Desde que concluyó el estado de alarma el pasado mes de mayo estamos asistiendo a un aumento continuo de la siniestralidad vial. Durante el confinamiento la Dirección General de Tráfico ya dio la señal de alarma por el aumento de los accidentes provocados por los excesos de velocidad y por un menor uso de los sistemas de protección como el cinturón de seguridad o el casco. Y parece que el fin de las restricciones y las ganas de salir de casa está teniendo consecuencias negativas en las carreteras.
Con el inicio de los meses de vacaciones y el entusiasmo por poder disfrutar de unas vacaciones después de duros meses de confinamiento -aunque recordamos que todavía estamos en pandemia y no debemos bajar la guardia-, es también momento de ser responsables y concienciarnos de los riesgos cuando nos ponemos al volante.
Un reciente estudio de la Fundación Línea Directa ponía sobre la mesa un exceso de 128 fallecidos más de los que tendrían que haberse producido con la reducción de la movilidad durante los meses con restricciones a la movilidad, llegando a calificar el año 2020 como el peor de la última década en seguridad vial.
Apuesta por el turismo español
Este verano se prevé un aumento importante de los desplazamientos por carretera. Las estimaciones de la DGT prevén 91,2 millones de desplazamientos durante los meses de julio y agosto y un incremento muy significativo de las salidas de fin de semana y de los desplazamientos de corta duración, una movilidad similar a la del verano de 2019.
Muchos conductores van a optar por su propio vehículo y por destinos locales, dentro de España, por lo que la circulación por carreteras secundarias, las más peligrosas, también va a ser más intensa. Si sumamos estas dos variables, hay una alta probabilidad de que aumenten los accidentes, algo que ya está ocurriendo durante los últimos fines de semana. Es necesario conocer este riesgo para que cuando nos pongamos al volante lo hagamos conscientes de lo que nos jugamos. En este enlace tienes algunos consejos para circular por carreteras convencionales.
“La gente ya no percibe la seguridad vial como una prioridad, ha pasado a un segundo plano con la pandemia y lo que tenemos que hacer es alertar sobre comportamientos inadecuados como las distracciones, el exceso de confianza o la pérdida del hábito de conducción tras el confinamiento”, afirma Antonio Lucas, director de Seguridad Vial del Real Automóvil Club de España (RACE).
Para garantizar en la medida de lo posible nuestra seguridad y la del resto de usuarios de una vía, tenemos que conocer a qué riesgos nos exponemos. Toma nota y tenlos presentes durante tus trayectos este verano, no sólo los de largo recorrido, también los cortos. ¿A qué riesgos nos enfrentamos?
Menor respeto en el cumplimiento de las normas
Tras el final del estado de alarma, se ha percibido un incremento general de la velocidad, una conducción más despreocupada y desatenta y, en general, menos respeto a las normas de seguridad pasiva, algunas de ellas tan esenciales como el uso del cinturón de seguridad.
Los datos así lo confirman: el 36% de los fallecidos en accidentes de tráfico sucedidos durante el confinamiento no llevaba puesto el cinturón de seguridad, casi el doble de los registrados en 2019. Además, se detectó un 39% de incremento en el incumplimiento de los límites de velocidad, a lo que se suma que un 20% de los conductores reconoce consumir más alcohol, drogas y medicamentos al volante que antes de la pandemia.
Desde mayo los límites de velocidad en ciudad se han reducido y hay quien está a favor y en contra. La seguridad vial gira en torno a tres elementos fundamentales: el vehículo, el conductor y la carretera. “Cada uno de ellos cuenta con una importancia capital a la hora de comprender y luchar contra el fenómeno de la accidentalidad, pero la velocidad es un elemento voluntario, es decir, no depende de una costosa reparación de la calzada o de la renovación del parque de automóviles, sino que depende exclusivamente de nosotros. Por eso, es fundamental reducir la velocidad, respetar los límites y comprender que, cuando conducimos, no estamos solos en la vía”, explica Mar Garre, directora general de la Fundación Línea Directa.
No nos relajemos en el cumplimiento de las normas porque, nos gusten o no, ayudan a reducir la siniestralidad. Es importante abrocharse correctamente el cinturón, los niños sujetos en su silla infantil, respetar los límites de velocidad, no beber alcohol y tomar drogas antes de conducir…
Conducción más distraída
Durante el confinamiento apenas hemos conducido, algunos incluso nada, y en general se pierde hábito en la conducción, no se reacciona igual ante un imprevisto. Y así lo refleja la encuesta que ha hecho la Fundación Línea Directa, “uno de cada cinco conductores cree que conduce peor que antes de la crisis sanitaria”.
