Mini Cooper D Cabrio: Bajo consumo, grandes sensaciones

De la reciente actualización experimentada por la gama Mini, lo más destacable es que el cabrio incluye, por primera vez, una versión diesel: la Cooper D. Así que el diesel 1.6 de 112 CV, se suma a la oferta de gasolina que ya estaba disponible para el descapotable.

Ya va para 10 años que "el Mini" dejo de ser un modelo para convertirse en una marca en su renacer dentro del Holding BMW. Ahora engloba las dos cosas pero la esencia permanece intacta, tanto que todos los modelos de la nueva gama Mini se fabrican en Oxford.

Para muchos es un coche para distinguirse que no se adquiere siguiendo planteamientos lógicos, pues lo cierto es que en sus poco más de 3.7 metros de longitud no puede decirse que cuatro adultos de talla media viajen holgados, y del equipaje ni hablamos, máxime en esta carrocería que "descubierta" sacrifica buena parte del maletero ya que ha de dejar hueco a la capota de lona.

Claro que si cualquier Mini es exclusivo, el cabrio más. Y es que a la espera posibles versiones cabrio del Audi A1 y del Citroën DS3, el Mini Cooper D Cabrio está prácticamente solo en el selecto club de los descapotables urbanos de diseño.

Lo que desde luego no es "mini" en la versión Cooper D Cabrio es el precio: 25.400 euros.

Fotos

Diseño exterior

En su última remodelación la gama Mini recibió ligeros retoques: nuevo paragolpes delantero y un achatamiento del capó con el objeto de mejorar nota en las pruebas de protección a peatones en caso de atropello.

Detrás destacan los nuevos pilotos a base de "leds", incluso el de la tercera luz de freno, que además incorpora funcionamiento dinámico (en frenadas fuertes se ponen en posición de parpadeo para alertar al vehículo que nos sigue). Las llantas de aleación, de 15", también son de nuevo cuño.

Diversas combinaciones cromáticas en los colores de techo y carcasas de retrovisores, según versiones, cierran el capítulo de novedades. Faros de xenón, orientables con la dirección, están en el listado de extras, así como espejos retrovisores exteriores con sistema antideslumbrante.

Habitabilidad

Las plazas delanteras acogen bien a dos adultos. Ahora que si se tienen las piernas largas más vale no contar con invitados en la segunda fila, a no ser que sean niños. Además, resulta notablemente más estrecha, 22 cm. Esto no quiere decir que no se puedan acoplar cuatro adultos, pero los que ocupen las plazas traseras tendrán que estar dispuestos a viajar con menos confort.

Si el clima lo permite podemos incrementar la sensación de amplitud abatiendo la capota, que se recoge en unos 40 segundos con solo pulsar un botón. Entonces, aunque el espacio, salvo en altura, será el mismo, la sensación que tendremos es de que hay más libertad de movimientos.

Acoplados en su habitáculo, solo el volante hace que no dejemos volar la imaginación para llegar a pensar que estamos a los mandos de un pequeño avión. Un sin fin de interruptores y teclas similares a las de estos aparatos, distribuidas en salpicadero, volante y marco superior del parabrisas, dibujan la escena. El centro del salpiadero está presidido por la gran esfera del velocímetro, que marca claramente los espacios. Incluye en su interior la pantalla del navegador y buena parte de los "display" que nos informan de como está el aceite, el agua o el nivel de combustible. Todo ello, lógicamente, muy a la vista y "a mano".

El maletero es poco más que testimonial, 170 litros, y con el techo descubierto su volumen se queda en 125 litros por el espacio que restan los herrajes y articulaciones de la capota.

Mecánica

La variante descapotable del Mini con motor diesel solo está disponible en versión Cooper, lo cual quiere decir que monta el bloque de 1.6 litros en su nivel de potencia superior, esto es, 112 CV.

Con este motor y la caja de cambios manual de seis velocidades que equipa, el Mini Cooper D Cabrio tarda 10,3 segundos en acelerar de 0 a 100 km/h y alcanza una velocidad máxima de 194 km/h.

Pero aunque goza de unas buenas prestaciones, la cifra de consumo es aún mejor: 4 litros de media por cada 100 kilómetros recorridos. Nuestro consumo combinado fue de 5,4 l/100 km.

Comportamiento

Aquel slogan de la casa matriz "¿Te gusta conducir?" encaja a la perfección en el pequeño Mini Cooper D. Constantemente en este sentido nos da alegrías. Su motor rebosa par desde bajo régimen (270 Nm entre 1.750 y 2.250) lo que permite no tener que estar pendiente del cambio. Un cambio de tacto precio y bien escalonado para aprovechar el rendimiento del motor pero sin penalizar el consumo.

Sobre buen asfalto se muestra noble, con reacciones neutras y con una rigidez que hace que nos olvidemos de que conducimos un cabrio.

Cuando el firme es imperfecto, la firmeza de la suspensión sale a relucir en mayor medida y aunque no llega a molestar sí puede reducir el confort de los acompañantes, dado que el conductor tiene la ventaja de poder disfrutar al volante.

El acoplamiento de la capota en las líneas de la carrocería es bueno aunque, como suele ser habitual en este tipo de vehículos, los ruidos aerodinámicos se cuelan en el habitáculo. Claro que se puede mantener perfectamente una conversación sin tener que elevar el tono de voz.

Seguridad

Del todo el equipamiento de serie que ofrece el Mini el más completo es el que se refiere al apartado de al seguridad.

Es por esto que cuenta con ABS, regulación electrónica de la fuerza de frenado, ayuda de frenado en curvas, control de tracción, servodirección asistida eléctricamente, control dinámico de estabilidad, asistencia de frenado, asistencia para arrancar en cuestas, indicador de presión de neumáticos, airbags frontales, airbags laterales delanteros, faros antiniebla y sensores de aparcamiento traseros.

Valoración

Al margen de que el diseño sea uno de los puntos fuertes del Mini, a nivel de sensaciones de conducción, respuesta de motor y acabados, el Mini Cabrio Cooper D convence, aunque habrá a quién le cueste acostumbrarse a la firmeza de suspensión.

Bien es cierto que la capota penaliza en cuanto a insonorización del habitáculo, pero también aporta un placer extra cuando el tiempo lo permite.

El Mini, en cualquiera de sus variantes, es un tipo de coche que se compra más con el corazón que con la razón, pero en el caso de esta versión diesel sus reducidos consumos pueden ayudar a convencer a quién le toque pagar los 25.400 euros que cuesta el capricho.