Historias de Vascones
La cordillera montañosa de Los Pirineos, se extiende a lo largo de 415 Km. desde el Cabo de Creus en el Mar Mediterráneo, al este, hasta su unión con la cordillera Cantábrica al oeste, donde se ha establecido la falla de Pamplona como su límite convencional geológico, aunque no existe interrupción geográfica entre ambas formaciones.
Estos 415 Km. en línea recta, nos ofrecen varios miles de Km. de pistas y carreteras perdidas en los que poder apreciar su majestuosidad, amén de poder disfrutar de la exquisita gastronomía que encontraremos a lo largo de regiones tan variadas como la vasco-navarra, la oscense o la catalana.
Cualquiera que haya visitado alguna zona de los Pirineos sabe que estos “no tienen desperdicio”, y que dirijamos nuestros pasos a donde los dirijamos, acertaremos en nuestra elección. Tras la ruta que nos llevó de Sant Julià de Lòria a Esterri d´Àneu, en el Pirineo Leridano, en esta ocasión realizaremos una ruta que nos llevará desde la frontera de Dantxarinea hasta Roncesvalles, en el Pirineo Navarro; una ruta que nos introducirá en Francia, nos trasladará por increíbles paisajes y nos irá descubriendo curiosas historias, anécdotas y leyendas de nuestra historia.
El Pirineo Navarro no es el más alto, ni el más salvaje, pero sí el más verde y ofrece impresionantes y frondosos hayedos, robledales y prados en los que pastan ovejas y caballos a los que, seguro, nunca les faltará la hierba.
En la antigua frontera de Dantxarinea comienza nuestro track, que poco a poco nos irá introduciendo por el Valle de Baztán, en el noroeste navarro y delimitado por los puertos de Belate, Otsondo e Izpegi y por el Parque Natural del Señorío de Bertiz.
Nuestra primera parada la realizaremos pronto, en el municipio de Urdax, pueblo fronterizo que con 392 habitantes censados en 2014, recibe anualmente más de un millón de personas, lo que le convierten en el pueblo con mayor número de visitas de todo Navarra.
El monasterio de San Salvador, de la Edad Media, inicialmente hospital de peregrinos atendido por los canónigos de San Agustín, el Molino de Urdax, de 1715 y el caserío Axular, son, sin olvidarnos de las Cuevas de Ikaburu (o de Urdax), los atractivos más destacados de la población.
Cuenta la leyenda que las gentes de Urdax pensaban que las Cuevas de Ikaburu estaban habitadas por lamias, seres de la mitología vasca similares a las sirenas, que habitan en los ríos. Las lamias se reunían en el salón de recepciones que se encuentra nada más entrar en las cuevas. Se piensa que el buen estado de conservación de las cuevas se debe precisamente a que la gente del pueblo no entraba en las cuevas por miedo a las lamias.
Siguiendo por una estrecha y revirada carretera, llegaremos a Zugarramurdi, donde podremos apreciar su Iglesia de la Asunción, del siglo XVIII, parcialmente destruida por las tropas francesas en 1793 y reconstruida durante el siglo XIX o la Ermita de Nuestra Señora del Rosario; pero como sucediera en Urdax, es su cueva, que no contiene estalactitas ni estalagmitas, ni en sus paredes se han descubierto pinturas rupestres, la que más renombre le ha dado a la localidad.
La Cueva de Zugarramurdi conserva un atractivo casi único, un halo mágico que la envuelve por haber sido hasta el siglo XVII escenario de akelarres, reuniones paganas en las que hombres y mujeres escapaban de la rutina a través de festines desenfrenados, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna.
