La originalidad bien entendida
El Kia Soul es un coche especial. En su momento, la incomprendida generación anterior abrió, junto a otros pioneros como el Toyota Urban Cruiser o el Suzuki SX4, el hoy de moda segmento de los SUV de pequeño tamaño que sólo son SUV por su aspecto, que incluso carecen de tracción a las cuatro ruedas y están pensados para enfrentarse a la jungla diaria de la... circulación urbana.
Aquel Soul anterior, diseñado con el mercado global como objetivo, funcionó estupendamente en algunos mercados como el americano y el de algunos países europeos pero en España, donde siempre hemos pecado de un exceso de conservadurismo estético y donde los coches "originales" lo tienen crudo (preguntad a Nissan con el Cube, a Fiat con el Multipla, a Peugeot con el 1007, a Mini con el Clubman o a Audi con el A2 sus experiencias al respecto), no logró los resultados deseados por la marca.
Por este motivo, cuando se lanzó esta segunda generación, que resuelve buena parte de los problemas y desventajas del Soul anterior (básicamente la capacidad de maletero, el espacio en las plazas traseras y algunos detalles de equipamiento), la filial española se planteó la conveniencia de su importación. Afortunadamente, la primera idea, que era prescindir del modelo en la gama española, se ha reconsiderado y aquí tenemos el nuevo Soul dispuesto a comerse la parte que le corresponde del cada vez más atractivo pastel que supone la categoría B SUV donde, a rueda del Nissan Juke (otro modelo más que original) han aparecido (Renault Captur, Peugeot 2008, Ford EcoSport, Opel Mokka) o aparecerán (Fiat 500X, Honda HR-V, Mazda CX-3) un montón de nuevas propuestas.
El Soul es un coche de líneas cuadradas pero atractivas, que bebe de la estética original del icónico modelo anterior (eso de tener que respetar los cánones del diseño de la primera generación no es nuevo en el mundo del automóvil y les pasa lo mismo al Audi TT, al Fiat 500, al Nissan 370 Z o no digamos ya al Porsche 911, por ejemplo) pero que se ha actualizado con personalidad. Mide 4,14 metros de largo por 1,80 de ancho y su distancia entre ejes ha crecido hasta los 2,57 metros de longitud.
Estas cotas suponen un incremento de 4 cm en la longitud y de 2 cm en la batalla y se traducen en una mejora de la habitabilidad trasera y, sobre todo, del maletero, que pasa de los escasos 222 litros de la generación anterior, una cifra realmente ridícula para un coche de este tamaño, a los más razonables 354 del modelo actual.
El maletero tiene un doble fondo de 116 litros separado del resto por una bandeja rígida que enrasa con la apertura del portón que, por cierto, es bastante elevada, lo que implica levantar mucho los bultos a cargar. Por encima de la misma quedan el resto de litros (238). Lógicamente, esa bandeja puede retirarse y situarse en el fondo para contar con la capacidad completa del maletero que dispone también, como es habitual, de la posibilidad de ampliarse mediante el abatido, por mitades asimétricas, de los respaldos de los asientos traseros. La plataforma resultante de carga queda enrasada pero en una ligera subida.
Habitabilidad destacable
La habitabilidad interior es muy buena, tanto comparada con sus rivales de la categoría B SUV como si lo comparamos con los cada vez más escasos monovolúmenes del segmento B como el Citroën C3 Picasso, el Ford B-Max (aquí un comparativo entre ambos), el Opel Meriva o su propio hermano, el Kia Venga. Es cierto que la segunda fila es fija (en este tipo de coches suele ser corredera y en el Soul esta posibilidad permitiría aumentar puntualmente el volumen del maletero) pero, aún así, es mucho mejor que la de otros coches de dimensiones similares.
El espacio para las piernas es más que notable y cuenta con la ventaja de tener un piso plano, lo que permite aprovechar bien la plaza central y pasar de un lado a otro del coche con facilidad. Además, la notable altura libre al techo permite, por una parte, la instalación sin problemas de personas de elevada talla y, por otro, una posición de la banqueta trasera con más distancia de la propia banqueta al suelo y con el respaldo algo más vertical. Parece una tontería pero poner así la banqueta trasera facilita la entrada y salida y ofrece más confort, especialmente a las personas mayores a las que no les gusta nada viajar en una posición más estirada.
