Bentley Flying Spur V8
PRUEBAS

Bentley Flying Spur V8

Joan Dalmau

Joan Dalmau

51 opiniones

Cuando artesanía rima con tecnología

La posibilidad de probar a fondo un Bentley no es una oportunidad de la que uno pueda disfrutar todos los días, de manera que hemos decidido presentaros esta prueba con un video para haceros llegar, de la manera más atractiva posible, las características y las cualidades de esta imponente berlina de lujo, paradigma de la combinación de tecnología alemana y artesanía británica al servicio de aquellos que pueden permitirse invertir un cuarto de millón de euros en un coche que les defina, les represente y les de el más exquisito de los servicios.

Bentley es una marca británica de larga tradición. En los años 30 sus "camiones de carreras" (definición de Ettore Bugatti cuyos ligeros coches se enfrentaron a los enormes Bentley de 3,3 y 4,5 litros a compresor) ganaron cuatro ediciones de las 24 Horas de Le Mans y la marca tenía como lema fabricar "los mejores coches del mundo". Tras una época de grandes éxitos, sus problemas económicos le llevaron a ser absorbida por su gran rival, Rolls Royce, y a pasar medio siglo fabricando clónicos de la marca de la doble R distinguibles sólo por la presencia de la B alada sobre la parrilla del radiador.

Elegante y clásica como pocas, esta enorme berlina británica es un canto al buen gusto y a la exquisitez.
Elegante y clásica como pocas, esta enorme berlina británica es un canto al buen gusto y a la exquisitez.

La relación con Rolls acabó con el nuevo siglo, cuando la guerra entre el Grupo Volkswagen y el Grupo BMW por la compra de ambas marcas terminó en una especie de reparto salomónico por el que Volkswagen se quedó con Bentley y BMW con la joya de la corona. En esa negociación, BMW (Bernd Pietschrieder en concreto), se la jugó a Ferdinand Piëch y Volkswagen adquirió el nombre de Bentley, una fábrica obsoleta, unos modelos sin motor (los Bentley de entonces llevaban motores... BMW) y la obligación de seguir manteniendo Rolls Royce durante tres años mientras BMW desarrollaba el nuevo Phantom. Volkswagen, sin embargo, no perdió el tiempo e inició un relanzamiento de Bentley consistente en la creación de una nueva fábrica y de una nueva gama de modelos con el Continental GT a la cabeza. Su apuesta, además, ha resultado acertada y hoy Bentley es uno de los referentes en vehículos de lujo en todo el mundo.

La gama Bentley está integrada por los Continental GT y GTS, que cultivan el arte del gran turismo deportivo a la inglesa aunque en sus entrañas encontremos chasis y motores alemanes, por la berlina de superlujo Mulsanne que busca a los clientes más tradicionales y adinerados a quienes no les apetezca comprar un Rolls y por el Flying Spur, el coche que os presentamos aquí y que mezcla, bajo su exquisita carrocería de 5,30 metros de largo, el espíritu artesanal propio de los coches de la marca, con la tecnología punta procedente de Ingolstadt.

Esa mezcla de tradición británica y tecnología alemana le han convertido en una de las referencias de su segmento, el de las grandes berlinas de lujo con motor de gasolina y distancia entre ejes larga donde compite con las versiones más prestacionales de coches como el Mercedes Clase S, el Jaguar XJ, el BMW Serie 7 o el Audi A8 (aquí la reciente prueba de Jaume Gustems del 4.2 TDi). El Flying Spur se sitúa en la cima del segmento, tanto por precio como por exclusividad.

Estéticamente renovado y con motor V8

Los dos escapes dobles ovalados distinguen a la versión V8 de su hermano mayor, el tradicional W12.
Los dos escapes dobles ovalados distinguen a la versión V8 de su hermano mayor, el tradicional W12.

El Flying Spur fue remodelado hace un año cuando se le dotó de una carrocería rediseñada, más elegante y más estilizada pero conservando la esencia estética de los modelos de la marca y cuando perdió la mención Continental que tenía la primera generación.

El frontal es diferente al del modelo precedente pero mantiene los elementos propios de todo Bentley; los cuatro faros redondos y la gran parrilla culminada con el emblema de la B alada, en este caso sobre fondo rojo para distinguir que se trata del V8. Las diferencias entre esta versión y la tradicional W12 hay que buscarlas, logotipo al margen, en el entramado de la parrilla y en los escapes ovales de esta versión.

