La Comisión Europea (CE) ha anunciado hoy la imposición de una multa de 875 millones de euros al Grupo BMW y al Grupo Volkswagen (marcas Volkswagen, Audi y Porsche), después de constatar que ambos fabricantes además del Grupo Daimler (Mercedes-Benz) habían llegado a un pacto secreto para evitar competir entre sí en el desarrollo de tecnologías de reducción de emisiones contaminantes. De este modo, estos fabricantes reducían la necesidad de invertir en I+D y, sobre todo, y esto es lo que no ha gustado nada al legislador europeo, frenaron la puesta en marcha de algunas tecnologías “limpias” pese a disponer de ellas.
El grupo Volkswagen tendrá que pagar 502,362 millones de euros y BMW 372,827 millones. Los tres grupos reconocieron su participación en el lobby y pactaron con la Comisión la cuantía de la multa obteniendo algunas rebajas (el 10 % BMW y el 45 % Vokswagen, que cooperó en la investigación). Daimler, que reveló la existencia del acuerdo, se libró de la sanción de 727 millones que le habría sido impuesta.
«Los cinco fabricantes de coches Daimler, BMW, Volkswagen, Audi y Porsche disponían de la tecnología necesaria para reducir las emisiones perjudiciales más allá de lo que requieren legalmente los estándares de emisiones impuestos por la Unión Europea, pero evitaron competir en el uso de todo el potencial de esta tecnología para limpiar mejor de lo que exige la ley», dijo en un comunicado la vicepresidenta comunitaria y responsable de Competencia, Margrethe Vestager.
La multa, por lo tanto, no es por incumplir ninguna normativa, como fue, el caso, por ejemplo, del dieselgate que afectó a Volkswagen sino por no competir entre ellos pactando frenar el desarrollo de tecnologías limpias que hubieran podido llevar a estos fabricantes a producir coches más limpios de lo que obligaba la UE. Esta es la primera vez que la UE impone una sanción por un pacto de este tipo, con afectación sobre la tecnología. Hasta ahora las multas habían sido siempre por pactar precios.
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Según la Unión Europea, los tres grupos colaboraron entre junio de 2009 y octubre de 2014 intercambiando información sobre sus tecnologías de tratamiento del óxido de nitrógeno (NOx) de los gases de escape mediante la tecnología Adblue, lo que limitó el desarrollo técnico de estas soluciones, infringiendo así la normativa europea de libre competencia.
Según la comisión, que declara probado este hecho, los tres grupos alemanes pactaron el tamaño de los depósitos de AdBlue y las medias de consumo de este líquido descontaminante eliminando así cualquier tipo de competencia entre ellos que les pudiera llevar a superar la normativa establecida. Fue, para entendernos rápido un pacto del tipo “vamos a hacer todos lo que dicta la norma y dejamos de mejorar este aspecto pactando el tipo de tecnología empleado”.
Es denunciable pero es un práctica usual en industria, el compartir tecnología y no competir en tecnologías comúnes que pueden llevarlos a la bancarrota sin beneficio para el usuario. Imaginar que cada marca desarrolla una tecnología distinta de Adblue u otros aditivos, algunos irían a la ruina por no dar con la tecnología mejor, pero aunando esfuerzos seguro que han llegado a un resultado común mucho mejor en cuanto a emisiones y rentabilidad. El día que multen a los políticos por llegar a acuerdos que solo los benefician a ellos seremos un país rico.