Delante, la posición de conducción es también muy buena y el espacio notable, especialmente en altura lo que proporciona una sensación de desahogo notable. Además, Kia, al utilizar la más rígida plataforma del Kia Cee'd para el desarrollo de este coche, ha podido reducir el grosor de los montantes delanteros, lo que mejora la visibilidadhacia delante que era una de las críticas más habituales a la generación precedente.
Más calidad percibida
El salpicadero tiene un diseño moderno y ha mejorado en la percepción de calidad. Los plásticos de la parte superior de las puertas son blandos, igual que la visera superior y la decoración de la consola es en el habitual negro brillante que tan de moda está últimamente y sobre el que tanto se ve el polvo a poco que se acumule. En la consola destaca también el enorme espacio reservado para la palanca del cambio, en una posición bastante elevada y metida en un óvalo de gran tamaño. Esto y la presencia de un freno de mano convencional resta huecos para dejar objetos, que no son muy grandes aunque sí variados. La guantera es grande pero no está refrigerada (para ello hay que irse a la versión Emotion, más equipada).
El equipamiento de este Kia es una de sus principales virtudes, especialmente en relación al precio. Existe una versión base Concept, la nuestra, en acabado Drive y la más equipada Emotion.Nuestra unidad llevaba volante y cambio en cuero, cristales traseros oscurecidos, retrovisores eléctricos plegables con el interior electrocrómico, asistente de arranque en pendiente vinculado al ESP, airbags frontales, laterales y de cortina, llantas de aleación de 16 pulgadas, faros de día de LED, faros antiniebla, climatizador, sensores de aparcamiento traseros, elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, control de crucero, faros de encendido automático, cámara de retrovisión y equipo de audio con Bluetooth y conexión ESP.
Las opciones son muy pocas y se limitan a la pintura metalizada (350 euros) que puede ser bitono (con el techo en color contrastado)al techo panorámico eléctrico que cuesta 700 euros y al pack SUV que incluye parachoques específicos, faldones laterales, pasos de rueda en negro y embellecedores de antinieblas y que cuesta 1.250 euros. Nuestra unidad sólo disponía de la pintura metalizada (todos los colores salvo el blanco son de pago).
Respecto a este equipamiento, el Emotion añade guantera refrigerada, el Pack SUV, el techo, llantas de 18 pulgadas, instrumentación con sistema Supervisión, acceso y arranque sin llave, navegador más una cámara de retrovisión con pantalla más grande y un equipo de sonido de más calidad de marca Infinity. El sobreprecio es de 3.626 euros.
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El precio del Soul con el acabado Drive (nuestra unidad) es, según tarifa, de 20.675 euros sin opciones pero en la actualidad, el descuento de la marca lo deja en unos muy competitivos 16.000 euros que se quedan en 16.350 al sumar la pintura metalizada. Este precio es claramente inferior al de la mayoría de sus rivales, sean SUV o monovolúmenes urbanos. Y más, si igualamos equipamientos y, sobre todo, nos fijamos en la potencia del motor que, en el caso del este Kia, es de 128 CV, una cifra que sus rivales no alcanzan salvo excepciones puntuales como la del Opel Mokka (mucho más caro) o el Fiat 500 X, también facturado a un precio superior.
El motor empieza a acusar la edad
El motor es lo que menos satisfactorio encontré en la prueba. Es una mecánica que ya tiene algunos años (la anterior generación utilizaba la misma) y que peca por ofrecer una sensación de menos potencia de la que declara. Este diésel es un motor perezoso en baja. Aunque la marca anuncie el par máximo entre 1.900 y 2.750 rpm, la sensación es que hasta que no supera claramente las 2000 vueltas, acusa una cierta falta de garra, lo que se traduce en recuperaciones poco contundentes que obligan a tirar del cambio más de la cuenta y a reducir marcha en no pocas ocasiones ante repechos o adelantamientos.
