A la franja de tierra existente entre el mar Cantábrico y la cordillera Cantábrica, en el norte de la península ibérica, se la conoce como cornisa cantábrica.En ella, está situada la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Se compone de tres ámbitos geográficos bien diferenciados: La Marina, La Montaña y Campo, con presencia predominante de la montaña y su difícil orografía del terreno, lo que explica que históricamente se conozca a la comunidad entera como La Montaña.
Dentro del área de La Montaña, los valles configuran diferentes comarcas naturales de la región, bien delimitadas físicamente por los cordales montañosos de Liébana, Nansa, Saja, Besaya, Pas-Pisueña, Miera, Asón-Gándara y Campoo.
Es en la Comarca de Saja-Nansa, que se extiende desde la Comarca del Besaya hasta el límite con Asturias y desde La Marina hasta las montañas de Peña Sagra y la Cordillera Cantábrica, donde dará comienzo nuestra ruta de hoy, y más concretamente en Bárcena Mayor.
El pueblo es un conjunto homogéneo y bien conservado de arquitectura montañesa, lo que le valió su declaración como conjunto histórico-artístico en 1979.
En la década de los noventa se acondicionó el pueblo para el turismo, se arregló la carretera comarcal que llega hasta él, se hizo un aparcamiento en el exterior y se convirtió el casco en peatonal.
El pueblo se encuentra en el interior de la Reserva Nacional de Caza del Saja y es el único núcleo habitado que se encuentra dentro de los límites del Parque Natural de Saja-Besaya. Durante siglos, Bárcena Mayor dependió de los duques del Infantado y, a principios del siglo XIX, formó su propio Ayuntamiento, integrándose después en Los Tojos. Se dice que es el pueblo más antiguo de Cantabria.
Tras pasear la D-Max por sus preciosas calles, desandamos nuestros pasos para volver hacia Correpoco, localidad, como Bárcena Mayor, perteneciente al municipio de Los Tojos, y donde habíamos pernoctado la noche anterior en Casa Jesus "Muddy Boots", una casa rural, muy acogedora, con un bello jardín y un amplio aparcamiento donde nos "preparamos mentalmente" para la jornada del día siguiente.
Tras correpoco, accedimos a la CA-280 que cogimos dirección norte para llegar a Renedo, declarado Bien de Interés Local, con la categoría de "conjunto histórico", entre otras cosas por "... la riqueza e importancia de las arquitecturas de casas en hilera, palacios y casonas que lo componen".
Poco después alcanzaríamos Valle, capital del municipio de Cabuérniga y villa declarada Bien de Interés Local.
Entre sus atractivos paisajísticos se encuentra La Collá (collada) de Carmona, pequeño puerto de montaña que se empieza a subir desde aquí, alcanza los 606 metros de altitud y baja hasta Carmona, dentro del mismo municipio, pero situado ya en el valle del río Nansa. Subiendo este puerto, existe un mirador llamado "Mirador de la Vueltuca" que permite una vista panorámica sobre todo el valle de Cabuérniga y donde paramos a fotografiar a la D-Max.
Poco más adelante llegaríamos al Mirador de la Asomada del Ribero, donde se tiene una excelente panorámica del corredor transversal que une el Valle del Nansa con los del Saja por el este y el Deva por el oeste.
A los pies del mirador y como ya vimos desde él, se encuentra Carmona, situada en aguas vertientes al río Nansa, es un pueblo declarado Conjunto Histórico-Artístico, donde queda perfectamente reflejada la arquitectura típica de las casonas montañesas. Son tradicionales el ganado vacuno de raza tudanca y artesanía de madera, siendo especialmente típicas las albarcas y la profesión de albarquero.
Poco después de atravesar Puentenansa, llegamos al Mirador de La Tejera, mirador directo sobre el pueblo de Obeso y en el que surge como protagonista, la recia Torre Medieval de los Rubín de Celis. La "Torre de Obeso" es una fortaleza bajomedieval, posee planta rectangular, de unos 9 m x 10 m. Cuenta con 4 pisos, pareciendo el último un añadido del siglo XVI.
Esta atalaya rural, símbolo del poder y fuerza señorial frente a sus adversarios, continuó siendo habitada tras las disputas medievales.
Seguimos recorriendo los cursos medios del Nansa y el Deva, recorriendo el trazado de la Carretera Autonómica Secundaria CA-282 y ganando metros, hasta que tras superar el Collado de Ozcalba, el Mirador de la Píquere nos proporciona una perfecta estampa de la realidad geo-etnográfica de estos pueblos. Las sierras verticales, los distintos usos ganaderos adaptados a los diferentes desniveles, terrazas herbosas o claros de brañas, manchas de aprovechamientos forestales... continuos regalos para la vista.
Tras el Collado de Ozalba, bajamos hasta Quintanilla donde cogeremos una pista asfaltada dirección sur y, poco después, hacemos un cerrado giro a la derecha para tomar una pedregosa y lenta pista que, sin miramientos, nos va haciendo coger altura para poner ante nuestros ojos lo abrupto de estas montañas, lo verde de sus praderas y las imponentes aguas del Cantábrico, a más de 20 Km. de distancia.
Verdes prados dominan un paisaje entre montañas, salpicados de caseríos y cobertizos diseminados en la distancia que nos ofrecen una relajante estampa que no queremos que desaparezca, pero el constante descenso que iniciamos hace rato nos va devolviendo a la civilización.
En cualquier caso, esta no es la "civilización" a la que la gran mayoría estamos acostumbrados, de atascos, edificios, multitudes, autopistas... sino una civilización mucho más humana en la que el gris y revirado asfalto, nos sigue trasladando por entre montañas y paisajes dignos de parar a cada curva.