De hecho, se dice que la palabra “akelarre” viene del prado que está al lado de una de las pequeñas cuevas de Zugarramurdi, que era donde pretendidamente se celebraban las reuniones de las brujas. La palabra akelarre significa “prado del cabrón”, y así le llamaban los asistentes a las reuniones de las cuevas a este prado, ya que en él pastaba un gran cabrón negro (macho cabrío negro o Akerbeltz, en euskera), el cual decían que se transformaba en persona cuando se reunían las brujas. O sea, que según la leyenda, este macho cabrío era el mismísimo diablo. De ahí que Zugarramurdi reciba el sobrenombre de la Catedral del Diablo.
De estas leyendas se han hecho varias películas españolas como: “Akelarre” (1984) y “Las brujas de Zugarramurdi” (2013).
De nuevo una estrecha y revirada carretera nos desplaza en dirección sur, hasta que al coronar un alto nos encontramos a nuestra izquierda una roca inscrita que nos indica que estamos en el idílico Valle de Xareta, valle que comparten los dos lados de la frontera.
Debido a que montañas y valles no saben de fronteras, cuatro pueblos: Sare y Ainhoa en Francia, y Zugarramurdi y Urdazubi/Urdax en el lado español, comparten un pasado común en el que muchos de sus habitantes están unidos por vínculos familiares y en el que se trazó toda la red de carreteras secundaria sin tener en cuenta los puestos fronterizos.
Tanto que Xareta se volvió más conocido por su intensa actividad de contrabando, que por sus cuevas prehistóricas o sus monasterios. Desde principios de los años 90, las cuatro poblaciones decidieron unirse en el negocio turístico y promocionarse conjuntamente.
Seguimos por la estrecha carretera encontrándonos a cada poco bonitos ejemplares de pottoka, unos ponis característicos de esta región y, antes de llegar al cruce del Puerto de Otsondo, cogeremos pista a la derecha para emprender la subida hacia el Monte Alcurrunz.
La subida es muy pedregosa, pero de momento no supone ningún problema para el BMW X4 que hoy nos acompaña. Poco después nos encontraremos con el primero de los muchos Bunker que nos iremos encontrando a lo largo de nuestra ruta, estamos en la “Línea Pérez”.
La línea P, oficialmente Organización defensiva del Pirineo, fue una barrera defensiva construida entre 1939 y 1948 para evitar que, dependiendo de las épocas, el maquis (si bien esta hipótesis es poco creíble), la Alemania Nazi o los Aliados, penetraran en el territorio español. Se componía teóricamente de unos 10.000 búnkeres, de los que unos 6.000 fueron terminados. Hacia 1980 se abandonaron definitivamente.
Realmente, la letra “P” es la abreviatura de Pirineos; de esta forma sería Línea Pirineos. No obstante existen otras dos denominaciones, una es “Línea Pérez” y la otra conocida en Cataluña como la “Línea Gutiérrez”; el por qué nadie lo sabe, es posible que fuese llamada así por el coronel de Ingenieros Manuel Duelo Gutiérrez, que participó en una reunión relativa a esta línea fortificada.
Muchos misterios existen alrededor de esta obra, puesto que fue totalmente un secreto militar, finalmente, no entró en ningún momento en servicio y realmente tampoco se llegó a concluir. Hoy en día se ha quedado totalmente obsoleta y pertenece ya a la historia reciente.
La parada para ver uno de los bunker nos sirve de excusa para apreciar toda la majestuosidad del paisaje que se despliega ante nuestras retinas, todos los tonos de verde aparecen ante nosotros a lo largo de la sucesión de curvas que montes, montañas y picos dibujan en el horizonte.
La bajada de esta pista nos llevará hasta Azpilkueta, uno de los grandes desconocidos del Valle de Baztán, y por lo que seguramente conserva su espíritu milenario. En Azpilkueta se pueden admirar grandes casonas, a dos y cuatro aguas, con el doble portal típico del Baztán y escudos con restos de policromía, y por supuesto, la Iglesia de San Andrés, de planta de cruz latina, remodelada en el siglo XVIII y que conserva retablos de la misma época.
Este lugar es origen del célebre linaje de su nombre, del que nació María de Azpilicueta, esposa de Juan de Jaso y madre de San Francisco Javier (1506).
