Infiniti M30d S Premium

Para poder formar parte del selecto grupo de las grandes berlinas premium y competir con los modelos más consolidados del segmento no basta con aportar una serie de buenas intenciones. Se han de reunir, además, una serie de requisitos de partida entre los que destacar un elevado grado de comodidad, un completo equipamiento, una elevada dosis de tecnología y unas dimensiones del habitáculo que permitan un alto grado de libertad de movimientos a sus ocupantes. A todo ello, se deben unir una mecánica refinada que, por su potencia, desarrolle unas prestaciones destacables y que al mismo tiempo disponga de una razonable economía de uso.

Tradición y atrevimiento se mezclan acertadamente en este modelo de Infiniti que busca precisamente eso, hacerse un hueco en un segmento tradicionalmente germanófilo donde coches como el Audi A6 (aquí la prueba de la versión 3.0 TDi Bi-Turbo), el BMW Serie 5 o el Mercedes Clase E (aquí la prueba del E 350 CDi) dominan el mercado.

El M30d es toda una berlina de lujo con última tecnología y la electrónica más avanzada y, por otro lado, un Infiniti hasta la médula. Cuando se toma contacto por primera vez con este modelo se puede asegurar sin ninguna duda que no deja indiferente a nadie. Y es que, su imponente carrocería, sus musculosas aristas que resaltan sin rubor, su soberbia presencia, su agresivo frontal, y su altísima cintura llaman poderosamente la atención.

Refinamiento, progresividad y agrado de conducción son las impresiones que aparecen cuando se arranca el motor. La mecánica elegida para este Infiniti de gasoil es un motor diesel de 6 cilindros turbo de casi 240 caballos fruto de la colaboración de Nissan y Renault y cuyo resultado dinámico no puede ser mas esperanzador. Este mismo motor equipa al resto de modelos Infiniti con motor diesel (EX y FX) y a algunos Renault como el Laguna Coupé.

Se trata de un motor que al principio y hasta que se superan las 1500 revoluciones parece que no termina de despertar pero que a medida que las vueltas suben aparece un gusanillo al que es difícil renunciar. De la exquisita suavidad en los atascos y recorridos urbanos pasamos a un comportamiento ejemplar en carretera. Y no es sólo la respuesta en sí, ni el empuje de su tremendo par, sino la finura con que responde en la zona alta del cuentavueltas, donde llega sin retrasos para cortar en el límite de las 5000 vueltas.

A nada que nos guste conducir, nos hará sentir francamente bien y disfrutar de su facilidad de giro y del asombroso silencio de marcha. En su afán por demostrar hasta donde es capaz de llegar, recibe la ayuda de una caja de cambios de 7 marchas que permite un manejo secuencial puro y duro.

Cuando se selecciona la posición manual se entiende que es manual aunque ayude el control electrónico que pasa a una marcha superior cuando se llega al corte de inyección (en nuestra opinión no debería). Las levas detrás del volante nos introducen de lleno en la conducción, con bajadas y subidas de marcha a nuestro antojo y consideración. Como comentario decir que para alcanzar la perfección haría falta un cambio que permitiese reducciones con mayor subida de vueltas, así como una séptima marcha con una relación un poco más cerrada.

El consumo medio se establece en el entorno de poco más de 7 litros siempre que nos mantengamos en una utilización media entre ciudad y carretera, dentro de los límites establecidos por la ley. Si hacemos más ciudad, subirá un poco más.

El salpicadero es envolvente, funcional y muy racional con una presentación y unos acabados milimétricos. El resto del interior no merece más que elogios.

Homologado para cinco ocupantes, el habitáculo es espacioso, especialmente en lo que concierne a la anchura de las plazas traseras. Su altura interior y el espacio para las piernas traseras también son las propias de una berlina de este segmento. A pesar de la baja altura de la carrocería en la parte trasera, entrar y salir resulta un ejercicio fácil.

Una vez sentados, la postura de conducción es perfecta. Las posibilidades de regulación del volante y asiento permiten adaptar las distancias y postura de una forma casi milimétrica y los bien diseñados asientos recogen el cuerpo perfectamente. El interior no muestra puntos débiles y resulta acogedor, ergonómico y cómodo. Presenta excelentes ajustes en los revestimientos así como unos materiales de primera (incluye madera de fresno por casi todo el interior así como un reloj analógico), sin que se haya tenido que pagar por ellos previamente como extra.

En cuanto al maletero, más de lo mismo. Sus 460 litros y sus formas regulares, así lo corroboran. Respecto a la facilidad de acceso, la forma del portón puede suponer algún inconveniente ya que el hueco que despeja no es muy grande. Lo que si es evidente es su mala visibilidad posterior, algo que se solventa con elementos del amplio equipo de serie que incluye pantalla de marcha atrás y sensores de aparcamiento.

En cuanto a su comportamiento hay que decir que se trata de un modelo que está muy bien diseñado para digerir cualquier reacción propia de las magníficas prestaciones que es capaz de desarrollar o de las imperfecciones que nos marque la carretera. Y del nivel sonoro, para qué hablar y no sólo por el mínimo nivel de ruido que genera sino por la apreciación y calidad del mismo. En cuanto a las vibraciones más de lo mismo, aunque hay que decir que al ralentí deja escapar un mínimo hormigueo que pasa desapercibo siempre que no nos empeñemos en buscar su lado negativo. Eso sí, hay que dejar muy claro que en absoluto resulta molesto.

