Chico para todo
Por fin tenemos en nuestras manos el Renault Kadjar. El nuevo crossover de Renault que tanta falta le hacia a la firma francesa. La competencia -entre ellas su “hermana” de sangre Nissan- le había cogido demasiada ventaja en un segmento en el que “en el que hay que estar”. De manera que aquí está la prueba del nuevo Kadjar que, aunque comparte plataforma y propulsores con el Qashqai, tiene una personalidad propia que a buen seguro será del agrado de muchos posibles compradores.
El crossover de Renault está disponible con un propulsor gasolina 1.2 Tce de 130 CV y dos diésel -1.5 dci 110 CV y 1.6 dCI 130 CV- todos con cambio manual de seis relaciones, aunque el diésel menos potente está también disponible con una caja automática de doble embrague EDC también con seis marchas. En nuestro país, se puede escoger entre cuatro niveles de acabado; Life, Intens, X-Mod y Zen. La unidad que veis en esta prueba es el acabado Zen con el motor diesel 1.6 dCI de 130 CV y cambio manual.
Bien por fuera, bien por dentro
¿Se parece al Qashqai? sí. Pero en mi opinión es mas atractivo que aquél y defiende un estilo propio a pesar de las similitudes. El Kadjar mide 4,45 metros de largo, 1,83 de ancho, 1,60 de alto y tiene una distancia entre ejes de 2,64 metros. Es, por tanto, 8 cm más largo que el Qashqai, 3 cm más ancho y 1 cm más alto.
Sólo coinciden en la batalla. Tiene un aspecto robusto y da sensación de “grandote”, porque en realidad es más grande que el japonés aunque, al mismo tiempo, ofrece una imagen dinámica potenciada por unas líneas laterales algo ahuecadas -en las que destacan el adorno cromado en la parte inferior de las puertas- que contrastan con unos pasos de rueda bastante “abultados” que le dan imagen de robustez y poderío.
En el morro, la parrilla con un gran rombo identificador de la marca se une mediante una línea cromada a unos faros que “invaden” parte de las aletas, dándole sensación de anchura y una mirada rasgada. La zaga el Kadjar esta personalizada por unos pilotos de LED de efecto 3D que lo alejan de la imagen de su “hermano” el Qashqai. El interior está bien resuelto aunque no destaca especialmente en ningún aspecto.
Los asientos son cómodos, con una buena anchura y una sujeción lateral correcta. El salpicadero, bastante limpio y de líneas rectas, alberga un cuadro de instrumentos que ofrece la información con claridad a través de un velocímetro digital central, con el cuentarrevoluciones alrededor y el indicador de la temperatura y nivel de combustible a ambos lados.
En la parte superior derecha del instrumento principal dispone de una pantalla que ofrece información diversa del ordenador y navegador y, si trasladamos la vista hacia la parte baja del salpicadero, veremos la pantalla de 7 pulgadas del nuevo sistema R-Link2, para el equipo de entretenimiento y navegación, de serie en este acabado y opcional en el resto.
Selección de espacios
La consola central alberga la palanca de cambios, el mando del freno de mano, los del control de velocidad -en mi opinión una ubicación poco práctica para este sistema- y unas ranuras para guardar monedas en el lugar donde va ubicado el selector de los modos de tracción de la versiones 4x4. La consola es bastante ancha y en el lado derecho destaca una barra forrada en la que el acompañante pude agarrarse con facilidad.
Dispone de conexiones para USB aunque el hueco delantero es algo justo. Las plazas traseras son cómodas con buen espacio para las piernas aunque no tanto para los más altos si hablamos de la altura al techo. Como ocurre habitualmente, la plaza central no ofrece el mismo nivel de confort y es mejor que viajen cuatro personas si hay que hacer muchos kilómetros. Un punto a mejorar es la imposibilidad de deslizar o reclinar la banqueta trasera algo que, en muchas ocasiones, resulta muy práctico.