A sus hermanos se les veía con cierta frecuencia por estos lares, allá por los tiempos de la anexión de Navarra a la corona castellana. Miguel y Juan, hijos como Francisco de Juan de Jaso, tenían bajo su mando la parte superior del Valle, y hacían frente en un último y desesperado intento de soberanía en el Castillo de Amaiur a la “prepotente fuerza española”, que acabaría derrotándoles.
Poco mas adelante en nuestro camino, llegaremos a Bozate, barrio de la localidad de Arizcun y famoso por haber sido el último enclave conocido de población de agotes.
Los agotes, ha sido una comunidad discriminada al menos durante ocho siglos, desde el siglo XII hasta el XX. Según algunas fuentes, se les considera gentes de ascendencia goda que después de la invasión musulmana y franca quedaron aisladas en los Pirineos sin nulo o escaso contacto con otras gentes. El nombre podría proceder del Bearnes "cas-gots" (perros godos) y por contracción "cagots" y de ahí "got" (godo).
Pueblo que fue tachado de maldito en la época medieval, fueron discriminados salvajemente por la ignorancia de sus vecinos y sometidos a una marginación social total y absoluta, cargando con las culpas de todos los desastres y malas cosechas y siendo blanco de la mofa y el desprecio de los lugareños.
En su origen maldito, podemos citar como causa principal la lepra, existía la lepra roja (la mortal), la lepra blanca (una afección cutánea, psoriasis tal vez) que se curaba y si no, existía la lepra moral. Según la Biblia, este mal de lepra moral, se recluía en el interior, y se dice que es hereditaria, entonces al pasar de padres a hijos ya no importaba lo demás, eran hereditarios de lepra moral con lo que eso implicaba.
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El odio hacia estas gentes llegó al punto de que de padres a hijos se iban transmitiendo auténticas barbaridades sobre ellos, incluso sobre su anatomía: se decía que eran lujuriosos, como todos los leprosos, debido al color de su sangre; coléricos, orgullosos, susceptibles, arrogantes, astutos. Se les creyó cretinos, homosexuales, hechiceros, que se unían con las bestias, que olían mal, que apestaba su aliento, que donde ponía el pie un agote no volvía a crecer la hierba, e incluso que tenían rabo…
Sin embargo, otros testimonios nos hablan de su muy buena condición. Eran laboriosos, pacíficos (ante tanta violencia no tomaban la iniciativa, sólo se defendían), serios y sedentarios. Tenían alma de músicos, eran los txistularis, tamborileros y bertsolaris de las tierras navarras, y destacaron como artesanos, carpinteros y poetas.
En el mismo barrio de Bozate se encuentra el Museo Sanxotena. Xabier Santxotena Alsua vino al mundo en el seno de una familia de artesanos agotes, animado por Jorge de Oteiza Enbil, escultor español considerado uno de los máximos exponentes de la Escuela Vasca de Escultura, al descubrir este las tallas en bajorrelieve que Santxotena venía realizando desde joven, se dedica a la escultura y en 1998, en la casa familiar de Santxotena con el apoyo de la pintora Teresa Lafragua, conciben el primer museo en el barrio de Bozate, llamado Gorrienea. Este primer museo es un homenaje a los agotes.
El segundo museo que podemos ver hoy, es un parque escultórico sobre arte y naturaleza de la mitología vasca. En este museo la obra de Xabier Santxotena se muestra como escultura monumental en madera, acero, bronce y hormigón.
Seguimos nuestro camino y llegamos a Erratzu, donde fotografiaremos su Iglesia de San Pedro, del siglo XVIII, en la que destaca su campanario octogonal.
La carretera nos lleva ahora hasta el Puerto de Izpegui, paso transpirenaico de 672 m. de altitud que une los valles de Baztán con el de Baigorri, en la antigua Sexta Merindad o Baja Navarra; une Erratzu con Saint-Etienne-de-Baigorry. La rampa es fuerte y la carretera serpentea de tal forma que, siendo su longitud de 12 km., podrían convertirse en seis si el recorrido pudiera hacerse por la línea de máxima pendiente.
