Origen USA
Todas las marcas se encuentran en plena renovación de su gama de producto, especialmente si éste está centrado en el segmento de los SUV o todocaminos, y Ford no va a ser menos. Después del lanzamiento del Ford Ecosport y del nuevo Ford Kuga, la marca americana ha decidido comercializar ahora en Europa uno de los SUV que desde 2006 se vende en EE.UU: El Ford Edge.
El modelo que ya ha llegado a los concesionarios españoles corresponde a la segunda generación del Edge, que se renovó hace un año. Comparte plataforma y parte del look de su carrocería con el Ford Mondeo y el Ford S-Max.
El Ford Edge es el SUV más grande que la firma americana comercializa en Europa, y se posiciona por encima del Kuga en tamaño y precio. Mide 4,80 metros de longitud, 2,18 de ancho y 1,70 de alto. Es 28 centímetros más largo que el Ford Kuga, es más grande que un Hyundai Santa Fe, un Jaguar F-Pace o un Audi Q5, aunque no llega a las medidas de un Audi Q7. Tiene un tamaño similar al de un Mercedes-Benz GLE o un BMW X5, otros de sus competidores en el segmento de los SUVs de medio y gran tamaño.
La estética de este Ford es muy atractiva, desde mi punto de vista. Hereda el Kinetic Design característico de los últimos modelos lanzados por Ford, y que podéis ver en detalles como el frontal con la gran parrilla trapezoidal y los afilados y agresivos faros LED (opcionales), las marcadas líneas de la cintura o el diseño de las ópticas traseras, con tecnología LED de serie. Estas ópticas recorren todo el ancho del portón, creando una firma lumínica característica.
El empaque del coche es notable, luce un aspecto robusto y llamativo. El Edge que hemos conducido tiene acabado Sport, que monta un kit deportivo formado por molduras en la parte inferior de la puerta, aleta y lateral de color carrocería, suspensión deportiva y llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/45. Además, está pintado en un bonito color Naranja Eléctric Spice, que lo hace todavía más llamativo.
Sinergias en el habitáculo
El interior no es tan original. De hecho, el salpicadero es parecido al del Ford Mondeo y calcado al de un Ford S-Max. El diseño es bastante convencional, poco arriesgado. Pero esto no es una crítica, ya que en la misma proporción este diseño es atemporal, le cuesta pasar de moda. La información digital se centra en la pantalla TFT de 8” del sistema Sync 2 colocada en el centro del salpicadero y que se maneja exclusivamente de forma táctil (no hay pulsadores alternativos). Tiene unos menús bastante intuitivos y unos gráficos agradables.
Hay una segunda pantalla del cuadro de instrumentos, entre los relojes, bien resuelta y que visualiza los principales datos de la conducción.
Por debajo de la pantalla central se sitúa el dial y los mandos del control del equipo de música Sony con 12 altavoces y un subwoofer. A derecha e izquierda podéis ver una ristra de botones que accionan el sistema de aire acondicionado y los calefacción de las lunas delanteras y traseras, entre otras. Más abajo están los pulsadores del climatizador.
Está claro que Ford sigue confiando, aunque parcialmente, en un diseño a base de botones, uno para cada función, y se resiste a centrarlo todo en pantallas digitales táctiles y sensores de presión. Es una opción respetable, aunque personalmente creo que estos pulsadores hacen el diseño de la consola central más complejo de lo esperado. Las tendencias en diseño de interiores parecen ir en otro sentido, la verdad.
Como contrapunto a esto que os comento, el Ford Edge equipa un sistema que permite a los pasajeros activar el teléfono, manejar el climatizador o el navegador con simples órdenes de voz.
La versión con acabado Sport que hemos conducido equipa de serie sistema de entrada y arranque sin llave, climatizador bizona, asientos delanteros deportivos con regulación eléctrica, freno de mano electrónico y asistente de aparcamiento, entre otros. Pocas cosas se encuentran a faltar, aunque sí que son mejorables la disposición y forma de algunos de los huecos para depositar objetos que se reparten por el habitáculo.
El que está justo por delante de la palanca de cambios tiene una buena capacidad, pero es algo incómodo acceder a él. Como también lo es la bandeja oculta detrás de la consola, útil para esconder algunas cosas, pero de difícil acceso. Mucho mejor es la bandeja central, con tal capacidad que es capaz de albergar una Tablet. Encima del salpicadero tenemos otra bandeja con tapa, útil para guardar la cartera mientras se conduce, por ejemplo.
En este tablier abunda el color negro de los plásticos, algunos de ellos de tacto demasiado rígido y no del todo bien ajustados con el resto de elementos decorativos (podéis ver algún ejemplo en el video). Aún así, la sensación de calidad percibida es correcta.