La capacidad del maletero -que dispone de dos bandejas rígidas que enrasan con la apertura del portón- es mayor que en el Qashqai gracias a sus 472 litros -430 en el japonés- que pasan a ser 527 -si contamos el doble fondo inferior- y a 1.478 litros con los asientos traseros abatidos –algo que se puede hacer desde los tiradores del maletero-.
La posibilidad de abatir totalmente el asiento del acompañante facilita la carga de objetos largos y el maletero dispone -como novedad- de un gancho retráctil de remolque que aparece y desaparece tirando de un mando situado en el maletero con el que el Kadjar puede remolcar hasta 1.800 kilos.
Equipado
El Kadjar llega con un buen equipamiento, y el acabado del coche de esta prueba, el Zen, es el único que incorpora de serie el nuevo sistema R-Link2 que dispone de unos menús mejorados y más intuitivos. Integra un navegador, conectividad de móviles y permite crear seis perfiles para diferentes usuarios.
En cuanto a seguridad ofrece, además de seis airbag y el habitual ABS, control de estabilidad -ESC-, alerta por cambio involuntario de carril, asistente de arranque en pendiente, ayuda a la frenada de urgencia, cambio automático de luces, control de presión en neumáticos, reconocimiento de señales de tráfico, limitador de velocidad, sensor de aparcamiento delantero y trasero y retrovisores calefactables. Todo ello de serie en este acabado.
Opcionalmente Renault propone el Pack Easy Parking Premium, que dispone de detector de vehículos en ángulo muerto, cámara de visión trasera, radar lateral de obstáculos y parking manos libres, con un coste de 600 €, mientras el Pack Safety Premium, que además del detector de vehículos en ángulo muerto y el radar lateral, incorpora la frenada de emergencia asistida, aviso de riesgo de colisión y frenado automático- con un coste de 500 €. Y por último el Pack Look Premium que dota al Kadjar de faros Full LED y llantas de 19”. Este pack tiene un coste de 700 €.
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En lo que se refiere a confort, el nuevo Renault con el acabado de nuestra unidad de pruebas incorpora de serie climatizador bizona, cristales laterales traseros sobretintados, función Stop & Start y sensor de lluvia. Deja como opción el Pack Asientos con un coste de 100 € que incluye volante de cuero napa, asientos delanteros con calefacción y asiento del conductor con ajuste eléctrico y el Pack Visión que se compone del techo fijo panorámico y el retrovisor interior electrocrómico. Este pack tiene un precio de 650 €.
En lo que respecta a la imagen exterior e interior, el Kadjar propone tapicería TEP carbón oscuro, volante de cuero y retrovisores del color de la carrocería y llantas de 17”. Como opción ofrece la pintura metalizada -485 €-, la tapicería de cuero -1.300 €- y la pintura Rojo Deseo o Blanco Nacarado -680 €-. Si hablamos de sonido y equipo multimedia, de serie dispondremos de navegador, pantalla de 7" R-Link, cartografía de europa, conexión Bluetooth, conexión USB, radio y unidad de conectividad. Como opción solo la radio Premium Bose -450 €-
Buen chico
Es como se podría definir al Kadjar si se tratase de una persona. Para ser absolutamente sincero, debe decir que ha sido un coche al que le ha costado “convencerme” pero, también es justo admitir que, finalmente, lo ha hecho sobradamente. He estado con él más tiempo del habitual, he hecho bastantes kilómetros por todo tipo de carreteras y debo decir que, en general, me he sentido cómodo.
Su motor 1.6 con una potencia de 130 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 320 Nm a 1.750 rpm, le permiten ser un buen viajero, un coche rápido en carreteras y con una respuesta que nos hará disfrutar de una conducción fácil. Todo ello, eso sí, siempre que estemos utilizando el propulsor por encima de las 2.000 rpm. Realicé bastante kilómetros por autopista y en este terreno se siente a gusto, transmite aplomo y es confortable.