Eso es lo que sucede cuando llegamos a Linares, situado en la ladera de una montaña. Su Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, la Torre del Pontón, la Torre de Berdeja o la Torre de Piedrahíta, a pesar de su belleza y carga histórica, encuentran una dura competencia en el entorno natural en el que se encuentran situados.
La construcción, en el siglo XIX, de la carretera que sigue el curso del Deva, actual N-621, desplazó el peso económico del municipio hacia La Hermida, dejando de lado a Linares lo mismo que las otras localidades que quedaban en el viejo camino de acceso a la comarca de Liébana desde la comarca de Saja-Nansa por el valle de Lamasón, lo que al viajero le supone hoy en día poder disfrutar del tranquilo y bello recorrido del que hoy hemos disfrutado.
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Precisamente La Hermida es nuestro siguiente objetivo, está situada a las orillas del río Deva, que lo atraviesa, formando el desfiladero homónimo, elemento geográfico más destacado del municipio.
Está desfiladero está declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y considerado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Por la carretera que recorre el desfiladero, se entra en Liébana desde Asturias.
Ya acercándonos a final de nuestra ruta, pasamos por la población de Tama, capital del municipio de Cillorigo de Liébana y la primera población que se atraviesa al salir del Desfiladero de la Hermida y entrar en la comarca de Liébana.
En Tama está el Centro de Visitantes Sotama, del Parque Nacional de los Picos de Europa, inaugurado en julio de 2005, edificio diseñado por los arquitectos Conrado Capilla y Pucho Vallejo, que ofrece una presentación de este espacio natural.
Al pasar por Tama nos encontramos en La Comarca de Liébana, la zona más occidental de Cantabria enclavada entre los Picos de Europa y la sierra de Peña Sagra. Su orografía a modo de gran hoya entre murallones de piedra caliza han hecho de ella la mejor definida de Cantabria.
Tradicionalmente aislada, se trata de una comarca rural cuya cabecera comarcal se sitúa en Potes y que actualmente tiene un gran atractivo turístico debido a su conservación natural y patrimonial.
Es una comarca montañosa cerrada, constituida por cuatro valles (Valdebaró, Cereceda, Valdeprao y Cillorigo) que confluyen en Potes, centro de la comarca.
En la Edad Moderna llevó el nombre de Provincia de Liébana, gobernada por un corregidor y Juntas, que fueron cofundadoras de la Provincia de Cantabria en 1778.
Finalmente, alcanzamos nuestro destino de hoy, la Villa de Potes; como en el resto de la comarca lebaniega, en Potes se disfruta de un microclima de tipo mediterráneo, lo que permite el cultivo de la vid, del nogal, del chopo... y con el primero de ellos se elabora el conocido orujo de la zona.
Durante la Guerra Civil, Potes se vio afectada por un incendio provocado por el bando republicano, que destruyó su casco histórico, reconstruido después con los criterios de restauración del autoritarismo. A pesar de ello, su casco antiguo es Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico desde el año 1983.
Destacan en la villa la Torre del Infantado, sede del Ayuntamiento; la Iglesia de San Vicente (tanto la vieja como la nueva), y el hecho de ser uno de los municipios por los que pasa la Ruta Lebaniega, que enlaza el Camino de Santiago de la costa con el Camino Francés.
El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto; sus callejuelas y caserones (la mayoría con blasones) ayudan al visitante a imaginar tiempos pasados repletos de historia.
Su economía se basa en el sector servicios, debido mayoritariamente al turismo que acude a la comarca ya sea por la naturaleza, cuyo máximo exponente es el parque nacional de los Picos de Europa, así como a su gastronomía, con platos como el cocido lebaniego o los "quesucos" de Liébana.
Y dado que era la hora de lo propio, tras perdernos un rato por algunas de sus preciosas, estrechas y reviradas calles empedradas, en las que pudimos ver un buen número de restaurantes de todos los estilos y categorías en los que se puede degustar gran variedad de platos, nos decidimos por dar buena cuenta de una de sus estrellas culinarias, el ya mencionado cocido lebaniego, a base de los garbanzos típicos de la zona (pequeños y tiernos), cecina o carne, berza y relleno.
Tras ello, Carlos Mariñas, de Noemborques Rutas y mi piloto en la ruta de hoy y yo, decidimos ayudar a la digestión con un popular Té del Puerto (él), y con un aguardiente lebaniego (yo), llamado orujo porque se elabora partiendo de los hollejos, raspones y pepitas resultantes de las uvas después de haber sido pisadas para extraerlas el mosto, que son los orujos.
Ambas bebidas acompañaban perfectamente a los sequillos (pastas espolvoreadas con azúcar), que nos estábamos comiendo de postre y que acompañaban a la conversación, que versaba, como no podía ser de otra manera, sobre la ruta que nos había salido.
Posiblemente de las menos camperas, de las que menos Km. de pistas había tenido, pero curiosamente, una de las más espectaculares, paisajísticamente hablando de las que habíamos hecho.
Una vez más, la nueva Isuzu D-Max se había comportado de manera excelente, y a sus ya muy probadas (en otras rutas), excelentes cualidades en campo, en esta ocasión nos brindó su comodidad y buen andar en carreteras de todo tipo, lo que la convierten en un vehículo ideal para todos aquellos que disfruten de la naturaleza en todas sus vertientes.
Estaría bien que acompañaran un plano de la ruta. Me gustaria realizarla este verano.