El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, declaró la semana pasada que el Gobierno de Alemania no aceptará los planes de la Unión Europea para prohibir efectivamente la venta de automóviles nuevos con motores de combustión a partir de 2035. Lindner, que pertenece al Partido de los Demócratas Libres que gobierna el país en coalición con los Socialdemócratas y los Verdes, explicó en un evento organizado por la asociación de la industria de Alemania (BDI) que siguen existiendo nichos para los motores de combustión y que por lo tanto la prohibición absoluta es incorrecta y su Gobierno no está de acuerdo con una posible legislación europea al respecto.
Estas afirmaciones sorprenden teniendo en cuenta que el nuevo Gobierno alemán declaró en marzo, por boca de la ministra de medio ambiente Steffi Lemke, su completa adhesión a la propuesta de la Comisión Europea recientemente aprobada por el Parlamento que prevé el fin de la comercialización de vehículos con motores de combustión en 2035. Lemke incluso cerró la puerta a la posibilidad de que se comercializarán a partir de esa fecha vehículos con motores alimentados por combustibles sintéticos, tal como habían solicitado algunos fabricantes alemanes, y solo preveía algunas excepciones para vehículos muy concretos como ambulancias o tractores, por ejemplo.
Ahora, Lindner ha contradicho a su compañera de gabinete y planea convertir a Alemania en uno de los países que exija una nueva negociación al respecto. Alemania no es el primer país que se pronuncia, aunque solo sea parcialmente, en contra de la prohibición de vender vehículos térmicos más allá de 2035. Otros países como Italia, Portugal, Eslovaquia, Bulgaria y Rumanía han pedido que la entrada en vigor de esta medida se retrase al menos 5 años. Estos países aceptarían una reducción del 90% del CO2 emitido en 2035 y el 100% en 2040. Cabe recordar que la Unión prevé una reducción del 55% de las emisiones en 2030.
Estos países se alinearían así con la enmienda presentada por el Partido Popular europeo y que fue rechazada en la votación en la Eurocámara y que buscaba dejar cierto margen de maniobra a la industria del automóvil ya que, según los diputados conservadores, aquellos países cuyas economías dependen en gran medida de la industria del automóvil, entre ellos España, deberían tener más tiempo para adaptarse y encontrar soluciones puesto que la eliminación acelerada de los automóviles de gasolina y diésel podría poner en riesgo más de medio millón de puestos de trabajo En Europa.
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En Italia generó un cierto revuelo que la Comisión Permanente del país en la Unión Europea en Bruselas enviará correos electrónicos a los eurodiputados italianos pidiéndoles el voto favorable para la enmienda del Partido Popular Europeo, algo que fue muy criticado por las asociaciones favorables a la prohibición en 2035 y por algunos eurodiputados de otros países.
Los planes se fueron a no se sabe donde, ahora replantearse las decisiones mal planificadas, me parece que llegará tarde.
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