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Posición elevada
Sentados frente al volante la posición es muy elevada, casi al nivel de un todoterreno. No obstante, la visibilidad es mejorable hacia atrás (como en la mayoría de sus rivales) y sobre todo, es precaria en el ángulo frontal izquierdo, donde el grosor del pilar A junto con el tamaño del retrovisor izquierdo dejan una zona muerta bastante grande.
La sensación de espacio en las plazas delanteras es muy buena, pero todavía es mejor en las traseras, en las que el túnel de transmisión molesta poco. Esto permite que tres adultos viajen atrás con un nivel de comodidad óptimo, sobre todo los que se sientan en las esquinas, cuyas butacas pueden reclinar el respaldo. El buen equipamiento del coche se nota en detalles como la calefacción para esta segunda fila o las diversas tomas de corriente para conectar cualquier dispositivo.
Y vamos al maletero. Nuestra unidad de pruebas equipaba portón de apertura y cierre eléctricos y también de apertura y cierre pasando el pie por debajo del paragolpes. Este sistema es cada día más popular y muy útil cuando te acercas cargado de bultos al coche y no tienes ninguna mano libre para darle a la llave. La capacidad de este maletero es de 602 litros, en la línea de su segmento, un poco a la baja. BMW X5, Mercedes-Benz GLE o Jaguar F-Pace ofrecen un poco más de capacidad.
Si abatimos los asientos, la capacidad total hasta el techo es de 1.847 litros. Es un maletero muy aprovechable, ya que lsus paredes tienen formas poco intrusivas, y cuentan con zonas de almacenaje. Hay ganchos para anclar bolsas o redes de sujeción además palancas para abatir los respaldos de la segunda fila en una sola operación. En este coche no hay opción de instalar una tercera fila de asientos, a pesar del espacio disponible. Para ello, Ford ofrece el S-Max, el monovolumen estrella de la casa.
Refinado diésel
El motor diésel que equipa este Ford es compartido con el grupo PSA, y se caracteriza por su buen funcionamiento a cualquier régimen y su bajo ruido mecánico. Se vende con dos niveles de potencia: 180 o 210 CV, esta última la correspondiente al coche que veis en las fotos. Esta versión más potente va unida sí o sí a un cambio automático Powershift de seis velocidades, de tipo doble embrague.
Es un cambio rápido y preciso en la inserción de las marchas en aceleración, pero que se mostró en momentos puntuales muy perezoso a la hora de reducir a una marcha inferior. No se arriesga a que provoques un sobrerrégimen, ni aunque optes por la posición “S”, que en teoría, debería dar algo más de margen para jugar con las relaciones a altas vueltas. Es perfecto para una conducción normal y relajada, pero parece perder aptitudes cuando avivas el ritmo.
En cualquier caso, el Ford Edge no es un SUV con un espíritu deportivo como el que podría tener una versión completamente equipada de un Audi Q5 o un BMW X5, por ejemplo. Su motor de 210 CV, aunque tiene un funcionamiento muy agradable y se nota cargado de par, no es demasiado excitante. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos, cuando todos sus rivales hacen mejores registros con algunos caballos menos en sus propulsores.
Este es un SUV ideal para largos viajes, para circular por autopista y vías rápidas a medio régimen, disfrutando de su calidad de rodadura. Su carrocería apenas balancea al apoyar en curva, gracias a la rigidez y eficacia de sus suspensiones. Y la dirección es directa, precisa y bastante informativa, algo que contribuye al placer y la seguridad al volante. Sorprende la sensación de agilidad y ligereza que transmite este chasis, sin duda uno de los puntos más positivos del Edge.
Además, es un SUV muy bien insonorizado, hasta el punto de que cuenta con un mecanismo que anula los ruidos indeseados dentro del habitáculo mediante el uso de unos micrófonos en el techo que recogen y emiten ondas sonoras que los contrarrestan. Es lo que Ford denomina Control Activo de Ruido.
Completo equipamiento de seguridad
La avanzada tecnología está muy presente en este SUV, que no olvidemos que es el buque insignia de la marca en el segmento. Equipa asistente pre-colisión con detección de peatones, faros LED con sistema de iluminación frontal adaptativa, limitador inteligente de velocidad, alerta de ángulo muerto, reconocimiento de señales de tráfico o asistente de mantenimiento de carril.
La unidad probada tiene un precio de tarifa de 51.925 euros, que con algunos extras (color especial de carrocería, tapicería de cuero perforado, sensores y asistente de aparcamiento, entre otros) se va a 53.825 euros.
Está claro que este SUV no tiene como prioridad competir en precio frente a sus rivales, ya que el importe final puede ser considerable.
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