Equilibrio premium
Mercedes rompe moldes con este nuevo Clase A. Ahora ya no es un monovolumen urbano para que los propietarios de Mercedes puedan comprar un segundo coche sin ser infiel a la marca sino un compacto premium de conquista que apunta a clientes nuevos que accederán por primera vez a la estrella.
Construido sobre la nueva plataforma de tracción delantera utilizada ya por el Clase B, este nuevo Mercedes destaca por su equilibrio, con un chasis con la dosis justa de deportividad, un conjunto motor-cambio que le va como anillo al dedo y la calidad habitual de la firma.
Pero hay más. Por primera vez en mucho tiempo, decir Mercedes no equivale a decir equipamiento pobre y precio elevado. Es obvio que el Clase A no es un coche barato pero no es más caro que sus rivales directos del segmento premium y, sobre todo, tiene un equipamiento de serie muy interesante y algunas opciones a precio razonable.
Por todo ello, este nuevo y esperado Mercedes, unánimememente alabado por su estética, se convierte en una opción muy interesante dentro de un segmento que hasta ahora se repartían el Audi A3 y el BMW Serie 1 y que con la llegada de este Clase A y del Volvo V40 se ha animado inesperadamente. En esta prueba sometemos a juicio a una de las versiones más equilibradas de la gama y que será también una de las más vendidas; la 200 CDi con motor diésel de 136 CV acoplado a una caja automática de doble embrague y siete relaciones.
<PVP: Mercedes A200 CDi TCT 31.642 €
Cambio radical
El Clase A es un compacto Premium. La respuesta -tardía- al éxito del Audi A3 y del BMW Serie 1. Pero ser el último en llegar tiene, a veces, sus ventajas. Y más cuando te llamas Mercedes y todo lo que hagas tiene una trascendencia muy superior a la de cualquier otra marca que decida acometer un reto parecido. El Clase A ha sido, en este sentido, el compacto Premium que más expectación ha generado y su llegada al mercado ha puesto a todos de acuerdo; este Mercedes es uno de los coches más atractivos lanzados últimamente. La unanimidad en la valoración de la estética es casi absoluta. El Clase A, con su línea musculosa, con poca superficie acristalada y contornos redondeados, tiene la deportividad de la que carece el Clase B, del que probamos la versión con este mismo motor y tiene mucho que ganar en un segmento dónde el Serie 1 no genera esa misma unanimidad y dónde el nuevo A3 ha sido tachado de excesivamente conformista. Frente a ambos, el Mercedes es el menos conservador de los tres, el más innovador a nivel estético y eso, hablando de un Mercedes, es algo casi insólito.
Como siempre, sin embargo, dejamos la estética al margen para que cada uno opine para centrarnos en análisis de elementos más objetivos. Como suele ser habitual en este tipo de coches Premium, que ponen el acento en la estética y la seducción, conceptos como practicidad o habitabilidad, claves en la definición de sus rivales generalistas, quedan en un segundo plano.
El Clase A no es un coche amplio y tiene un maletero (350 litros) en la media del segmento. Las plazas delanteras son cómodas y Mercedes ofrece de serie los espectaculares asientos deportivos de nuestra unidad de pruebas. Estos asientos, con reposacabezas integrados, son opcionales en otros mercados pero Mercedes ha decidido que sean los que monten todas las unidades vendidas en España.
Los asientos son cómodos y recogen muy bien el cuerpo pero los reposacabezas tan grandes complican la ya delicada retrovisión del coche, empeorada por la poca altura de la luneta trasera y por unos montantes traseros enormes que limitan la visibilidad hacia los tres cuartos. Aquellos que prefieran un Clase A menos deportivo, pueden cambiar esos asientos por los de confort sin cargo extra.
Habitabilidad trasera justa
Las plazas traseras no son amplias. El espacio para las piernas entre filas de asientos es justo, el túnel de transmisión (evidencia de que habrá versiones de tracción integral, ya anunciadas por la marca) de generoso tamaño y el diseño de la banqueta prioriza las plazas exteriores.
El que espere un coche amplio detrás hábil para cinco plazas habrá errado el tiro. El Clase A está pensado para cuatro ocupantes y los de atrás no disfrutarán del espacio que encontrarán en un Toyota Auris o un Opel Astra, por ejemplo. Ni el hueco para las piernas ni el espacio libre al techo son notables pero cuatro personas viajarán sin problemas. La puerta trasera, con una acusada caída del corte superior, es ancha pero el acceso a bordo obligará a las personas altas a ser cuidadosas con su cabeza.
El salpicadero es atractivo pero con esos tics propios de Mercedes que desesperan a los que no están acostumbrados a la marca. El diseño es limpio y atractivo. La instrumentación es deportiva, con fondo blanco, y completa, los aireadores redondos tienen un cierto aire retro muy atractivo y en la consola encontramos los mandos del equipo de audio y los del climatizador, estos en la parte baja. Encima del salpicadero, Mercedes nos instalará una pantalla a color que parece un ipad mini. Las hay de dos tamaños en función del tipo de navegador opcional que montemos. La de nuestra unidad era la pequeña.