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Si a esta pérdida de concentración en la conducción, le añadimos las distracciones más frecuentes al volante, el riesgo de accidente de multiplica. No olvidemos que son actualmente el principal factor de siniestralidad. Según datos de la DGT, 1 de cada 4 accidentes se deben a distracciones; el exceso de velocidad es el segundo factor concurrente de los siniestros mortales y el 43% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico dieron positivo en alcohol, drogas o psicofármacos. ¡Al volante, 100% concentrados!
Euforia y exceso de confianza al volante
Sin duda la euforia por sentirnos ‘libres’ en un vehículo y el exceso de confianza por conducir en carreteras con menos tráfico de lo normal han sido razones claves de una siniestralidad mayor de la esperada. Y esa euforia y exceso de confianza también se reflejan en los desplazamientos que se están produciendo tras el final del estado de alarma. Han sido muchos meses sin poder hacer planes, sin viajar y viviendo la dureza de la pandemia, por lo que ahora que se empieza a ver la luz al final del túnel con el proceso de vacunación, no hay que perder la calma y la razón cuando conducimos. No bajes la guardia cuando pones el motor en marcha y nunca olvides que conduces una ‘máquina’ que puede matar, aunque suene así de duro.
El estado de las carreteras
En la siniestralidad influyen muchos factores. Aunque detrás del 90% de los accidentes está el factor humano, no todo va a ser culpa del conductor. Seguimos arrastrando un déficit en el mantenimiento de las infraestructuras, concretamente de 7.463 millones de euros, según el último informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC). Es otro de los riesgos más importantes a los que nos enfrentamos los conductores este verano, más teniendo en cuenta que muchos de los desplazamientos serán por carreteras secundarias, las más peligrosas y en peor estado.
Para la AEC no todos los problemas de accidentabilidad se resuelven con políticas orientadas a reducir los límites genéricos de velocidad. “Los límites han de adaptarse a cada vía y a cada situación, dependiendo de la congestión, condiciones climáticas, coexistencia de vehículos de diversos tamaños y masas, día/noche…”, nos explican. Y añaden que “unos límites de velocidad no creíbles tenderán a ser poco respetados. Los radares y las sanciones son métodos efectivos, pero, desde la perspectiva del Sistema Seguro, su aplicación debe limitarse a aquéllos puntos donde no sea posible implementar otro tipo de soluciones.”
Desde la Asociación Española de la Carretera proponen revisar los límites de velocidad en función de la vías, sus características geométricas y presencia significativa de usuarios vulnerables; poner en marcha límites de velocidad variable mediante paneles de mensaje variable que se adapten a las condiciones meteorológicas y de luminosidad; o evitar las colisiones frontales en carreteras convencionales mediante la implantación de carreteras 2+1 (dos carriles en un sentido).
Son medidas que no son de implantación rápida por lo que si coges el coche este verano, adapta tu conducción a las condiciones de la vía. Recuerda que los límites de velocidad son genéricos, en tus manos está el circular a una velocidad adecuada y que en ciertos momentos podría ser inferior si hay mucho tráfico, está lloviendo o, incluso, tú como conductor no te encuentras al cien por cien. Nuestra recomendación es ponerse al volante con buenas aptitudes psicofísicas y descansado.
Mantenimiento del vehículo
Tras el confinamiento se ha detectado un aumento de los vehículos con peor mantenimiento, un problema que también se ha visto afectado por las consecuencias de la climatología adversa del invierno, ¿os ocordáis de Filomena? “Un vehículo mal mantenido reacciona peor ante un problema y tendrá más fallos en sus elementos”, nos dice Antonio Lucas, del RACE. Esta empresa de asistencia en carretera ha observado un aumento de las averías relacionadas con la batería debido a que muchos vehículos estuvieron aparcados durante meses sin moverse. Concretamente este elemento acaparó el 31% de las incidencias de marzo de 2020 a marzo de 2021 cuando el año anterior apenas alcanzó el 23%.
Tras las baterías, el siguiente motivo de asistencia fueron los problemas derivados de los neumáticos (15%) y los accidentes de tráfico.
“En un año de vuelta a la normalidad, no tiene por qué ser una vuelta a la siniestralidad. Los lugares de destino tienen que prever el aumento de los desplazamientos y la sociedad tiene que responder. No podemos retroceder en lo que hemos conseguido”, apunta el director de Seguridad Vial del RACE.
Ten muy presente estos riesgos que acabamos de analizar, mucha prudencia en cualquier tipo de desplazamientos y a disfrutar de las vacaciones con seguridad y con salud.