El objetivo de esta aventura solidaria, de dos intensos días de duración, es conseguir un Land Rover Defender 110 SW para una de las 7 fundaciones que participan. Se trata de compartir, competir y convivir respetando el medio ambiente. Para lograr este coche que será donado por Land Rover, los 42 participantes se agrupan integrando equipos de seis personas que representan a cada una de las fundaciones, distribuidos en dos coches: 14 famosos y 28 periodistas. Pero de qué va esto en realidad En la vida, todo depende del cristal con se mira y, en mi caso, colgaba la etiqueta de periodista de motor. Nos invitaron a competir durante dos días para que una ONG obtuviera un buen coche para poder desplazarse por el campo en el cuidado de la conservación de algunos animales en peligro de extinción y su hábitat. ¿A cambio? Nuestro tiempo, un bien que día a día aumenta su valor. Esta vez no me pilló por sorpresa puesto que ya había asistido a la anterior edición. Sabía a lo que me enfrentaba: dos jornadas de 14 horas a contrarreloj combinando pruebas físicas, de habilidad, de ingenio, de motor y de conducción. Aparte de luchar por ganar, se trata de compartir dos días con el extraño mundo de esas 14 personas que son conocidos y reconocidos por el gran público y ¡ojo! también con los periodistas de ese sector más fino y menos "grasiento" que el nuestro donde, la palabra ideal, iba a compartir protagonismo con nuestro querido juego de palabras "par motor". Se nota que no ha sido ni la primera ni la segunda edición. La cosa va mejorando año tras año, como el buen vino. Los enclaves: Besalú (Girona), Manresa (Barcelona) y Andorra. Las pruebas: piragua a tres, donde hubo choques de remos, risas, y zambullidas. Los que no tuvimos que desencallar las canoas llegamos con los pies secos gracias a las botas Hunter que nos calzaron, pero no fue igual para todo el mundo. En Besalú hubo dos pruebas más, una gymkana que nos hizo correr por todo el pueblo y la construcción de un carro y la consiguiente carrera. Que nadie se confunda y le venga a la cabeza una carrera de carros romana, al estilo cuadrigas. Fue algo ligeramente más... rústico. El día más duro Todos, absolutamente todos, sudamos la camisa. Sí, era algo voluntario, pero eso no quita que nos dejáramos la piel en las pruebas y a la vez, nos lo pasáramos muy bien. Empezamos con una carrera de regularidad, donde había que recorrer un tramo de cinco kilómetros de firmes combinados, con una velocidad media de 19,8 km/h. Eso no es físicamente duro, pero obliga a llevar a todo el equipo controlando distancia, cronometrando el recorrido de esa distancia y siguiendo un road book que, aunque estaba muy clarito, hubo quien se perdió. Al llegar a la finca nuestro equipo afrontó la prueba de orientación en el campo. Había que encontrar 15 balizas distribuidas en una zona de matorrales, zarzas y bosque en una hora y media. Después una emocionante y divertida tirolina de 110 metros y 35 de desnivel tras un exigente recorrido de nivel 1 en 4x4. Con un recipiente de agua instalado en el capó del Discovery tuvimos que realizar las pruebas de habilidad. Se trataba de atravesar cuatro zonas diferentes esquivando troncos o subiendo a ellos las ruedas laterales del coche, derramando la menor cantidad de líquido posible. Para terminar esta serie, una bajada de una pendiente con una inclinación tal que no permitía tener visibilidad al conductor, rodando por encima de dos troncos. Y después, a Andorra. Por el camino nos distrajeron con una prueba de ingenio en la que tuvimos que resolver 14 enigmas de lógica.
La última carrera fue en las pistas de esquí de Soldeu donde todo el equipo (los 6 integrantes) nos tuvimos que atar los pies a unos largos esquís de madera y, al ritmo de "izquierda/derecha" avanzar hasta una meta situada a 25 metros. Fue una de las pruebas más divertidas donde hubo caídas y risas. Era ya de noche, estábamos cansados y nos ayudó a recuperar el buen humor. Nosotros, que representábamos al Lobo Ibérico, a pesar a darlo todo, no logramos clasificarnos en primer lugar, aunque la organización declaró que las diferencias de puntuación habían sido muy pequeñas entre unos y otros. Pero solo puede ganar uno. El Defender se fue, por tercer año, para los representantes de la fundación Oso Pardo, equipo que contaba entre sus filas con Carmen Lomana y Tamara Falcó. Reconozco que me lo he pasado muy bien, aunque he vuelto agotada. El Land Rover Discovery 4 se ha portado como lo que es, un coche noble, fuerte y seguro con el que se puede ir por el campo prácticamente en cualquier condición del firme, sin perder las características de coche ideal. Desde aquí me gustaría hacer un reconocimiento al esfuerzo de mis dos compañeros de coche, que han sido divertidos, eficaces y hábiles. Aunque no hayamos ganado, nadie nos puede quitar que hemos competido con la idea de llevarle el Defender 110 SW a la fundación del Lobo: Jaime Cantizano y Teresa Barrios, periodista de Hoy Corazón. Las fundaciones: Fundación Quebrantahuesos, Fundación Oso Pardo, Estación Biológica de Doñana con su proyecto Lince Ibérico, WWW/Adena con los proyectos Lince Ibérico y Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico) y la fundación Casa del Burro.
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