Saint-Etienne-de-Baigorry se encuentra a 7,8 km. de Izpegui, es una población y comuna francesa, en la región de Aquitania. Pertenece a la provincia histórica de Baja Navarra en el País Vasco francés, en ella destacan el puente romano y la iglesia, con su órgano barroco.
De oeste a este, seguimos nuestro camino hasta llegar a Saint-Jean-Pied-de-Port (San Juan de Pie de Puerto), forma parte del territorio histórico del País Vasco Francés y fue capital de lo que a partir de 1512, tras su separación del resto de Navarra, se comenzó a llamar Baja Navarra, anteriormente Navarra de Ultrapuertos o Tierra de Ultrapuertos.
Ubicada en torno a una ruta prehistórica que luego se convirtió en vía romana, la villa fue fundada en el siglo XII y se desarrolló pronto como centro comarcal de comercio y comunicaciones. Desde esa fecha, al pie del castillo llamado de Mendiguren, se desarrolló una ciudad fortificada a la que los reyes de Navarra denominaban “la llave de mi reino”.
Felipe III de Navarra le concedió fueros en 1329 y tras la invasión y conquista de Navarra en 1512, fue ocupada por el ejército de Fernando el Católico y durante ese año fue escenario de frecuentes enfrentamientos que no consiguieron devolver la villa a sus reyes naturales.
Permaneció ocupada por una importante guarnición española de forma intermitente, con períodos en los que pasaba a manos de tropas al servicio de los reyes de Navarra, hasta 1529, cuando Carlos I abandona toda la Baja Navarra por el excesivo coste que suponía su conservación desde el punto de vista logístico y militar.
Este pueblo es famoso por ser uno de los puntos de comienzo tradicional del Camino de Santiago. Está situado en el paso de Roncesvalles en la base de los Pirineos y eso está precisamente indicado en su nombre: “pie de puerto”.
Es un pueblo amurallado con múltiples puertas de entrada. La más famosa es la puerta de San Jacques que fue declarada, junto con las rutas del camino de Santiago en Francia, patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1998. Dentro de la muralla, el pueblo es bastante pequeño pero no por ello menos encantador y es fácil quedar cautivado por las callejuelas empedradas, jalonadas de casas antiguas, las fachadas pintorescas al borde del agua. El puente de Eyheraberry sobre el río Nive es un romántico puente romano y uno de los lugares a destacar de San Juan de Pie de Puerto.
Reanudamos el camino dirección sur para iniciar nuestra vuelta al territorio español pasando por Saint Michel, fotografiando su iglesia y nada más atravesar el pueblo, cruzar un pequeño puente a la derecha que en principio es una carretera estrecha y poco después se convierte en una pista fácil.
La pista poco a poco va descarnándose y volviéndose cada vez más revirada, pero eso si, encajonada entre bosques ofrece una exuberante vegetación en un paisaje que, a pesar de la niebla y la persistente lluvia (o quizás por ellas), sobrecoge. Estamos ascendiendo hacia el Col d'Arnostegi y tras coronarlo nuestro track “desaparece”.
La carretera que traíamos sigue a la derecha y por allí no es. A nuestra izquierda solo hay una gran explanada... hasta que apreciamos, como en una ladera verde, a nuestra derecha, asciende una pista que más bien parece una torrentera que una pista propiamente dicha, sin embargo, el track nos lleva por allí...
Sin mucho convencimiento de que el X4 pudiera subir por aquella resbaladiza pista, lo intentamos diciéndonos “A ver hasta donde llegamos, cuando no podamos más... para atrás y ya veremos”.
Sin embargo el X4 avanza sin problemas, si bien había barro, algunos profundos charcos y resbaladiza hierba, tras superar la inclinación de la primera pendiente, la cosa mejora.
