Nadie pone en duda el carácter histórico del Salón del Automóvil de Barcelona, próximo a celebrar su centenario. Pero el desgaste sufrido ante la durísima competencia europea (Frankfurt, París y muy especialmente Ginebra) ha ido arrinconando a la muestra española hasta asomarla al vértigo de la irrelevancia.
Dicen que el miedo agudiza los sentidos; y tal vez por ello los responsables del evento, liderados por Enrique Lacalle, han tirado de ingenio para rejuvenecer el espíritu del salón catalán de manera que, en vez de aferrarse al pasado, se lance a sentir el futuro. De ahí su nueva denominación como Automobile Barcelona, y de ahí su desdoblamiento entre un tradicional motorshow y un congreso de exposición y debate acerca de las nuevas tecnologías aplicadas al automóvil, bautizado como Connected Hub y celebrado durante los días 11 y 12 de mayo.
La mayoría de actividades tuvo lugar en el espacio Innovation Square, dividido entre una zona general de exposición (con presencia de diferentes empresas del sector, además de la Dirección General de Tráfico), la 4YFN Startup Villlage (auspiciada por la plataforma de negocios 4 Years From Now perteneciente a Mobile World Capital Barcelona) y las salas Inspiration Arena 1 y 2, donde se desarrollaron diferentes charlas, coloquios y mesas redondas además de la propia inauguración del evento. De la lista de ponentes del mundo de la automoción cabe destacar al presidente de SEAT, Luca De Meo, al CEO de PSA en España y Portugal, Christophe Mandon y al Director comercial de Lynk & Co, Henrik Svensson. También participaron numerosos directivos de compañías tecnológicas como Cabify, Drivi, SocialCar, BlaBlaCar, Llollo, Waze, Ericsson, Telefónica, Oracle, IBM y Facebook, entre otras.
Las temáticas elegidas abordaron cuestiones relacionadas con el futuro de la automoción: conducción autónoma, movilidad urbana y colaborativa, carsharing, big data, conectividad, seguridad y sostenibilidad. En suma, nos encontramos con algunas propuestas interesantes pero sobre todo con muchas preguntas pendientes de respuesta. La industria se está esforzando por descubrir en qué punto confluirán las nuevas tecnologías con la industria del automóvil, la preservación del medio ambiente y la fría realidad económica; y aunque se percibe una clara determinación por parte de los actores implicados, parece que el camino hacia el coche del mañana (eléctrico, autónomo y conectado) no será tan llano como nos gustaría.
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En cualquier caso, podemos aplaudir la iniciativa de haber desdoblado el Salón de Barcelona con el objetivo de cuando menos tratar de compensar sus carencias de producto -que han sido muchas y notables- aportando una nueva dimensión a su oferta de actividades.
De aquí en adelante, el único problema está en que la Ciudad Condal sirve como sede tanto del propio Automobile Barcelona como del Smart City Expo World Congress como también, por supuesto, del Mobile World Congress. ¿Tendrá sentido que todos ellos dediquen espacio a la movilidad del futuro? Y en caso contrario, ¿cuál será el elegido por la industria?