La rumorosidad no es excesiva y, aunque la suspensión es algo blanda, no adolece de bamboleos o imprecisiones de trayectoria a causa de baches o desniveles del asfalto. Durante el viaje que realizamos para esta prueba, el consumo que logramos por autopistas y carreteras rápidas -rodando siempre a velocidad legal- no superó los 6,3 litros. Una buena cifra que “se va” con facilidad a más de 7 litros en cuanto entramos en carreteras tortuosas y necesitamos utilizar el cambio manual de seis relaciones con un tacto, por cierto, algo blando.
Una vez nos adentramos en carreteras en las que las curvas se suceden, las cosas cambian un poco. La morbidez de la suspensión, que en autopista no molesta en absoluto, en carreteras de montaña no le permite ser tan neutro como en aquellas y se desenvuelve con menos agilidad de la deseada. Aparecen bamboleos de carrocería que, si bien no llegan a molestar, si demuestran que le falta algo más de firmeza de suspensión en esas circunstancias.
Las prefiere rápidas
Por su parte, la dirección tampoco ayuda a la sensación de agilidad. Aunque es precisa, la desmultiplicación -en pos de la comodidad- es elevada y resulta algo lenta y poco directa. Nada que objetar de los frenos que ofrecen un buen tacto –a lo sumo algo brusco el primer “toque” de pedal-, pero con una buena efectividad y potencia.
Se puede decir que al Kadjar le gusta cualquier terreno, si bien será en carreteras rápidas donde se encontrará más cómodo. No debemos olvidar que el nuevo Renault es un coche “grandote”, dentro de lo que cabe, que pesa más de 1.400 kg y que en zonas muy reviradas, por volumen y lo anteriormente comentado, le cuesta algo más.
Pero es la respuesta del motor lo que más lo limita en las carreteras en las que las rectas brillan por su ausencia. Los 130 CV del motor del Kadjar le hacen ser un coche con una potencia considerable y unas buenas prestaciones, pero siempre que lo utilicemos a partir de medio régimen. Por debajo de 2.000 rpm no encontraremos prácticamente nada. Incluso arrancando es fácil “calarlo” en los primeros instantes.
Sé que el par máximo está anunciado a 1.750 rpm, pero da igual. Por debajo de 2.000 rpm -a lo sumo 1.900 rpm- la respuesta es perezosa y lenta. Por el contrario, superada esa zona el dCI 1.6 empuja con fuerza hasta el “corte”, demostrando que es potente y con garra. El salto entre primera y segunda -e incluso tercera- no ayuda a poder aprovechar el potencial de motor y nos hará “trabajar” con el cambio cuando estemos en zonas muy lentas.
Pero no debemos pensar que el Kadjar no va bien para recorrer puertos de montaña o zonas muy viradas. En absoluto. Lo que ocurre es que por sus características se desenvuelve mejor en vías rápidas y hay que admitir sus limitaciones en una conducción “alegre” en zonas mas viradas. Practicando una conducción relajada en ese tipo de carreteras, podremos aprovecharnos de su potencia, de su buena frenada, estabilidad y confort. Solo si queremos buscarle “las cosquillas” aparecerá el subviraje, echaremos en falta más agilidad, dureza de suspensión y mayor respuesta a bajo régimen.
Una muy buena opción
Lo creo sinceramente. Quizá no destaca espectacularmente en ningún apartado, pero me parece lo bastante completo para considerarlo una muy buena opción. Fuera de la carretera se defiende bien con una altura libre al suelo de 20 cm y unas suspensiones que “admiten bien” las irregularidades Estéticamente me gusta. Más que el Qashqai. Sus prestaciones, confort y efectividad para viajar son más que buenas. La capacidad de carga mejora, por ejemplo, a la de Kia Sportage y llega bien equipado con un precio de 24.600 € -en el acabado Intens como primera opción del motor de 130 CV-. Con el acabado Zen el precio es de 26.600 euros, apenas 2.000 más compensados por el plus de equipamiento. Lo dicho, en mi opinión, una buena opción.
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