Bajo el capó se sitúa un inédito -en la gama Flying Spur- V8 de cuatro litros biturbo de 507 CV. Se trata de un bloque de origen Audi que es el mismo que el fabricante alemán utiliza para modelos como los RS6, RS7 y S8. De este bloque existen diferentes variantes de potencia conseguidas a base de modificar la gestión del motor y la presión de sobrealimentación. El del Bentley dispone de 507 CV y de un par de 660 Nm, presto a tirar de los casi 2.500 kilos que pesa el coche.

Este Bentley es un rodador nato pensado para viajar en un ambiente de máximo lujo y en silencio absoluto.
Este Bentley es un rodador nato pensado para viajar en un ambiente de máximo lujo y en silencio absoluto.

Con este motor, el Flying Spur corre muchísimo y acelera de manera espectacular (295 km/h. de punta y 5,2 segundos en el 0 a 100) aunque es cierto que, a bordo, la ausencia de ruido del motor suaviza la impresión de aceleración que suele tenerse en otros coches capaces de realizar ese mismo tiempo. Este motor, por sus características de elasticidad y potencia a cualquier régimen, me parece el motor perfecto para un coche de este tipo.

El W12 es más potente e incluso, más señorial y más propio para un coche así pero los cuatro litros menos de consumo a favor de este nuevo V8 y el menor peso sobre el eje delantero son dos factores a tener en cuenta. Sí, ya se que me diréis que quién compra un coche de este tipo no estará muy preocupado por el consumo pero no se trata sólo de que los cuatro litros a los cien de diferencia supongan un ahorro en dinero. También lo son en tiempo ya que obligan a parar menos para repostar.

Este Bentley tiene un depósito de 90 litros y un consumo medio de 10,9 litros/100 km que, en realidad, es difícil que consigamos hacer bajar de 12. Así, uno puede hacerse un Madrid-Barcelona, por ejemplo, sin parar a repostar por el camino, algo difícil de conseguir con el W12 cuyo consumo real seupera con creces los 16 litros.

Sorprende la suavidad de las líneas del frontal, sin elementos que perturben el protagonismo de la preciosa parrilla.
Sorprende la suavidad de las líneas del frontal, sin elementos que perturben el protagonismo de la preciosa parrilla.

En autopista, el coche ofrece un confort excepcional. En todos los sentidos. La ergonomía al volante no es uno de sus fuertes ya que el volante es muy grande, las levas tras el volante para el cambio son enormes y no están a la distancia correcta y la posición de conducción es muy elevada pero ahí terminan las objeciones. Los asientos delanteros son unas butacas tremendamente confortables con calefacción, ventilación y masaje, el confort de marcha está asegurado por una suspensión neumática que consigue una sensación casi de flotación y el asilamiento acústico es perfecto.

El ruido del motor apenas de percibe, ni tan siquiera al acelerar a fondo –entonces se escucha un grave ronroneo lejano- y no hay ruidos aerodinámicos que perturben la posibilidad de disfrutar del excelente equipo de sonido. Y es que el Bentley es un coche pensado para viajar y para que los ocupantes vean pasar el paisaje en el confort más absoluto.

Salpicadero enorme y muy alto, con instrumentación clásica y materiales (madera y cuero) de muchísima calidad.
Salpicadero enorme y muy alto, con instrumentación clásica y materiales (madera y cuero) de muchísima calidad.

Es evidente que el Flying Spur se disfruta en todos los aspectos y que es un coche diseñado para interactuar con todos los sentidos. El habitáculo huele a cuero, a cuero del mejor. Este material tapiza la práctica totalidad del interior y acariciarlo es todo un placer. El acabado, por su parte, es artesanía pura. PNo encontraréis la más pequeña rebaba en los plásticos o la más diminuta costura imperfecta. Cuando alguien se gasta 200.000 euros en un coche, está en condiciones de exigir que una presentación impecable. Y Bentley la asegura, con un gusto exquisito y una calidad fuera de toda duda.

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La distribución de mandos no es la más idónea, el diseño apenas ha evolucionado respecto a la generación anterior y la pantalla táctil de la consola no es de las más rápidas que hemos visto pero en conjunto, el habitáculo del Flying Spur invita a viajar en él, a disfrutarlo en largas tiradas de autopista y carretera.

Cuando te sientas al volante, sorprende el tamaño de todos los elementos y la contundencia del salpicadero pero una vez acostumbrado, te das cuenta que esa diseño está pensado para ofrecer una sensación de solidez y de calidad que sólo un coche así es capaz de transmitir y que, de buen seguro, su clientela exige. El Flying es un coche pensado para disfrutarlo; lo que ya no tengo tan claro es si es mejor hacerlo al volante o dejándose conducir.

Un coche de chófer

Las plazas traseras de serie son tres pero nuestra unidad, con opción Mulliner, disponía de dos asientos individuales.
Las plazas traseras de serie son tres pero nuestra unidad, con opción Mulliner, disponía de dos asientos individuales.

