El invierno climatológico que acaba de comenzar trae consigo temperaturas gélidas y paisajes blancos que pueden ser encantadores, pero también representan un reto para los automovilistas, además de algunos riesgos para los que hay que prepararse. En este sentido, retirar la nieve o el hielo acumulado sobre el coche de manera inapropiada puede dañar la pintura, los cristales o incluso los sistemas mecánicos del vehículo.
En este artículo puedes conocer las técnicas correctas para evitar esos desperfectos y garantizar un uso seguro del coche durante los meses más fríos. A continuación, te presentamos cinco recomendaciones esenciales.
Al aparcar, escobillas en posición vertical
Antes de que caiga la nieve sobre tu vehículo estacionado, coloca los limpiaparabrisas en posición vertical, también conocida como "posición de servicio" (se llama así porque es la forma en la que se reemplazan sus gomas). Esta acción previsora evitará que se adhieran al cristal por acción del hielo y hará más fácil tanto su limpieza como la del parabrisas.
Además, así evitarás daños en las escobillas, en el mecanismo que las acciona y en el propio vidrio. Pero ojo, consulta antes el manual de usuario de tu modelo para saber cómo elevarlos sin romperlos. En coches modernos, hay que llevar cuidado con esta operación.
Activa el motor y el calor hará su "magia"
Si no cuentas con herramientas concretas para eliminar el hielo, puedes recurrir al calor interno del coche para transferirlo hacia fuera con un poco de paciencia. Sólo tienes que poner en marcha el motor y, tras unos minutos, activar la calefacción, priorizando la salida de aire hacia el parabrisas.
El aumento gradual de la temperatura en el habitáculo y en el compartimento del motor calentará el cristal delantero y ayudará a derretir el hielo que se haya formado sobre el mismo, facilitando su retirada de manera segura.
Protege tu coche con una funda o lona
Anticiparse a la nieve es clave, de modo que utilizar una funda o cobertura que tape completamente el vehículo evitará que la nieve y el hielo se acumulen directamente sobre su superficie (carrocería y acristalamiento), evitando que sufra daños al tener que retirarlos o debido a la acción del propio frío.
Si no dispones de una lona específica para tu automóvil, siempre puedes colocar un plástico o protección impermeable improvisada sobre el parabrisas para minimizar los efectos de la helada y agilizar la limpieza a posteriori. ¡Ahorrarás mucho tiempo!
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Cepillo suave y rascador: mejores aliados
Para eliminar la nieve sin comprometer la carrocería o los cristales, utiliza un cepillo de cerdas suaves y un rascador de plástico diseñado para el hielo. Estos accesorios, que son tan asequibles como fáciles de guardar en el maletero (e incluso en algún hueco portaobjetos de la cabina), te ayudarán a evitar arañazos indeseables mientras despejas el vehículo.
Recuerda nunca emplear herramientas metálicas, ya que existe una alta probabilidad de que dejen marcas permanentes. En cualquier hipermercado o tienda especializada en automoción puedes encontrar objetos como estos.
Líquido anticongelante, no agua caliente
Cuando la capa de hielo es demasiado espesa para retirarla manualmente (esto ocurre normalmente cuando el coche ha estado a la intemperie varios días), opta siempre por un líquido anticongelante específico para parabrisas. Este producto ayuda a disolverlo de manera eficaz y sin dañar el vidrio.
Si prefieres una solución casera, mezcla dos partes de alcohol de limpieza con una de agua, pero por favor, evita a toda costa usar agua caliente para fundir el hielo, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden provocar fisuras en los cristales.