En el apartado del bastidor, el M30d muestra las mismas cualidades que el resto de sus hermanos de gama. Las suspensiones cuentan con un equilibrio perfecto entre dureza y capacidad de absorción a la vez que conceden un acertado término entre suavidad y firmeza, lo que permite controlar con eficacia las oscilaciones en curva sin comprometer la capacidad de absorción cuando se riza el trazado.

Las carreteras nacionales y autovías son su “hábitat” natural, ya que en cuanto coge el ritmo viaja a cruceros muy elevados con unos consumos razonables. La dirección transmite al conductor las sensaciones de adherencia del firme y resulta precisa e instantánea a las órdenes del volante. La actitud es ligeramente subviradora y apenas se percibe. Una vez que se ha inscrito el coche en la curva pasa a un comportamiento muy neutro, que puede llegar a transformarse en un leve sobreviraje si se provoca intencionadamente.

Matizar que para comprobar todo esto habrá que desconectar el control de estabilidad con el que viene equipado el vehículo, algo que podrá hacerse con absoluta tranquilidad cuando se pretenda practicar un tipo de conducción más agresiva sin que por ello se hipoteque significativamente la seguridad. En el apartado de los frenos, la potencia y las distancias de frenado, son excelentes. Tan solo se podrían citar dos “peros”. El tacto del pedal, un poco esponjoso y que debido a la potencia de su frenada, a veces resultan difíciles de dosificar por lo que requiere un mínimo periodo de adaptación. Las distancias de frenado pasan, eso sí, con muy buena nota (de 140 Km/h a 0 en 73 metros).

El equipamiento de serie es muy completo y la lista arranca con una versión básica M30d con un precio de partida de 56.450 euros y que incluye cambio automático de siete velocidades, cámara de visión trasera, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, faros bi-xenón, asientos delanteros con ajuste eléctrico con diez posiciones, volante calefactable, equipo de sonido (con disco duro) y selector de modos de conducción (Sport, Normal, Snow y Eco). Para el que no precise más, es una relación precio-equipamiento realmente competitiva teniendo en cuenta el segmento en que nos movemos.

El escalón siguiente se reserva para el acabado GT (60.130 euros) e incluye detalles como tapicería de en piel especial, asientos delanteros calefactables y ventilados, sistema de iluminación delantera adaptativa e inserciones en madera en fresno en su acabado interior. Para la versión superior S, más deportiva, facturada a 62.670 euros, se reserva el sistema de dirección activa a las cuatro ruedas (4WAS), suspensión y asientos deportivos calefactables y ventilados, levas de cambio detrás del volante en magnesio y unas preciosas llantas de aleación de 20 pulgadas.

Ya por último existen la posibilidad de añadir el equipamiento Premium tanto al acabado GT (66.360 euros) como al S (68.930). Nuestra unidad era una S Premium y añadía el Blind Sport Intervention sistema que detecta la proximidad de coches en el ángulo muerto para evitar colisiones, el control de crucero adaptativo, la advertencia de cambio de carril, el climatizador Forest Air, un equipo de sonido Bose Premium Surround con 16 altavoces y el navegador Connectiviti+ (navegación con disco duro de 30 GB).

Como opciones adicionales solo quedan la pintura metalizada, la rueda de repuesto de emergencia (equipa de serie kit de reparación) y el sistema de navegación Connectiviti+ en aquellas unidades que no lo lleven de serie. En los Premium, la pintura también lo es.

Se trata, por tanto, de un modelo muy seguro en todos los aspectos. Y no sólo por la sensación de imperturbabilidad que transmite en cualquier circunstancia sino por el generoso equipamiento en materia de seguridad activa y pasiva que incorpora. Cuenta con todo lo exigible para un automóvil de este precio y segmento.

Aunque todavía no es muy conocida en nuestro país, Infiniti es una marca reconocida por su fiabilidad al otro lado del Atlántico y sus coches sorprenden desde la primera toma de contacto por su buen hacer. Este M30d aúna como ninguno una magnífica habitabilidad, excelentes prestaciones y hasta una cierta economía de uso que se acompaña con una gran comodidad y unos acabados de auténtico lujo.

Se trata de un vehículo que se adapta como un guante al conductor con un comportamiento intachable que carece de inercias de la carrocería en curva que podrían ser propias de su segmento. Además cuenta con un interior muy bien presentado y diseñado que se une a una terminación general y un ajuste de sus piezas interiores a los que no se les puede poner pero alguno. El equipamiento se puede considerar sofisticado y mucho más que sobrado para su precio y categoría y como único “pero” se podría decir que deja pocas alternativas para el equipamiento opcional lo que en este caso concreto no debería ir en su contra.

Para todos aquellos que busquen una berlina premium lujosa y equipada con una relación precio-equipamiento favorable y un motor diesel refinado y silencioso, este M30d será una de las principales alternativas a las marcas alemanas que, tradicionalmente, han dominado el segmento.