Tras la catástrofe sufrida en Valencia a finales de octubre de 2024, se ha puesto de relieve que las inundaciones representan una amenaza incluso para el mercado de vehículos de segunda mano. Miles de coches dañados por el agua pueden acabar en circulación, como de hecho ocurre en otros países tras episodios parecidos al que recientemente asoló el Levante español, y los compradores deben ser cautelosos para que los vicios ocultos no vacíen su cartera.
En vista de la preocupación que existe sobre el mercado de ocasión desde hace unas semanas, este artículo explica cómo identificar un coche afectado por una inundación y qué considerar antes de adquirirlo, aunque ya te anticipamos que no suele ser una buena inversión. ¡Que no te den gato por liebre!
Los grandes riesgos de los coches inundados
El agua puede causar deterioros irreparables en vehículos, desde problemas mecánicos hasta fallos en sistemas eléctricos (más habituales), y los efectos tras una inundación pueden tardar meses en manifestarse. Muchos de estos automóviles se ponen a la venta sin que el comprador sepa su historia, ya que empresas con pocos escrúpulos ocultan desperfectos o enmascaran señales clave para su detección.
Por ello, es fundamental que los compradores examinen el coche en detalle, prestando especial atención a signos de humedad, como olores a moho, tapicerías muy nuevas en coches antiguos y corrosión en áreas clave como bisagras o resortes de asientos (chasis y carrocería no la sufrirán normalmente salvo que hayan estado en contacto con agua salada).
Identificando un vehículo dañado por el agua
Detectar un coche afectado por una inundación requiere atención a ciertos detalles, si bien algunos pueden estar camuflados de algún modo por la compañía o la persona física que vende el producto en cuestión:
Malos olores en el habitáculo: un aroma a moho muy persistente puede indicar la presencia de humedad. En este sentido, encender el sistema de aire acondicionado es clave, ya que los equipos contaminados son difíciles de limpiar por completo.
Rastros de humedad visible: faros empañados, moho en el maletero o en la rueda de repuesto, así como corrosión en piezas como los pestillos y pernos pueden ser indicadores claros. No hay que olvidar revisar en profundidad la moqueta del suelo.
Rastros de humedad invisible: hay componentes o partes de los mismos que, por lo general, quedan ocultos a la vista. Comprueba todo el recorrido de los cinturones de seguridad, el doble fondo del maletero, debajo de la rueda de repuesto y revisa los elementos metálicos (busca óxido).
Tapicerías en estado impecable: con asiduidad, la tela o el cuero de los asientos de un automóvil que se ha inundado se reemplaza por textiles nuevos. A veces incluso se cambian asientos completos. Un volante perfecto también motivo de sospecha.
Diferentes fallos eléctricos: los sistemas "modernos", que van desde las ventanillas automáticas hasta los ordenadores de a bordo, son particularmente vulnerables al agua. Verificar su correcto funcionamiento antes de comprar es imprescindible.
Informe del historial del vehículo: resulta una poderosa herramienta, casi un seguro de adquisición. Varias empresas, como Carvertical o Carfax, pueden indicar si un coche ha estado en áreas afectadas por desastres naturales y si se ha reparado. Aquí te contamos cómo solicitar el informe del vehículo.
¿Vale la pena comprar un coche inundado?
Cuando suceden las desgracias es común que aparezcan especuladores que intentan montar negocios a costa de las pérdidas económicas de los demás, sin advertir de los riesgos que comporta comprar sus productos. De este modo, siempre es conveniente acudir a profesionales que ofrezcan garantías al interesado.
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Adquirir un vehículo afectado por una inundación puede parecer una ganga, pero los riesgos suelen superar los beneficios con creces. Los costes de reparación pueden ser altísimos y los problemas persistentes, además de lo más importante: el coche puede volverse inseguro durante su conducción. En caso de duda, consultar a un mecánico de confianza es esencial para evaluar profundamente el estado real del vehículo.
Con todo, el consejo de los expertos en la materia es muy claro: aunque un coche luzca aparentemente impecable, los daños ocultos pueden ser devastadores para tu cuenta corriente. Así pues, resulta mucho mejor "invertir" en un vehículo con un historial limpio para evitar futuros quebraderos de cabeza.