Probamos un M4 con el paquete opcional M Competition. Un extra que cuesta 9.326 euros y que ha sido concebido para pulir las asperezas que presentó el cupé deportivo de BMW desde que llegó al mercado en 2013. Con él su motor de 6 cilindros turbo aumenta la potencia máxima hasta 450 CV.
Es un deportivo extremo con un diseño atractivo que además ofrece un habitáculo de 4 plazas y un buen maletero. BMW tiene como claro objetivo competir con el 911 y son precisamente estas últimas las ventajas que el M4 aporta sobre el Porsche.
M Competition
El paquete M Competition valorado en 9.326 euros incrementa la potencia máxima del motor del M4 de 431 a 450 CV. Añade una suspensión M adaptativa con un tarado especial, una nueva calibración del control de estabilidad, diferencial M activo y llantas de 20" con diseño de estrella son casi idénticas a las del M4 GTS.
El escape deportivo M también forma parte de este paquete y aporta una musicalidad todavía más hardcore. A nivel estético calandra, branquias, logotipos y salidas de escape reciben un acabado en color negro que permiten identificarlo. En el habitáculo aporta asientos deportivos M así como cinturones M.
Diseño impactante
Poco tiene que ver con un Serie 4 convencional, el M4 presenta unos pasos de rueda súper-vitaminados que lo convierten en una curiosa mezcla entre un GT y un “Muscle Car”. Sus líneas de carrocería son muy agresivas con prominentes líneas de tensión y grandes entradas de aire.
A mi, personalmente me gusta mucho. Es un coche que incluso en parado transmite. El color naranja Sakhir Orange II le sienta de cine. Una opción que sólo cuesta 1.150 euros, una auténtica ganga.
Una vez te sientas en el M4 te das cuenta que estás en un BMW de verdad. Tanto los materiales empleados como la ejecución de los distintos elementos que conforman el habitáculo son los que esperas encontrar en un coche de este precio.
La posición del volante es perfecta, como lo son el diámetro y el grosor de su aro, pocos volantes deportivos ofrecen estas proporciones casi perfectas. Detrás encontramos las levas que tienen un tacto agradable y también de calidad.
Los asientos tipo semi-backet recogen bien pero al mismo tiempo son confortables, incluso a la hora de llevar a cabo largos viajes. Las inserciones en carbono del salpicadero y túnel central completan la ambientación 100% Racing del M4, por apenas 600 euros merece la pena seleccionarlas.
Dos adultos pueden viajar en las plazas traseras. El respaldo no es de los más cómodos del planeta pero tanto la altura libre al techo como el espacio libre para las piernas son excepcionales para un cupé de estas características. Muchísimo más cómodo que un Porsche 911.
El volumen de carga de 445 litros hace que sea todavía más práctico. La boca de acceso es cómoda y los acabados en el maletero también son de primer nivel.
Progresa adecuadamente
Hace tiempo que he probado varios M4 y M3 de esta última generación y todavía no he terminado de encontrarle el punto en lo que a conducción se refiere. Son coches sumamente atractivos, bien acabados e incluso cómodos para usar, pero a la hora de ir rápido…
Con el Competition Pack BMW prometió que corregiría algunas de las “imperfecciones” que vimos nada más conducir por primera vez el M4. Sin embargo, tras probarlo me quedo con que el guion de la película tampoco ha cambiado tanto.
Nuestra unidad de pruebas equipaba unos neumáticos Michilin Pilot Super Sport en bastante mal estado. De buen seguro que esto no contribuyó a la hora de sacar mejores conclusiones, pero en líneas generales pude ver que sigue comportándose con la misma brusquedad a las que el M4 nos tenía acostumbrados.
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De hecho, con neumáticos bastante desgastados debería ser más fácil hacer deslizar la zaga y así controlar mejor el derrapaje, no obstante, seguía ofreciendo movimientos poco naturales y un tanto violentos.
En una carretera muy revirada, con curvas bastante cerradas de segunda velocidad se muestra torpe. Acusa su gran peso, excesiva anchura y los neumáticos traseros se ven desbordados cada vez que tratas de abrir gas a fondo, algo que sucede incluso con los controles activados.
La entrega de par es tan abrupta y llega tan pronto que apenas puedes aprovechar todo el potencial de este sensacional motor. Coches con más potencia y más par, también de motor delantero y propulsión, son capaces de aprovechar todas las prestaciones de sus motores. Es una lástima que el M4 no lo consiga.
Hablamos de un 6 cilindros turbo que anuncia 450 CV a 7.000 rpm. Pero lo más salvaje son los 550 Nm, disponibles desde 1.850 rpm hasta 5.500 rpm. La patada es descomunal y no cesa nunca a lo largo de todo el recorrido de la aguja por el cuenta-vueltas.
Los frenos cerámicos aguantan un uso intensivo pero no ofrecen el tacto que pueden llegar a aportar los de acero de serie. Toca pisar el pedal del freno con decisión y esperar a que cojan temperatura, de lo contrario el feedback todavía es peor.
El hábitat natural del M4 Competition Package es una carretera secundaria bastante abierta. Es en este terreno cuando todas sus cualidades salen a relucir. La estabilidad que ofrece en este tipo de vía es realmente espectacular, su anchura de vías es clave.
Al salir en tercera de curvas de radio abierto se muestra mucho más aplomado y efectivo que en un tramo ultra-revirado. Aquí aporta el disfrute a la conducción que esperas de un BMW M. Te hace gozar tanto al abrir gas, en los apoyos así como en las enlazadas.
El sonido de su 6 en línea llega a ser adictivo. Para ser un motor turboalimentado suena muy bien y esto incrementa de forma sustancial el disfrute que aporta cuando lo conduces.
Las llantas de 20” y los neumáticos de perfil bajo hacen que el nivel de filtrado del tren de rodaje sea algo justo pero se puede soportar. Sobre todo, cuando activas el modo COMFORT de la suspensión pilotada.
En resumidas cuentas
¿Mejora el M4 de la mano del Competition Package? La respuesta es que sí. El tema es que me habría gustado ver de lo que es capaz con neumáticos en buen estado. Seguro que la percepción final habría sido todavía mejor.
Lo que está claro es que el M4 sigue teniendo una cara B que no a todo el mundo le puede gustar y lo más importante, con la que no todo el mundo puede lidiar. Tener experiencia previa al volante de deportivos de primer nivel y la cabeza fría son clave para saber controlar esta criatura de BMW M.