La disposición de dos plazas individuales, con asientos eléctricos, calefactados y con masaje forma parte de las opciones de personalización Mulliner, que permiten configurar un Flying Spur casi a medida. Como buen coche de chófer, el viaje en la parte trasera se disfruta pero, además, desde estas plazas pueden controlarse la mayoría de elementos y sistemas del coche para recordarle al chófer quién es el propietario. Para ello basta con usar un mando a distancia encajado en la consola.

Desde las plazas traseras podemos acceder a internet –con una tarjeta SIM se crea un sistema wifi en el habitáculo- utilizar las pantallas para ver todo tipo de contenidos multimedia desde diferentes fuentes, tomar una bebida fría en el caso de que encarguemos una nevera en el apoyacodos trasero –nuestra unidad no la llevaba y tenía una trampilla portaesquís- o decidir el contenido de la pantalla delantera. Por supuesto, podemos también controlar el equipo de sonido, adecuar la climatización e, incluso, saber a qué velocidad circulamos sin necesidad de preguntárselo a quién conduce.

Los asientos traseros disponen de mandos eléctricos y de la posibilidad de adelantar el asiento del acompañante eléctricamente para disponer de más espacio para las piernas (el del conductor, lógicamente, sólo puede manipularse desde la plaza de conducción). También pueden reclinarse para viajar como en un asiento business de un avión y, si apetece trabajar, podemos enchufar cualquier dispositivo a las tomas que encontramos en el respaldo trasero (USB, SD y HDMI) o desplegar una mesilla de trabajo de madera barnizada.

Maletero profundo y completamente enmoquetado. La marca reivindica 475 litros que, a primera vista engañan ya que parecen más.
Maletero profundo y completamente enmoquetado. La marca reivindica 475 litros que, a primera vista engañan ya que parecen más.

El tamaño del maletero, muy profundo, engaña a primera vista ya que Bentley declara 475 litros y la sensación es de que es más grande. Sea como fuera, el maletero, enmoquetado y con apertura y cierre eléctricos, contribuye a facilitar el viaje ya que puede alojarse de todo en su interior.

La marca ofrece, como os podéis imaginar, un sinfín de elementos de equipamiento y personalización pero también es justo reconocer que, por el precio de salida de 200.000 euros parece casi un chiste cobrar aparte elementos como la cámara de retrovisión, imprescindible para aparcar un coche de 5,30 metros o el control de crucero activo. Puedo entender que el que quiera uno específico de los más de 100 colores disponibles, personalizar las alfombrillas de lana, montar un sistema de apertura de garaje automático o dotar su Flying Spur de llantas de 21 pulgadas o frenos carbonocerámicos, lo pague aparte pero cobrar una cámara de retrovisión que lleva de serie un Nissan Micra me parece casi ruín.

Cabe destacar que Bentley ofrece llantas de 19, 20 y 21 pulgadas en diferentes diseños, en color aluminio o pintadas, frenos con pinzas negras o rojas, 100 colores exteriores distintos a añadir a los 5 que pueden elegirse de serie y los 17 que ofrece la opción Mulliner, inserciones de aluminio en lugar de las de madera, tres tipos de volante, cuatro ambientes interiores, diferentes tipos de tapizados de techo y piso y las opciones ya comentadas de manera que será difícil cruzarnos con otra unidad igual.

El dinamismo en carreteras de montaña de un coche tan grande y pesado resulta realmente sorprendente.
El dinamismo en carreteras de montaña de un coche tan grande y pesado resulta realmente sorprendente.

Ya he comentado que este es un coche orientado al confort de marcha. Descansa sobre una plataforma con una distancia entre ejes de 3,06 metros y tiene un chasis con una suspensión neumática que mantiene constante la altura libre al suelo. Delante dispone de un esquema con doble triángulo y detrás, monta un eje multibrazo igual que el del Audi A8. Los frenos son descomunales (discos ventilados de 405 mm de diámetro delante y 335 mm detrás) y no es para menos ya que parar 2.425 kilos en vacío lanzados a 295 km/h. no es una tarea fácil.

Teniendo en cuenta la orientación lujosa y refinada del coche y mis recuerdos de hace unos años, cuando conduje uno de los primeros Continental Flying Spur en un agradable viaje desde San Sebastián hasta Madrid, temía que el comportamiento en carreteras de montaña fuera el habitual en este tipo de coches y que obligara a tomarse las cosas con calma. Y resulta que no.