Superadas las 2000 vueltas, el motor entrega la potencia de manera lineal pero sin la "patada" que debería tener un propulsor de casi 130 CV. Cierto que el Soul, por la forma de su carrocería, no es un coche muy aerodinámico y que el peso de casi 1.400 kilos en vacío tampoco autoriza unas prestaciones espectaculares.
Por lo que respecta al consumo, el Soul diésel tampoco destaca en este apartado. La marca ha homologado un gasto medio de 4,8 litros con 5,8 en ciudad. La realidad dista bastante de esta cifra conseguida en las condiciones ideales en que se homologan los consumos de todos los coches y que os explicamos en este enlace. En una conducción normal alternando ciudad y carretera resulta francamente difícil bajar de seis litros de consumo medio con puntas de siete si se hace más ciudad que carretera. En autopista, a ritmo legal sostenido, el consumo comprobado en un recorrido de 250 km fue de 5,4 litros.
El motor va acoplado a un cambio manual de seis velocidades que tiene un funcionamiento suave pero con unos desarrollos tirando a largosque buscan priorizar el consumo antes que la vivacidad. La palanca tiene unos recorridos largos pero es bastante precisa y el manejo es agradable.
El chasis de este nuevo Soul es similar al del Kia Cee'd. Y eso es bueno. Partiendo de un coche de segmento C (lo que no es habitual ya que normalmente es al revés), este SUV de segmento B ha ganado -y mucho- en comportamiento dinámico. Ahora es un coche más apropiado que antes para un uso más familiar y polivalente, menos centrado en el ámbito urbano que sigue siendo, no obstante, su hábitat preferido.
Lo mejor del coche es que ha ganado en aplomo y en precisión de conducción. Como todos los nuevos Kia, dispone de la dirección Flex Steer, con tres niveles de asistencia; confort, normal y sport. La diferencia entre ellos es un endurecimiento de la resistencia al giro del volante. Con el modo confort, resulta ideal para conducir en ciudad. La dirección, en este caso, es muy asistida, lo que facilita las maniobras de aparcamiento y el callejeo urbano.
Con el modo normal se endurece la asistencia y con el sport, se endurece más pero, en ningún caso llega a tener el tacto de una dirección realmente deportiva. Además, he comentado que existe un endurecimiento progresivo en función del modo pero eso no significa que se gane en calidad de información. Como toda dirección eléctrica, la del Soul es una dirección que apenas informa de lo que pasa realmente en la carretera de manera que la precisión no es una de sus grandes virtudes aunque hay que reconocer que mejora a medida que la endurecemos.
En carretera, el coche tiene un eje delantero que entra muy bien en las curvas y un eje trasero neutro que facilita la conducción, incluso si buscamos los límites de la mecánica con una conducción rápida. El comportamiento es claramente subvirador pero muy noblote, lo que facilita el trabajo incluso a conductores noveles que se encontrarán a gusto en seguida a su volante. La suspensión es algo más blanda que en el Soul anterior.Esto suele ser habitual cuando el chasis es claramente mejor ya que entonces, los ingenieros tienen más margen para intentar hacer un coche más cómodo.
En el caso del Soul, la suspensión, con un cierto recorrido y un tarado de los elementos elásticos tirando a blando, proporciona un confort de marcha notable en carretera y autopista sin que el balanceo de la carrocería sea excesivo salvo si practicamos una conducción muy decidida en carretera. Con ello se consigue un coche cómodo pero no mareante y, en cualquier caso, más rutero que la generación anterior.
Este Kia, por lo tanto, asalta directamente el segmento de los SUV compactos y, al mismo tiempo, se postula como alternativa a los cada vez más escasos monovolúmenes del segmento B ofreciendo un habitáculo amplio y funcional y una mecánica más potente que la de la gran mayoría de sus rivales directos sin que ello suponga ningún incremento de precio -más bien al contrario si tenemos en cuenta las ofertas en vigor- y con un equipamiento muy completo al que no falta nada de lo que podamos exigir a un coche de su tamaño y precio.
Tengo un soul con 22000km y es una maravilla,el motor diesel va fantastico,tiene una calidad y un aplomo fabulosos y el precio y equipqmiento de 10.nada que ver con un megane dci 110,1500 euros mas caro, m3nos equipado y de peor calidad,con este coche vas superseguro,