A nuestra izquierda nos acompaña continuamente una pequeña valla, con postes de madera que como inicialmente supusimos, era la que marcaba la separación del territorio francés, donde nos encontrábamos, del español, a donde nos dirigíamos. Poco después, la valla nos permite hacer un giro de 180º a la izquierda para entrar en territorio español y darnos cuenta de que nos encontrábamos en el Camino de Santiago Francés, encontrándonos una lápida de piedra con la indicación “Saint- Jaques de Compostelle 765 Km.” Otra señal nos indica que estamos a 8,3 Km. de Roncesvalles, meta de nuestra ruta de hoy.
La bajada no encuentra demasiada dificultad más allá de algún tramo con barro que hace arrastrar los bajos del coche y entrar en funcionamiento su electrónica, que soluciona sin problemas.
Finalmente saldremos a la N-135 a la altura del Puerto de Ibañeta, que cogeremos a la izquierda y nos llevará en un suspiro hasta Roncesvalles.
Roncesvalles fue de siempre vía de paso obligatoria para entrar en la península ibérica. Por allí penetraron fundamentalmente los celtas, los bárbaros (409), los godos que se establecieron a lo largo de la cuenca del Duero, y naturalmente el Rey Carlomagno con el más poderoso ejército del siglo VIII, camino de la ciudad de Zaragoza. Carlomagno, dado que fue derrotado en Zaragoza, decidió, camino de su reino, reducir a ruinas la capital de los vascones, Pamplona. Fue al regreso, en los Pirineos, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos, donde hubo de sufrir una contundente emboscada, el 15 de agosto del 778, en la Batalla de Roncesvalles, por partidas de nativos vascones, a los que les resultó fácil provocar un descalabro general a base de lanzar rocas y dardos.
Debido a la condición de Roncesvalles como tradicional primera etapa en España del Camino de Santiago, a pesar de su escasa población, el pueblo cuenta con una notable oferta de hospedaje: un hotel, un edificio de apartamentos turísticos, dos hostales y un refugio de peregrinos que depende de la Colegiata.
Entre sus monumentos religiosos más destacados están la Capilla de Sancti Spiritus, también conocida como Silo de Carlomagno por suponerse que su origen se debe al enterramiento de combatientes francos caídos en el 778, lo que no es inverosímil. Se remonta al siglo XII, por lo que está considerada la edificación más antigua de Roncesvalles.
La Iglesia de Santiago o de los Peregrinos, pequeña iglesia gótica del siglo XIII, situada junto al Silo de Carlomagno, en su interior hay una figura del Apóstol Santiago. Fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII. Quedó sin culto durante un largo periodo hasta que fue restaurada por Florencio Ansoleaga en el siglo XX, quien abrió un pequeño óculo sobre la puerta e incorporó la mítica y legendaria campana que orientaba a los peregrinos en la capilla que había en el collado de Ibañeta: la capilla de San Salvador.
La Iglesia de la Real Colegiata de Santa María, el más lujoso de Roncesvalles y el mejor ejemplo navarro del gótico, no sólo francés, sino del más puro de l'Île de France. El templo actual se construyó entre 1215 y 1221, gracias a Sancho el Fuerte (1194-1234), quien lo eligió como lugar de enterramiento.
Nosotros, en esta ocasión, llegamos tarde a la hora de la manduca, lo que a pesar de todo, no fue problema grave al poderlo solucionar con unas potentes tapas y unos bocadillos de similar porte que nos sirvieron en un bar. Había sido una larga e intensa mañana haciendo un recorrido por mitos, leyendas, historias y paisajes que, puedo asegurar, encantarán a cualquier persona con el más mínimo ánimo de conocer más, sobre nuestra excepcional historia. 108 Km. y algo más de seis horas de auténtico placer.
Acabo de ver escrito Otsondo madre mia que pedrada a la cultura.Es OTXONDO