Berlina con estilo propio
Estamos ante un automóvil que pretende fusionar segmentos para dar lugar a un vehículo diferente, hasta cierto punto. Pretende separarse del diseño de las berlinas clásicas para adoptar rasgos de cupé, lo que además se refuerza con un chasis más dinámico que el de su compañero Passat. Ello genera como resultado un coche más ágil y con un espíritu pensado para ir más allá de las rectas de autopista, hábitat característico de su popular hermano. Hemos probado el CC con el motor de acceso a la gama diésel, un 2.0 TDI en versión de 140 CV que aúna un buen rendimiento con un remarcable nivel de ahorro de combustible.
No es un vehículo que podamos considerar como económico. El precio de la unidad que hemos probado es de 36.920 euros sin contar opcionales, si bien hemos de tener en cuenta que cuenta con cambio automático y con un equipamiento bastante completo, sin olvidar su notable nivel de acabados. Entre sus principales rivales encontramos modelos como el Citroën DS5, el Audi A5 Sportback, el BMW Serie 3 o el Mercedes-Benz Clase C.
El diseño, su punto diferencial
En lo que respecta a las proporciones del Volkswagen CC tiene una longitud de 4,80 metros, mientras que su anchura es de 1,82 m y su altura, de 1,47 m. Anteriormente conocido como Passat CC, este modelo perdió el primer apellido para quedarse solo con las siglas que esconden el significado Comfort Coupe. Se trata de una interpretación de las clásicas berlinas, adoptando una silueta de cuatro puertas de corte cupé.
Elegancia y dinamismo son dos conceptos que se fusionan en el diseño del modelo alemán. Del frontal destaca la parrilla cromada con láminas transversales así como los faros bixenón, que vienen de serie. En general, las líneas horizontales protagonizan el frontal del vehículo, principalmente si nos fijamos en la integración de la parrilla con las ópticas. En la parte inferior encontramos una entrada de aire de importantes dimensiones.
Cuando nos fijamos en su vista lateral, apreciamos una silueta muy progresiva y las puertas sin marco, lo que resalta la superficie acristalada finalizada con una pequeña ventanilla triangular. De la zaga cabe destacar, sobre todo, el prominente paragolpes y una tapa de maletero que se integra a la perfección en la silueta del vehículo, además del diseño de las ópticas que hacen al modelo muy reconocible desde la distancia.
Interior de primera clase
En lo que respecta al puesto de conducción, hay que señalar que el asiento ofrece un buen nivel de sujeción y de comodidad general. Es fácil encontrar la posición más adecuada gracias a sus distintos reglajes electrónicos. Por su parte, el tablero está bien organizado y es fácil habituarse al uso de los distintos mandos de la columna central. El modelo alemán ofrece un gran nivel de acabados, con materiales agradables al tacto. Hay suficientes espacios para guardar pequeños objetos, aunque en este capítulo está algo por debajo del Passat.
La distancia entre ejes de 2,71 contribuye a que el espacio para las rodillas de los pasajeros de la segunda fila sea realmente bueno. No obstante, a causa del diseño exterior, el CC sacrifica algo de espacio en la segunda fila si lo comparamos con el Passat. Y es que la caída del techo, que brinda una imagen tan atractiva por fuera, provoca que la altura interior pueda resultar algo justa para personas de talla superior a la media. Dos adultos que no sean muy altos podrán viajar de forma bastante confortable en esta fila.
La plaza central no es muy cómoda, ya que el tamaño del túnel central es considerable y el mullido tanto del asiento como del respaldo, bastante más firme. En lo que respecta al maletero, éste dispone de un volumen total de 455 litros, lo que lo sitúa en una buena posición en este sentido.
El listado de equipamiento de serie incluye, desde el punto de vista de la seguridad, airbags frontales, laterales y de cabeza con sistema de cortina para plazas delanteras y traseras, detector de fatiga y control de estabilidad, entre otros elementos. El CC también integra, por otro lado, volante de cuero multifunción, palanca de cambios de cuero, asientos delanteros calefactables, tapicería de cuero con bandas centrales de Alcántara, inserciones decorativas en aluminio cepillado en la consola central, control de distancia de aparcamiento, retrovisores exteriores abatibles eléctricamente, avisador de cambio de marcha y llantas de aleación de 17 pulgadas. Opcionalmente, el vehículo cuenta con sistema de radio-navegación RNS 510 (1.905 euros) con pantalla táctil a color de 6,5 pulgadas, 8 altavoces, lector de MP3 y ranura para tarjetas SD y MMC.
