrados en el propio paragolpes. Al igual que sucede delante, la zaga del coche cuenta con un protector inferior de plástico además de un spoiler en el techo de mayores dimensiones que en el caso del i20 convencional.
También los laterales del vehículo incorporan elementos propios, como es el caso de las protecciones y los faldones específicos, a los que hay que sumar los pasos de rueda diferentes. Todo ello refuerza la personalidad de esta variante del modelo coreano, muy a la moda actual. Las barras de techo plateadas se encargan de culminar el “look” crossover del i20 Active. Otros detalles exclusivos son las llantas de 17 pulgadas y la tapa del depósito de combustible de color plateado. Nuestra unidad, además, contaba con el color naranja Tangerine opcional (350 euros).
Puesto de mando elevado
Aunque prácticamente no hay diferencias a nivel de diseño en el interior del habitáculo, nada más ocupar el puesto de conducción se aprecia la más evidente. Y es que los asientos, sobre todo el del conductor, se han colocado en una posición más elevada. Ello genera una mayor visibilidad y una posición al volante más erguida y dominante, además de facilitar el acceso al coche, sobre todo a personas mayores o de complexión fuerte. El espacio es considerable y se consigue una postura cómoda al volante, del que hay que destacar que ofrece regulación tanto en altura como en profundidad.
A nivel visual, el color exterior naranja de la carrocería viene acompañado de detalles de este mismo tono en zonas como la tapicería, los marcos de las salidas de aire del climatizador y el pomo y el marco de la palanca de cambios. En cuanto a la segunda fila de asientos, el i20 Active ofrece un espacio bastante amplio para dos ocupantes, con una buena longitud para las rodillas. La plaza central no es tan confortable debido a que la banqueta es algo más corta en esta zona y el respaldo, más firme. Uno de los puntos en que destaca el modelo coreano es la capacidad del maletero, pues ofrece 326 litros que pueden pasar a 1.042 si se abaten los respaldos traseros.
No hay duda de que el equipamiento es una de las bazas de esta versión, del acabado superior Style. Entre su extenso listado se incluyen airbags frontales, laterales y de cortina delanteros y traseros, controles de estabilidad y tracción, asistente de arranque en pendiente, cámara de aparcamiento trasera, climatizador, control de crucero y radio CD MP3 con seis altavoces.
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También cuenta con guantera refrigerada, llave inteligente con botón de arranque y detector de proximidad, sensores de aparcamiento delantero y trasero, sensores de lluvia y luces, alerta de cambio de carril, navegador con pantalla táctil, volante y pomo del cambio de cuero. Eso sí, dejando a un lado el color de la carrocería, las posibilidades de añadir opcionales son nulas. Con todo este equipamiento, el precio de salida, que puede parecer elevado teniendo en cuenta que estamos ante un polivalente del segmento B ligeramente modificado, es más lógico, sobre todo una vez aplicados los descuentos.
Potencia tricilíndrica
Para esta prueba, el motor escogido ha sido el más potente de la gama del i20 Active. Se trata de la mecánica de gasolina de tres cilindros 1.0 T-GDI de 120 CV (también disponible con 100 CV), con la que el vehículo se mueve con muchísima soltura. Con una entrega de par máximo de 172 Nm entre 1.500 y 4.000 rpm, este propulsor responde bien desde la parte baja del cuentarrevoluciones, aunque ofrece su mejor comportamiento cuando se acerca a las 2.000 vueltas.
Por otra parte, este propulsor se muestra bastante elástico y mantiene su ímpetu de forma constante incluso cuando llega el momento de afrontar pendientes en autopista. Va asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades que se caracteriza por su buen escalonado, con una sexta marcha considerablemente más larga con el objetivo de obtener unos consumos más ajustados.
En lo que respecta a prestaciones, el modelo de Hyundai obtiene unos resultados más que razonables, pues acelera de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos mientras que es capaz de alcanzar una velocidad punta de 183 km/h. A nivel de eficiencia, los registros dependerán bastante del tipo de conducción que se lleve a cabo. El dato oficial de consumo que ofrece el fabricante coreano es de 5,1 litros cada 100 km, valor que pasó a ser de 6,6 una vez finalizada esta prueba. Se sitúa, por tanto, en la media si se compara con motores equivalentes dentro de su segmento.
Carácter polivalente
Para analizar la dinámica del vehículo hay que tener en cuenta que el sistema de amortiguación del i20 Active se ha modificado para dotarlo de una altura 2 cm superior a la del i20 convencional de cinco puertas. A priori, podría suponer una mayor presencia de oscilaciones de la carrocería pero en la práctica esto no es así. Y es que los ingenieros de Hyundai han aumentado levemente la firmeza de la suspensión para compensar el incremento de altura.
El resultado es un coche cuya conducta en carretera apenas difiere de su versión menos aventurera. Por lo tanto, brinda igualmente un buen nivel de confort de marcha que lo convierte en un vehículo tan capacitado para moverse con soltura por ciudad como para abandonarla y disfrutar del tiempo de ocio. El coche pone de manifiesto además una notable estabilidad, mientras que la dirección se distingue por su suavidad y por un tacto directo y bastante precisa.
El i20 Active está bien insonorizado, por lo que apenas se aprecian ruidos aerodinámicos al circular a velocidades de autopista. Por otra parte, hay que tener claro que ni mucho menos se trata de un todoterreno. No tiene tracción total y sus posibilidades al abandonar el asfalto se reducen a pistas en buen estado por las que saca partido de los 2 cm adicionales de altura libre al suelo si se compara con el i20 “normal”. En estas circunstancias ofrece un valor añadido pero siempre hay que ser conscientes de que no está preparado para afrontar mayores exigencias camperas.
Conclusión
Con unas cualidades dinámicas prácticamente idénticas a las de su hermano cien por cien asfáltico, el i20 Active aumenta las posibilidades de uso gracias a una mayor distancia al suelo. Se trata, por tanto, de un crossover urbano que permite escapar de vez en cuando de la ciudad e incluso de la calzada. Es evidente que está pensado para conductores que busquen un vehículo para el día a día pero que también les permita disfrutar del tiempo de ocio los fines de semana. Un interior espacioso y un equipamiento muy amplio unidos a la buena respuesta de la mecánica completan las virtudes del modelo coreano.
bonito es pero el interior es un poco soso