Mercedes-AMG, socio tecnológico para Aston Martin

Sobrevivir en el complejo y cada vez más poblado mercado de los grandes deportivos puede hacerse de dos maneras; recurriendo a una producción artesanal de coches muy exclusivos vendidos a precios desorbitados (Koenigsegg, Pagani, GTA, Spyker...) o aliándose con -o directamente integrándose en- un gran grupo industrial con el potencial tecnológico necesario para asegurar el desarrollo de nuevos productos a coste reducido (Bentley, Porsche, Ferrari, Maserati, Lamborghini...).

Aston Martin era, hasta la fecha, el único fabricante de coches deportivos de precio elevado, que no estaba ni en un grupo ni en otro. Desde que Ford se desprendió de ella en el año 2007, Aston ha ido cambiando de accionistas hasta que fue adquirida por la sociedad italiana de inversiones Investindustrial, que representa capital kuwaití. Investindustrial es una empresa de capital riesgo dedicada a reflotar empresas para venderlas (Ducati, hoy propiedad de Audi, fue su último negocio redondo) y muchas fuentes apuntan a que pronto hará lo propio con Aston y que Mercedes es el comprador lógico.

De momento, Mercedes, a través de su filial AMG, ha firmado un protococlo de intenciones que implica la entrada en el capital de Aston con un 5% de las acciones. AMG no pagará un solo euro por ese porcentaje ya que se limitará a recibirlo a cambio de colaboración tecnológica. En el futuro inmediato, AMG suministrará a Aston Martin motores V8 para los modelos de la marca británica y participará en el desarrollo de los componentes electrónicos de los modelos de la firma de Gaydon.

La entrada de Mercedes en el accionariado de Aston Martin no supone para la marca, de momento, ningún tipo de capacidad de decisión ya que no tendrá ni voz ni voto en las decisiones del consejo de administración de Aston. El protocolo firmado hoy deberá ser ratificado por el contrato entre ambas marcas a finales de este mismo año.

Para Aston Martin, este acuerdo tecnológico con Mercedes-AMG es vital. Como marca independiente, y pese a las inversiones prometidas por su accionista mayoritario, desarrollar una familia de motores de alto rendimiento es algo casi imposible de amortizar. Con este acuerdo, la marca se asegura unos propulsores de primer nivel, con tecnología muy avanzada y fabricados por un constructor de la solvencia y el prestigio de Mercedes y para ésta última, además de poner el nombre de AMG bajo el capó de los coches de uno de los más prestigiosos fabricantes del mundo, la entrada en el capital de la marca británica supone una base sólida de cara a una ampliación de esa participación.

Para Mercedes, controlar Aston Martin es importante. El desarrollo del mercado mundial de vehículos de lujo y altas prestaciones está en plena expansión (mercados como Rusia, China, Oriente Medio o Brasil tienen mucho que ver en ello) y Mercedes sólo disponía hasta ahora de su propia marca -una vez eliminada Maybach- para afrontarlo. Controlando Aston, puede tener un notable margen de maniobra para enfrentarse a sus dos grandes rivales; BMW, que controla Rolls-Royce y el Grupo Volkswagen, propietaria de Bugatti, Lamborgini y, sobre todo, Porsche y Bentley.

Aston Martin fabrica en la actualidad unos 3.500 coches al año en su planta británica, dónde se mantendrá la producción en el futuro. La entrada de Mercedes le permitirá desarrollar sus modelos más rápidamente y a unos costes menores.