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Equilibrando la balanza entre consumo y prestaciones
La gama de la berlina alemana solo ofrece una mecánica de gasóleo. Hablamos del motor 2.0 TDI de cuatro cilindros, disponible tanto en 140 como en 177 CV. Para esta prueba nos hemos decantado por la alternativa menos potente, que entrega un par motor de 320 Nm entre 1.750 y 2.500 rpm. Responde bien a bajos regímenes, aunque es a partir de las 1.800 vueltas cuando muestra realmente su empuje. Es evidente que no logra alcanzar el mismo nivel que la variante de 177 CV en materia de aceleración, pero alberga otras ventajas, sobre todo en el capítulo de la eficiencia.
En lo que se refiere a prestaciones, con este motor la berlina de Volkswagen consigue completar el 0 a 100 km/h en 9,8 segundos, mientras que su velocidad punta es de 212 km/h. Sin duda, la eficiencia es uno de los puntos fuertes de esta conocida mecánica de la marca germana. Si observamos la media homologada, vemos que registra 5,1 litros cada 100 kilómetros, con unas emisiones de CO2 de 134 g/km. Después de nuestra prueba, que incluyó tanto ciudad como carreteras interurbanas, de montaña y tramos de autovía, la cifra fue de unos ambiciosos 5,9 litros.
Para conseguir este buen nivel de ahorro de combustible, la versión que hemos probado incorpora de serie las tecnologías Bluemotion, entre las que se encuentra el sistema Start-Stop automático desconectable y el sistema de recuperación de la energía en las frenadas. En nuestra unidad, el motor está asociado a la caja de cambios automática opcional de doble embrague DSG de seis velocidades, que se distingue por su suavidad y rapidez de cambio. Tras el volante contamos con unas levas con las que podremos manejar el modo secuencial de forma sencilla y ergonómica.
Más dinámico que el Passat
La variante que hemos conducido monta el tren de rodaje deportivo (tal y como lo denominan en Volkswagen) de serie, a diferencia de las versiones más potentes de la gama tanto en gasolina como en diésel, que disponen de la suspensión DDC de dureza variable. Atesora un alto grado de confort de marcha debido a su notable capacidad de absorción de las irregularidades de la carretera, lo que genera una importante sensación de suavidad. Ello se consigue gracias a un tarado de suspensión no demasiado firme, que encuentra un buen equilibrio entre comodidad y estabilidad.
Y es que cuando conducimos por zonas reviradas, el automóvil reduce casi al mínimo las oscilaciones de carrocería y actúa con eficacia en los cambios de apoyo. Si bien su chasis no se marca horizontes excesivamente deportivos, sí que muestra un mayor dinamismo que el Passat. También destaca la suavidad de la dirección, cuyo tacto directo le aporta un toque adicional de agilidad y precisión al vehículo.
Al mismo tiempo, debemos comentar que transmite un gran aplomo cuando rodamos por rectas de autovía, por las que los kilómetros transcurren sin que apenas nos demos cuenta. La insonorización interior cuando superamos los 100 km/h es uno de los peros que le encontramos ya que, en términos aerodinámicos, no es todo lo buena que cabría esperar de una berlina de esta categoría. Por debajo de esta velocidad es otra cosa, ya que el nivel de ruido procedente del motor que nos llega al habitáculo es muy bajo.
Conclusión
El CC es un modelo que intenta atraer a aquellos conductores que buscan una berlina pero que no se conforman con las líneas clásicas. La silueta de este Volkswagen, de inspiración cupé, le da un toque bastante más dinámico y deportivo comparándolo con un Passat convencional. Por lo demás, Volkswagen recurre a un chasis muy equilibrado que busca el confort por encima de todo, aunque acompañándolo por un aporte adicional de diversión al volante. En el conjunto motor-cambio que hemos probado obtenemos unos resultados más que destacables si analizamos el compromiso entre rendimiento y eficiencia. La notable calidad de acabados en el habitáculo culmina las virtudes de un automóvil que, por otra parte, obliga a aceptar ciertos sacrificios debido al diseño de la parte trasera.
Le quiero decir al señor q comento q este coche es muy caro en España a causa de nuestros salarios. Segun él se solventaria ese problema si nuestros politicos cobraran en rekaccion a su produccion