Lo de los tics va, por ejemplo, para la disposición de la palanca del cambio automático tras el volante. Hay que acostumbrarse, simplemente. Más molesta es, a mi juicio, la integración de las palancas habituales de luces, intermitentes y limpias en una única en el lado izquierdo, poco práctica al acumular tantas funciones. No se trata sólo de que estemos acostumbrados a accionar los intermitentes con la derecha (justo donde está la palanca del cambio) sino en la segunda palanca a la izquierda, situada más abajo, que gestiona el control de crucero, muy dada a ser accionada accidentalmente por su cercanía a la de luces y limpias. Hay, entiendo, soluciones mejores para todo ello; palanca del cambio en la consola aunque sea en una ruedecita como en los Jaguar, palancas a ambos lados para faros, intermitentes y limpias, mandos del cruise control al volante y... freno de mano eléctrico en la consola. En este caso hay que ir a buscarlo a la izquierda del volante y muy abajo, recuperando, al menos en esencia, aquellos frenos de estacionamiento de pie que Mercedes nos mantuvo hasta hace bien poco y que algunos modelos de gama alta exhiben todavía.
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Motor elástico y de bajo consumo
Nuestro Clase A llevaba un motor diésel de dos litros y 136 CV, un motor interesante, con un muy buen rendimiento en toda la franja de revoluciones y con un consumo aquilatado. El cambio automático de siete relaciones supone una ayuda para el consumo sólo en determinados casos (autopista en la larguísima séptima, por ejemplo) pero en líneas generales penaliza la cifra final de consumo. De todas maneras, nada que objetar a los seis litros de media con que terminamos la prueba del coche. En ciudad llega a siete pero en carretera y autopista a velocidad legal y sin acelerar más de lo indispensable, pueden sacársele fácilmente medias por debajo de cinco o de poco más de esa cifra a coche cargado. Motor y cambio casan bien. La caja es de doble embrague, relativamente rápida y siempre tiene tendencia a meter la marcha más larga posible. Para evitarlo -hay ocasiones en que hay que hacerlo- se puede optar por el modo secuencial y cambiar mediante las levas situadas tras el volante.
Como en todos los Mercedes, al llegar al corte de inyección, el cambio mete la marcha superior e impide una reducción de más de una marcha que dejara el régimen del motor cerca del corte. Como en la gran mayoría de secuenciales. Hay que acostumbrarse y es más latoso porqué es un diésel y el margen de revoluciones en cada marcha es inferior pero, al menos, nos garantiza controlar la marcha en la que queremos entrar en cada curva y eso es bueno en conducción deportiva.
La suspensión está orientada al confort y la verdad es que el que proporciona es muy elevado. Se trata de un coche que sabe mezclar la deportividad de un chasis perfectamente puesto a punto, lo que se traduce en una notable eficacia, con una suspensión que filtra muy bien la carretera. No es fácil conseguir ese compromiso pero Mercedes lo ha logrado.
En la presentación del coche probé una unidad con suspensión deportiva que me pareció bastante más dura. Posiblemente sea ideal para el que conduzca deportivamente de manera habitual y elija una versión más potente pero para este Cdi de 136 CV, la suspensión de serie es perfecta.
Sensación de control
El comportamiento dinámico del coche es muy bueno. No tiene el tacto deportivo de un Serie 1 -recordemos que es tracción delantera- pero el feeling es muy bueno, con un eje delantero incisivo y una ausencia de subviraje notable siempre que no entremos pasados en las curvas. Una vez dentro del vértice de la curva sí tiende a tirar de morro pero es una sensación fácil de eliminar gestionando bien el gas.
La calidad de tracción es también buena, con una salida franca en curvas lentas. La dirección es muy asistida pero ha perdido -afortunadamente- aquel retorno deficiente que tenían algunos modelos de la marca hace unos años y que obligaban a trabajar en exceso con el volante.
En autopista, la sensación es la de estar conduciendo un coche más grande, tanto por el aplomo en recta como por el comportamiento del coche en los apoyos largos, con muy poca inclinación de carrocería. En carreteras de montaña, los límites los pone el motor ya que el chasis asume perfectamente la entrega de potencia del propulsor. Prueba de ello es que, si no se busca que aparezca de manera premeditada, el control de tracción apenas interviene a la salida de las curvas y para ver actuar al de estabilidad, al menos sobre suelo seco, hay que proponérselo.
Finalmente, en ciudad, es muy cómodo por el cambio automático y muy manejable gracias a la asistencia de la dirección pero falla en la visibilidad.
El equipamiento de serie es más completo de lo que es habitual en la marca. Los faros de xenón, los asientos deportivos, el equipo de audio con USB, Bluetooth y monomando en la consola central (en la imagen de la derecha) o las llantas de aleación son de serie (todos estos elementos se pagan aparte en un Serie 1, por ejemplo). Además dispone de detector de fatiga y de un sistema de aviso de pre-colisión que advierte, mediante una señal visual o sonora de la posibilidad de un impacto si, por ejemplo, nos echamos encima del coche precedente. El aviso es de una intensidad tal que, en ocasiones, llega a asustar al conductor si no se lo espera.
El precio es elevado pero coherente con la calidad del coche y el equipamiento que lleva. El A200 CDi vale 29.220 euros a los que hay que añadir el precio de la caja automática (2.422 euros).
Nuestra unidad, con tapicería en tela/cuero, pintura metalizada rojo Júpiter, la línea Urban, los paquetes Noche, Visibilidad y Retrovisores, el navegador Navibox (el más económico de los dos que se ofrecen), los faros antiniebla, la cámara de marcha atrás, el apoyabrazos trasero abatible y el sistema de ayuda activa al aparcamiento, costaba exactamente 36.568,33 euros. ¿Mucho dinero? Si pero como decía aquel, hay otros compactos de lujo, pero no son Mercedes.
Chavales como en todos los vehiculos... una cosa es el basico clase a que pa eso si es verdad me compro una bici... pero en este caso yo tengo el Clase A200 gasolina AMG 156cv techo panoramico paquete night etc... esta flipante pero claro la clase hay que pagarla lo basico todo el mundo puede