La tracción integral y la nueva caja de cambios de ocho velocidades –la famosa ZF que montan casi todas las marcas de prestigio- gestionan perfectamente la potencia del motor pero, además, la programación de la centralita, que ha priorizado el par a bajas revoluciones y una entrega del mismo suave dentro de la contundencia con la que trabajan 660 Nm, facilita mucho las cosas. Además, esta unidad V8, al ser más ligera que el W12 y tener menos peso delante, limita en cierta medida el subviraje y como es un coche más rígido que su antecesor lo que ha permitido montar una suspensión más blanda –muelles y estabilizadoras- sin que aumenten los balanceos de carrocería, el comportamiento dinámico es francamente eficaz.

Para la mayoría de clientes que manejen estos presupuestos, el Flying Spur colmará sus expectativas.
Para la mayoría de clientes que manejen estos presupuestos, el Flying Spur colmará sus expectativas.

Me sorprendió, por tanto, su agilidad en carreteras de curvas donde el único inconveniente es su descomunal tamaño. Se deja conducir tanto en modo manual, con esas enormes levas que quedan fijas en la columna de dirección y hay que ir a buscar cuando se está giramdo, lo que no es muy operativo, como en modo automático, con una buena adaptación de la respuesta del motor. La verdad es que permite incluso conducir deportivamente gracias a la buena respuesta del chasis y a la entrega de par progresiva del motor, bien domado por la caja. Una sorpresa en este apartado. No es un Audi S8, ni mucho menos, pero es más dinámico que un Rolls Ghost -del Phantom ya ni hablamos- y no desentona frente a otros modelos más "tecnológicos" o más ligeros.

En definitiva, este Bentley parece seguir aquella máxima que figuró durante décadas en la entrada de un conocido restaurante barcelonés que decía que "la buena vida es cara; la hay más barata pero no es vida". El Flying Spur es más caro que la mayoría de sus rivales y no tiene tantos gadgets tecnológicos como alguno de ellos -aquí no hay posibilidad de head-up display, ni de estabilizadoras eléctricas de la carrocería, ni de visión nocturna, ni de reconocimiento de señales de tráfico, ni tan siquiera de navegación en Google Maps- pero la elegancia, la calidad y el disfrute de un habitáculo construido con mimo por los artesanos de la marca compensan esas lagunas en otros apartados. No sé qué haría si pudiera gastarme 200.000 euros -y mantener un coche de ese precio- y necesitara un vehículo así pero no hay duda de que este Bentley estaría, seguro, entre los tres finalistas de la lista de la compra.

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Opiniones de Bentley Flying Spur V8

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M
Mau

El mayor lujo es el espacio. Nadie que puede quiere compartir su coche de lujo con cuatro ocupantes más como si fuera una furgoneta. Este nivel de coche llevan dos o tres personas caso de tener choffer.

Jp
Jose pedro

Gracias sr dalmau por transmitir esas sensaciones de estos automóviles que son sueños para la mayoria de los mortales y que siga probando estas maravillas de la carretera con la profesionalidad que hace usted gala.

cp
carlos perez

me podrian ayudar con una duda cual es el procedimiento los amortiguadores de capo del benthey

Anónimo
| 1 respuesta

Mira tu DNI anda #55

A
Anónimo

#58 No intentes molestar a mi tío, por favor...

t
torreblanca

Me gusta pero prefiero el A8

Anónimo
| 1 respuesta

Que no es español dice..... Que no es español.....#46

B
Burgués

#54 No, no lo soy, soy vasco, y a mucha honra

D
Dalma

Qué maravilla de COCHE, con mayúsculas. Muchas gracias nuevamente Sr.Dalmau por la magnífica prueba y por intentar transmitirnos las sensaciones de viajar en este palacio rodante. Es un coche, no para hacer conducción deportiva, sino para disfrutarlo, su cuero, los acabados, escuchar buena música en un sistema surround con sonido envolvente mientras degustas una botella de buen cava o Champan enfriado en la nevera y te recuestas en el asiento con masaje mirando el paisaje. Para eso está pensado este coche. Y por favor, esto es un foro de coches, no de política ni para comentarios groseros o de mal gusto.

I
Increíble

#que no eres ESPAÑOL?, pues enséñame tu D.N.I. a ver que pone. Pero vamos ojalá no lo fueses. De todas maneras no me gusta tener este tipo de cuestiones aquí, porque respeto mucho el trabajo de estos profesionales, que hablan de coches y de todo lo que les rodea.

L
Lord

Acabo de ir a un concesionario a solicitar un presupuesto. Necesitaba darme un caprichito y este va a ser mi próximo coche, y sin financiar.

a
antonio

como se nota que el periodista lo ha gozado, sobre todo por el comentario final y el palmotazo en el coche, quién pudiera... pillar la pasta que vale.