Probamos la variante más potente y exótica del descapotable biplaza smart fortwo cabrio. La versión Brabus destaca por ofrecer un pack estético exclusivo pero sobre todo por las prestaciones de su motor turboalimentado de gasolina con 109 CV de potencia y sólo 0.9 litros de cilindrada, acompañado de un cambio automático de 6 velocidades.
Soñar con un descapotable deportivo es algo que a todos nos sucede en un momento u otro. Ya sea por la “crisis de los cuarenta”, para reponernos de un divorcio traumático o como simple y merecido autorregalo, es fácil imaginarse al volante de automóviles como los Audi R8 Spyder, Mercedes-AMG SL 63 o Aston Martin DB11 Volante. Justo entonces, suena el despertador de la realidad y nos damos cuenta que que, con mucha suerte, el presupuesto nos daría para un Mini John Cooper Works Cabrio, un Abarth 124 Spider o un Mazda MX-5... que tampoco están nada mal. Pero si el dinero no nos llega a tanto y somos "gente sin complejos", puede que los amigos de smart tengan la solución: una solución tan peculiar como lo es la propia marca.
El smart Brabus fortwo cabrio emplea la firma del célebre preparador de coches especializado en modelos del grupo Daimler para dar nombre a la variante más prestacional este pequeño biplaza con techo de lona. Pero como se espera de cualquier Brabus (salvando las distancia con los modelos de base Mercedes), esta versión cuenta además con una estampa algo distinta al resto de la gama.
Adorable y encantador...
Los cambios visibles no se limitan a incorporar el logotipo de Brabus en distintos lugares de la carrocería. Para empezar, ambos paragolpes cuentan con diseños más angulosos y prominentes -de hecho, aumentan la longitud total hasta los 2,74 m-; y en la trasera encontramos un falso difusor con dos grandes salidas de escape cromadas. Las ruedas cuentan con neumáticos de perfil bajo y llantas específicas en medida de 16” delante y 17” detrás.
Pasando al interior encontramos unos asientos deportivos con reposacabezas integrados y tapicerías en tela y símil cuero . También están recubiertos de cuero el pomo del cambio y la palanca de freno, mientras que los pedales cuentan con superficie metálica. Otro detalle propio de esta versión es que la guantera ofrece cierre con llave. Por lo demás, la impresión de calidad es la misma que en cualquier otro smart; es decir, más que correcta pero sin grandes lujos.
Los que os hayáis sentado en un smart fortwo ya habréis comprobado que su habitáculo es más espacioso de lo que parece, y dos personas pueden viajar con suficiente comodidad. En cuanto al puesto de conducción, y por desgracia, las regulaciones del volante (sólo en altura) del asiento son opciones que sí estaban cubiertas en nuestra unidad de pruebas.
No merece la pena repasar las principales características del smart fortwo, cosa que ya hizo mi compañero Néstor abarca en esta videoprueba; así que me centraré en contaros qué se gana o pierde en la versión cabrio. Como de costumbre, la presencia del techo de lona conlleva placenteras ventajas pero también algún que otro inconveniente. Lo bueno es que su accionamiento es eléctrico incluso con el vehículo en marcha a cualquier velocidad. Podemos retirar el techo hacia dos posiciones distintas: o bien hasta la altura del pilar C, conservando la misma visibilidad trasera que con el techo cerrado (en ningún caso tan buena como en el cupé), o bien totalmente plegado sobre el portón trasero. En ambos casos podemos recurrir al ingenioso sistema de desmontaje de los largueros laterales, que podemos guardar en un compartimento tras la puerta del maletero para convertir nuestro coche en una especie de micro-targa.
El maletero, a propósito, cuenta con una capacidad de 260 litros hasta el techo; pero en la práctica, con la bandeja retráctil desplegada, es espacio disponible es bastante reducido, más todavía si guardamos dentro los largueros del techo.
Podremos circular a cielo abierto conversando con nuestro acompañante siempre que no superemos los 80-90 km/h: a partir de esas velocidades los niveles de ruido y turbulencias pueden hacerse incómodos, si bien existe un deflector opcional que puede aliviar la cuestión una vez emplazado tras los asientos. Con el techo cerrado, el habitáculo conserva su estanqueidad sin problemas (conduje durante un par de horas bajo un aguacero intenso y no entró ni una gota) pero el aislamiento acústico no es ni de lejos tan bueno como el del fortwo con techo rígido.
