En España, el adelantamiento en carreteras convencionales representa una de las maniobras más peligrosas y con mayor siniestralidad en las vías interurbanas. Según el estudio realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con la FESVIAL, casi 600 personas fallecieron y más de 14.000 resultaron heridas en accidentes por adelantamientos entre 2013 y 2022.
Aunque la reciente normativa, que eliminó el margen de 20 km/h adicionales para adelantar, ha conseguido reducir el número de accidentes con víctimas (-6,1%) y de fallecidos (-8,5%) en vías convencionales, la percepción de los conductores sigue siendo negativa, con un 46% que afirma no cumplir esta norma. A continuación os detallamos los puntos claves de este informe presentado recientemente.
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La primera norma: 200 metros, 8 segundos
El riesgo de adelantamiento en carretera convencional se condensa en dos cifras clave: 200 metros y 8 segundos. Es la distancia media necesaria para realizar un adelantamiento a una velocidad adecuada, y el tiempo durante el cual se ocupa el carril contrario. Según los expertos, estos parámetros son críticos para evitar accidentes, ya que cualquier error en la estimación del espacio o del tiempo puede resultar fatal.
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Contexto y normativa
El adelantamiento en vías convencionales está regulado por el Reglamento General de Circulación, el cual estipula que la maniobra debe realizarse por la izquierda, manteniendo una velocidad notablemente superior al vehículo adelantado y siempre respetando la separación mínima de 1,5 metros cuando se adelantan ciclistas o motociclistas. Además, está prohibido adelantar en tramos con visibilidad reducida, curvas pronunciadas o pasos de peatones. Sin embargo, el estudio revela que el 49% de los conductores admiten haber superado los límites de velocidad durante un adelantamiento, y el 30% reconoce haber adelantado en línea continua, lo que subraya la falta de cumplimiento de la normativa vigente.
La accidentalidad en los adelantamientos a examen
Durante el periodo analizado (2013-2022), se registraron más de 13.500 accidentes con víctimas relacionados con adelantamientos en vías convencionales. De estos, 569 personas fallecieron, lo que representa un 4% del total de fallecidos en accidentes de tráfico. Además, los adelantamientos se posicionan como la tercera variable más peligrosa en la siniestralidad vial, por detrás del exceso de velocidad y el consumo de alcohol.
Por provincias y tramos peligrosos, las provincias con mayor siniestralidad en adelantamientos son Baleares, La Rioja y Murcia, con una tasa muy superior a la media nacional del 2,5%. En contraste, comunidades como Cataluña, Madrid y el País Vasco presentan las menores cifras de accidentalidad. Entre los tramos más peligrosos destacan la N-232 en Zaragoza (km 204-221), la N-230 en Huesca (km 135-139) y la TF-66 en Tenerife (km 1-9), donde se concentran los mayores índices de mortalidad.
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El informe señala varias causas detrás de estos accidentes, como la falta de visibilidad en curvas y cambios de rasante, el exceso de velocidad y la impaciencia de algunos conductores que reducen la distancia de seguridad. Los choques frontales son los más graves, con una probabilidad de muerte superior al 90% en colisiones a 100 km/h. En cuanto a soluciones, el estudio propone aumentar las sanciones por adelantamientos peligrosos, mejorar la señalización y prohibir la circulación de ciclistas en tramos sin carril específico para ellos.
Encuestas a la población: ¿qué opinan los españoles?
El estudio realizado por la Fundación Línea Directa revela un panorama preocupante en cuanto a la percepción y el comportamiento de los conductores españoles ante la normativa que regula los adelantamientos en vías convencionales. La disonancia entre el marco legal y su aceptación entre los automovilistas es evidente: mientras que solo el 19% de los conductores respalda expresamente la eliminación de los 20 km/h adicionales para adelantar, un 54% mantiene la creencia de que esta medida no contribuirá de manera efectiva a reducir la siniestralidad en las carreteras.
Este escepticismo, además, se acompaña de un incumplimiento manifiesto de la normativa, ya que un significativo 46% de los encuestados admite no respetarla, generando una clara dicotomía entre la ley y su aplicación práctica.
Este distanciamiento entre la normativa y el comportamiento de los conductores se agrava por la agresividad percibida en las maniobras de adelantamiento. Un 70% de los encuestados asegura haber experimentado situaciones de acoso por parte de otros vehículos al intentar adelantar, lo que subraya la tensión y el estrés inherentes a estas maniobras, especialmente en tramos de vías convencionales. Además, 2 de cada 3 conductores han vivido momentos de riesgo explícito durante los adelantamientos, lo que sugiere una dinámica de conducción marcada por la impaciencia y el incumplimiento de las normativas de tráfico que priorizan la seguridad.
Los datos desglosados en el informe son reveladores: el 49% de los conductores admite haber superado los límites de velocidad durante un adelantamiento, mientras que un 30% confiesa haber realizado la maniobra en tramos donde la línea continua prohíbe expresamente dicha acción. Estas prácticas no solo contravienen las normativas vigentes, sino que incrementan de manera exponencial el riesgo de sufrir o provocar un accidente, al reducir drásticamente el margen de maniobra y aumentar la probabilidad de colisiones frontales o laterales.
Este tipo de comportamiento, lejos de ser anecdótico, parece estar profundamente arraigado en la cultura vial española, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad de las campañas de concienciación y la capacidad de las medidas punitivas actuales para corregir estas tendencias.
En este contexto, cabe preguntarse si las sanciones actuales y las medidas de control son suficientes para modificar una conducta que parece estar condicionada no solo por la percepción de riesgo, sino también por la presión social que implica la necesidad de "no quedar atrás" en el tráfico. Además, el hecho de que el 12% de los conductores considere que los accidentes derivados de los adelantamientos serán más graves independientemente de la nueva normativa, refuerza la percepción generalizada de que las medidas adoptadas no logran abordar el problema desde su raíz.
En resumen, el estudio sobre la accidentalidad en adelantamientos en carreteras convencionales realizado por la Fundación Línea Directa ofrece una radiografía precisa de los riesgos asociados a esta maniobra. Aunque la normativa de 2022 ha tenido un impacto positivo en la reducción de accidentes, aún queda mucho por mejorar en cuanto al cumplimiento de la ley y la concienciación de los conductores. La metodología empleada en este estudio incluyó el análisis de todos los accidentes por adelantamientos en vías convencionales en la última década, así como una encuesta a 1.700 conductores.
Los resultados subrayan la importancia de una mayor educación vial y de medidas más estrictas para reducir las cifras de siniestralidad en nuestras carreteras.
