El Parlamento Europeo ha aprobado hoy por 340 votos a favor, 279 en contra y 21 abstenciones la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la venta de coches que generen emisiones de cualquier tipo en el año 2035. Esto significa que, tras el acuerdo al del Consejo Europeo, la Eurocámara y la Comisión Europea que ya había sido aprobado en junio del año pasado por los estados miembros a propuesta de la propia Comisión, en 2035 estará prohibido vender en el territorio de la Unión Europea coches con motor de combustión interna lo que afecta a los vehículos propulsados por cualquier derivado del petróleo: diésel, gasolina, GLP, GNC, híbridos e híbridos enchufables. La única posibilidad de que este acuerdo quede en suspenso es que alguno de los 27 países miembros que ahora deben ratificarlo se posocione en contra. Italia es el país que más dudas genera de cara a la aprobación definitiva.
Antes de esa fecha, en el año 2030, los fabricantes de automóviles deberán conseguir una reducción de las emisiones contaminantes del 55 % para los turismos y del 50 % para las furgonetas con respecto del año 2021. La idea final que persigue la Unión Europea con este acuerdo es que en 2050 el continente consiga la neutralidad de CO2. Europa será el primer territorio supraestatal que en el año 2035 prohibirá la comercialización de vehículos de combustión. La prohibición de circulación de este tipo de vehículos podría aprobarse para el año 2050.
En la práctica, esta prohibición afectará a todos los tipos de vehículos actuales excepto los eléctricos de batería, a los de pila de combustible alimentada por hidrógeno y a las posibles nuevas tecnologías que garanticen emisiones cero y que aparezcan antes de esa fecha. Los fabricantes deberán, por lo tanto, orientar sus nuevos productos hacia la electrificación completa, de modo que es muy probable que la oferta de vehículos 100% eléctricos se anticipe unos años con respecto a 2035. En este sentido, son ya muy numerosos los fabricantes que han anunciado que solo venderán coches eléctricos en Europa antes de esa fecha. Algunos se han puesto como fecha tope 2028, otros 2030 y otros 2033.
El Parlamento se suma, de este modo, al mensaje enviado por los organismos continentales hace unos meses a los fabricantes y a los consumidores de que Europa adopta de manera definitiva el cambio hacia la movilidad de emisiones cero. Los responsables políticos de la iniciativa sostienen que esta medida allana el camino para una industria automovilística moderna y competitiva en la UE al tiempo que subrayan que este cronograma permitirá a los fabricantes alcanzar este objetivo con facilidad. El Grupo Socialista se ha posicionado a favor de la medida mientras que el Grupo Popular Europeo ha votado en contra aduciendo que con esta imposición los coches serán más caros y se perderán puesto de trabajo en la industria europea.
La Unión ya aprobó en su momento mantener el mecanismo de incentivos reguladores para los vehículos de cero emisiones hasta el año 2030 y se apunta que existe la posibilidad de que la UE redacte una propuesta para dar validez a aquellos vehículos que funcionen con combustibles neutros en CO2, lo que da una pequeña esperanza a los combustibles sintéticos en los que trabajan algunas marcas y algunas empresas petroleras.
El pacto incluye una cláusula de revisión bianual con una primera entrega en el año 2026 que permita evaluar el progreso efectuado para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones del 100% y si es necesario revisar o no los objetivos de 2030. Esta cláusula debe, además, analizar el impacto de la decisisón en los consumidores y en el empleo y observar la evolución del mercado de vehículos de segunda mano. Además, se han reforzado otras disposiciones como la de reducir el tope de los créditos de emisiones que los fabricantes pueden recibir por eco-innovaciones que reduzcan de manera verificable las emisiones de CO2 hasta 4 g/km anuales desde 2030 hasta 2034 (actualmente el límite es de 7 g/km por año). Finalmente, el acuerdo mantiene una excepción para los constructores de pequeño volumen hasta finales del 2035, de modo que, por ejemplo, los fabricantes de superdeportivos podrán seguir comercializándolos hasta que entre en vigor la normativa de emisiones cero.
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La unión de fabricantes europea, la ACEA urgió en su momento a los legisladores europeos a desplegar políticas que faciliten las condiciones para esa movilidad de emisiones cero. El presidente de ACEA (y de BMW), Oliver Zipse, manifestó que “la industria automovilística europea está lista para ofrecer esa movilidad de cero emisiones, pero, para ello, hace falta disponer del marco adecuado y eso incluye abundancia de energías renovables, una infraestructura pública y privada de recarga a la altura de las necesidades y acceso a los materiales raros para producir las baterías”.
Los fabricantes se ofrecen a la Unión Europea para trabajar conjuntamente en el desarrollo de esas políticas que permitan fabricar coches eléctricos a precios asequibles, mitigar el impacto en el empleo y facilitar a los ciudadanos europeos una recarga sencilla y rápida de sus vehículos. Para el presidente de ACEA “Europa necesita cadenas de suministro estables en elementos críticos como las baterías y los materiales raros” y reclama que se revisen las regulaciones sobre las emisiones de CO2 durante el periodo de transición para verificar el desarrollo de las infraestructuras de recarga necesarias y que los precios de los materiales para la fabricación de los coches eléctricos se convierten en asequibles. ACEA se felicita asimismo de que no se cierre la puerta a los combustibles sintéticos.
Por su parte, las ONG partidarias de la decisión destacaron como clave que Europa sea capaz de desarrollar su propia industria de baterías para poder competir en un plano de igualdad en el desarrollo de las tecnologías eléctricas. En este sentido criticaron el hecho de que China se ha beneficiado de años de subsidios y ayudas directas a su industria y, gracias a ello, está creciendo en cuota de mercado en Europa mientras que, en Estados Unidos la nueva ley Inflation Reduction Act da ventaja a las marcas locales sobre las europeas.
Es muy triste ver por el camino que estamos yendo, y más cuando está más que claro que es imposible que todos los coches que hay hoy en día, sean eléctricos. Así ya se ve que solo lo tendrán los ricos...