... Pero también, inquieto y vital
Además de una imagen diferenciada, de este "Brabus de bolsillo" se espera un buen nivel de prestaciones; y en este sentido, el fortwo más guerrero no defrauda. Bajo el maletero se esconde un pequeño tricilíndrico de 0.9 litros y origen Renault (recordemos que los smart fortwo/forfour y el Renault Twingo son frutos de un proyecto conjunto del fabricante galo y el grupo Daimler) que entrega una potencia máxima de 109 CV, que en comparación con su hermano de 90 CV, basado en el mismo
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De este "Brabus de bolsillo" se espera un buen nivel de prestaciones; y no defrauda.
bloque motor, aporta otros 35 Nm de par (170 Nm en total) disponibles desde sólo 2.000 rpm. Este motor turbo se acompaña de una caja automática twinamic de 6 velocidades.
Del motor sólo puedo decir cosas buenas, salvo por sus consumos, que tienden a dispararse con cierta facilidad: nuestro promedio al final de la semana de pruebas fue de 7,1 l/100 km/h, muy por encima de los 4,6 homologados. Pero ese es el precio a pagar por todo lo demás: acelera como un demonio sacando partido de su fabulosa relación peso potencia (la masa total del vehículo es de 1.040 kg con conductor), y aunque su cifra de 9,5 segundos en el 0-100 km/h no es asombrosa, sí que lo es la sensación de velocidad que nos brinda un coche tan maniobrable… ¡y más con ese sonido!. La "orientación musical” de los escapes tiende más hacia el heavy metal que hacia el techno-pop, y la sucesión de gruñidos y petardeos que nos regala de semáforo en semáforo no dejan a nadie indiferente: ni a nosotros mismo ni a quien pase por nuestro lado. Se trata pues, del contrapunto más absoluto frente a otro “campeón de los semáforos”: el silencioso smart fortwo electric drive que pudimos probar el año pasado por los alrededores de Miami.
La velocidad máxima del cabrio Brabus es de 165 km/h, que pueden parecer muchos para un coche de este tamaño; pero podemos tener la tranquilidad de que el chasis ha sido ajustado de manera adecuada a las prestaciones del motor. La barra estabilizadora delantera es más firme, el ESP ha sido modificado y las suspensiones muestran un tacto firme y muy directo, acercándose al límite de la incomodidad. Aquí dependemos del estado del asfalto, del que notaremos cada irregularidad. Los resaltos que plagan las ciudades españolas atacarán nuestros riñones si compasión; pero en cambio, sobre una carretera en condiciones nos sentiremos más pegados al suelo de lo que da a entender la silueta del vehículo.
Como todo fortwo, el cabrio Brabus es tan maniobrable como nervioso, algo a lo que hay que habituarse durante las primeras horas de conducción. Enlaza curvas mejor que los demás modelos de la gama, eso sí, pero tampoco puede sacudirse el hecho de ser tan corto de batalla y ancho de vías. Me ha gustado el tacto de la dirección, rápido y razonablemente preciso; la frenada es inmediata y contundente, aunque no resulta agradable que la carrocería cabecee abajo y arriba al detenerse por completo.
En cuanto a la caja de cambios, en mi opinión es la parte menos conseguida de la cadena cinemática, principalmente porque las salidas desde parado son bastante perezosas -a menos que usemos expresamente el modo Race Start, dispuesto a modo de launch control- pero también porque las operaciones de cambio son más lentas de lo esperado -y eso que esta versión de la caja twinamic es un 40% más rápida que las del resto de motores-. De todas formas, cumple bien en el uso diario y además ofrece unas levas tras el volante que otorgan mayor control al conductor. Pero en nombre del mayor control, me hubiese gustado poder optar por una caja manual, cosa que los fortwo Brabus no ofrecen.
Un pequeño capricho a precio de pequeño capricho
Partiendo de la base de que nadie va a comprar este coche por necesidad, su precio base de 22.650 € tampoco sorprende: los caprichos hay que pagarlos. A partir de ahí, nuestro coqueto descapotable biplaza añade opciones como la pintura gris titanio mate para la carrocería (652,65 €) y para la célula de seguridad tridion (284,35 €), el paquete Cool & Media (que por 1.391,50 € incluye el climatizador automático y el sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil de 7”, navegador y Bluetooth), paquete City (que cuesta 363 € y suma asientos y volante regulables, retrovisores eléctricos calefactables y reloj cuentarrevoluciones), paquete LED & Sensor (luces diurnas y traseras LED, antinieblas con luz de giro y sensores de lluvia y luces, 520,30 €), sensores de aparcamiento posteriores (308,55 €), cámara de marcha atrás (350,90 €), apoyabrazos central (114,95 €) y cenicero más encendedor (30,25 €). En total, 26.576,45 € para quien esté dispuesto a pagarlos.
Puede que sea mucho dinero para un automóvil de este tamaño; pero os digo una cosa: a mí no me importaría hacerle un sitio en mi garaje; porque todos soñamos alguna vez con un descapotable deportivo... aunque sea pequeñito.