Equilibrio y confort
Con la llegada de la tercera generación del popular compacto, la firma española le ha dado cierto giro a su filosofía. Y es que, si antes se trataba de un modelo con marcada personalidad deportiva, los equipos de ingenieros y diseñadores de la marca de Martorell han dado a luz a un automóvil que busca atraer a un público más genérico. Para ello, se ha comenzado por un diseño no tan rompedor como su predecesor pero que pretende convertirse en uno de los primeros argumentos para los clientes potenciales del coche.
Acompañado por la mecánica 1.6 TDI de 105 CV con cambio automático DSG de doble embrague, el compacto en versión de cinco puertas se convierte en una alternativas más equilibradas de la gama tanto por su rendimiento como por su ajustado consumo de combustible, sin olvidar su razonable precio.
Aporte de modernidad
En lo que respecta a sus proporciones, cabe señalar que en su versión de cinco puertas el León es cinco centímetros más corto que su antecesor. No obstante, hay que tener en cuenta que ello no ha supuesto una menor distancia entre ejes, sino al contrario. Y es que la batalla ha crecido en seis centímetros. Para lograrlo, los diseñadores de la marca de Martorell le han acortado considerablemente los voladizos.
La nueva línea de diseño del compacto español ha venido acompañada por cierta pérdida de carácter si lo comparamos con su predecesor aunque, por otra parte, ha recibido un aspecto más sofisticado. El frontal del vehículo se distingue por la parrilla con el nuevo logotipo de la marca así como por los modernos grupos ópticos delanteros, que cuentan con la tecnología LED integral (opcional en acabado Style). También juega un papel importante la entrada de aire de notable anchura.
Las luces traseras tienen forma de cuña que, además de dotar al vehículo de un toque de agresividad, refuerza la sensación de anchura. De forma opcional, es posible adquirir también la tecnología LED en la zona trasera.
Interior mejor aprovechado y de mayor calidad
La versión que ha pasado por nuestras manos pertenece al acabado Style, el segundo más equipado de la gama, sólo por debajo del FR. Entre los elementos interiores que incluye esta versión destacan el climatizador bizona, los elevalunas eléctricos traseros, los retrovisores eléctricos y calefactables, inserciones cromadas, reposabrazos delantero o el sistema Radio Media System Colour, que cuenta con una pantalla táctil a color de 5 pulgadas, puerto USB, lector de tarjetas SD y seis altavoces. También dispone de la ayuda de arranque en pendiente y los faros antiniebla con función cornering.
Una vez que nos acomodamos en el puesto de conducción nos encontramos con un interior dotado de mayor sobriedad, en la línea de lo que ofrecen otros modelos del grupo VAG. Ello, sin embargo, viene acompañado por un paso al frente en cuanto a acabados, ya que se percibe un mejor ajuste de los distintos paneles al mismo tiempo que plásticos, botoneras y superficies de mayor calidad, no muy lejos de lo que ofrece, por ejemplo, el Volkswagen Golf. La ergonomía supone un aspecto a subrayar positivamente y se ve favorecida por el hecho de que la consola central esté ligeramente orientada hacia el conductor.
El crecimiento de la distancia entre ejes comentado anteriormente ha originado un habitáculo más generoso en términos de espacio tanto para los ocupantes, principalmente para los que viajen en la segunda fila, como para el equipaje. En el primer caso, el espacio para las piernas se sitúa entre los más amplios de su segmento, si bien en esta zona es mejor que viajen dos personas en lugar de tres. Mientras tanto, el maletero dispone de un volumen de 380 litros, un valor realmente bueno para su categoría. Esta capacidad puede crecer hasta los 1.530 litros si abatimos los respaldos de la segunda fila.
Compromiso rendimiento-eficiencia
Nos hemos puesto al volante de una de las versiones diésel con más proyección de la gama, que está movida por la mecánica 1.6 TDI de 105 CV. Entre las principales virtudes de este propulsor turbodiésel de cuatro cilindros cabe señalar que transmite una importante suavidad de marcha con la que se obtiene una destacable sensación de confort.
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Si bien se agradecería una entrega de fuerza a bajas vueltas algo más enérgica, sus 250 Nm entre 1.500 y 2.750 rpm son suficientes para mover el vehículo con soltura. De hecho, su respuesta mejora a medida que sube de vueltas y ofrece un buen resultado casi hasta las 4.000 vueltas. El ahorro de combustible supone una de las virtudes del motor. Cuenta con un consumo homologado de 3,9 litros cada 100 km. Si bien es difícil lograr una media semejante, la cifra media que extrajimos de nuestra prueba fue de unos más que aceptables 5,1 l/100 km.
El propulsor está asociado a una caja de cambios automática DSG de doble embrague de siete relaciones. Además de contar con unos equilibrados desarrollos, cuenta una muy buena rapidez de respuesta. Con esta combinación mecánica, el León de cinco puertas es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 10,7 segundos, lo que no está nada mal para un motor diésel de su potencia.
Cómodo y estable
De cara a comentar el capítulo dinámico de la variante probada, es preciso considerar que el León integra la nueva plataforma de Volkswagen, denominada MQB. Asimismo, debe señalarse que no todas las versiones del modelo cuentan con el mismo sistema de suspensión. Aunque delante no hay variaciones entre las distintas alternativas, la suspensión trasera puede ser bien de brazos múltiples en las variantes más deportivas de la gama, bien de barra de torsión como sucede en la unidad que hemos probado.
En este caso, se percibe un tarado de suspensión más blando que antes, con un claro objetivo de abogar por el confort y contentar a un mayor número de conductores en detrimento, eso sí, de quienes busquen mayores sensaciones al volante. Al vehículo no le falta agilidad, lo que se demuestra al conducir por carreteras de montaña plagadas de curvas. La efectiva dirección, de tacto muy directo, remarca aún más esta faceta.
Esta versión Style incluye de serie la función de diferencial autoblocante electrónico XDS, que se encarga de frenar la rueda exterior delantera al afrontar virajes pronunciados a ritmo elevado. De esta forma se garantiza un alto grado de estabilidad. Ello se combina con un excelente nivel de comodidad, por encima del León anterior, pues estamos ante un vehículo que ha virado su rumbo hacia una filosofía más familiar. Esta evolución le lleva a absorber mejor las irregularidades del asfalto y, en definitiva, a plantear una mayor suavidad dinámica.
Conclusión
El nuevo León ha adoptado una línea estética exterior más sofisticada pero menos deportiva a la vez, factores que también se perciben dentro del habitáculo, donde se aprecia un paso al frente en calidad de acabados y equipamiento. Al mismo tiempo, su comportamiento dinámico ha sido concebido, sobre todo, en base al confort de marcha. Con el propulsor 1.6 TDI de 105 CV se logra un óptimo compromiso entre rendimiento y ahorro de combustible, pues posee una buena respuesta y registra un notable grado de eficiencia.
Quiero comprar un Seat León copa 1600 TDI 110 CV ,el coche está impecable de chapa y por dentro nuevo con todos los extras ,pero quiero que me asesoréis como van estos modelos . Ayer lo saqué a autovía para probarlo y es una maravilla,me lo venden por 8000 con transferencia y 1 año y 3 meses de garantía