José Caetano (Auto Foco) para Coches.net
El deseo de expresión de riqueza y la vanidad son tan antiguos como el hombre. Si hablamos de automóviles, no existe nada más lujoso, más potente, más rápido y más sofisticado que el Bugatti Chiron con sus 1500 CV. Acelera de 0 a 100 km/h en menos de 2,5 segundos, alcanza los 420 km/h y cuesta 2.400.000 € sin impuestos.
Quién no arriesga, nada consigue. Por este motivo, en cuanto supimos que Bugatti presentaría el Chiron en Lisboa a sólo dos decenas de periodistas de todo el mundo (y sólo de aquellos mercados más relevantes para la marca, entre los que no están ni España ni Portugal) y a 250 potenciales clientes, hablamos con el responsable de comunicación de la marca de Molsheim (Alsacia, Françia) y conseguimos “colarnos” en una presentación exclusiva. Gracias a ello podemos hoy contaros las impresiones de conducción del Chiron, un híperdeportivo sensacional con un motor de 16 cilindros y 1.500 CV.
En este caso, la palabra motor tiene más trascendencia de lo que es habitual, lo que explica las dimensiones del botón en el volante con la inscripción “ENGINE”. Al presionarlo, el 16 cilindros con arquitectura en W (en la práctica son dos bloques de 8 cilindros situados uno al lado del otro) despierta de manera violenta y se prepara para la acción.
La mecánica tiene cuatro turbocompresores y genera 1.500 CV a 6.700 rpm y 1.600 Nm de par entre 2.000 y 6.000 rpm lo que equivale a imaginar una elasticidad sin límites y una reacción instantánea a cualquier presión sobre el pedal del acelerador independientemente del régimen de giro con la colaboración, lógicamente, de la fantástica caja de cambios automática de doble embrague con 7 velocidades y función manual operada a través de las levas situadas tras el volante.
El cambio es superveloz tanto a la hora de subir marchas como en las reducciones lo que hace que la conducción del sucesor del Veyron sea todavía más diabólica, excitante, frenética, descomunal… Y es que este es un coche en el que, una vez al volante, se acaban los adjetivos para definir la conducción.
Las prestaciones del Chiron son alucinantes: acelera de 0 a 100 km/h. en menos de 2,5 segundos, alcanza los 200 km/h. en menos de 6,5 y llega a 300 km/h. en menos de 13,6 segundos. Para proteger los órganos mecánicos (y para garantizar un cierto margen de seguridad) la velocidad máxima está limitada de manera electrónica bien a 380 km/h., bien a 420 km/h. De locos. El segundo estadio de velocidad máxima se alcanza después de activar una segunda llave de contacto que recibe el adecuado nombre de Speed Key.
Si analizamos el mercado de los híperdeportivos, sólo el Koenigsegg Regera de 2016 puede rivalizar con el Chiron al que supera en la relación peso/potencia con 1,27 kg/CV en el sueco y 1,33 en el Bugatti pero lo cierto es que el Regera consigue alcanzar los 1.521 CV declarados sumando tres motores eléctricos que ofrecen, en conjunto, 406 CV a los 1.115 que se extraen de su V8 biturbo de 5 litros.
Pero incluso violando las reglas del juego, el Regera pierde ante el Chiron tanto en el 0 a 100 (lo abate en 2,8 segundos) como en velocidad punta ya que se queda en unos teóricos 410 km/h. El Ferrari LaFerrari (963 CV) y el McLaren P1 (916 CV) entrarían también en el grupo por su exclusividad pero sus prestaciones están por debajo de las del Chiron.
Aceleración descomunal
La aceleración del Bugatti es tan sobrenatural como su frenada. El sistema de frenos se compone de cuatro discos carbonocerámicos (los delanteros con un diámetro de 420 mm) y cuenta con el apoyo del ala trasera ya que al presionar a fondo el pedal de freno, el alerón se coloca verticalmente para hacer una función de Air Brake. En esta circunstancia, se generan fuerzas de hasta 2 G y a una velocidad de 100 km/h. el Chiron detiene sus dos toneladas de peso en 31,3 metros.
En el cockpit todo sucede sin sobresaltos y sin sudores frías gracias a una insólita facilidad de control y a unas reacciones de lo más previsibles gracias a las enormes cualidades del chasis. Con 1.500 CV y 1.600 Nm de par disponibles bajo el pie derecho, la tracción integral es obligatoria.
Este cupé híperdeportivo mide 4,54 metros de largo y, como el Veyron, es un biplaza. Los neumáticos, desarrollados específicamente por Michelin, son unos 285/35 R 20 para el eje delantero y unos 355/25 R 21 en el eje posterior y casi arrancan el asfalto en las aceleraciones y frenadas más violentas debido al enorme agarre del que hacen gala sobre piso en óptimo estado.
El conductor se sitúa idealmente en un asiento con un excelente apoyo lateral y dispone de una instrumentación organizada en tres pantallas digitales que bordean un cuentarrevoluciones analógico central. La presentación de los datos cambia en función del modo de conducción elegido y, además, la cantidad de información disminuya al aumentar la velocidad con el fin de mantener la concentración del conductor.
En el Chiron, a la izquierda del volante hay un segundo botón azul de grandes dimensiones. Este no tiene nada que ver con el motor y su misión es seleccionar los cuatro programas de conducción disponibles y activar el modo Lift, que eleva el vehículo a la posición más alta que permite la suspensión neumática (12,5 cm de altura libre al suelo), para facilitar el acceso a los aparcamientos.
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Los modos de conducción se llaman EB, Autobahn, Handling y Top Speed. Los cuatro modifican los parámetros de actuación de los controles de tracción y de estabilidad, el funcionamiento de los amortiguadores pilotados, la caja de cambios, la dirección, el reparto de par entre las cuatro ruedas motrices y los componentes móviles de la carrocería que componen la aerodinámica activa, clave en el mantenimiento de la estabilidad tanto a alta velocidad como en las frenadas.
El modo EB es el modo automático por defecto y trabaja hasta 180 km/h. Si se supera esta velocidad entra en acción el modo Autobahn (autopista), que rebaja la altura libre al suelo, sobre todo en el eje delantero, para mantener velocidades elevadas conservando una gran precisión de conducción. Todo ello sin afectar al confort de marcha, increíble en un automóvil de estas características.
El modo Handling privilegia la agilidad en carreteras sinuosas (o en circuito). Ninguno de estos programas permite el acceso a la velocidad máxima de 420 km/h. Independientemente del modo activado no conocemos otro híperdeportivo que resulte más fácil de conducir, ya sea deprisa o a ritmo moderado y que se adapte tan fácilmente al tipo de trazado. Si conducimos, por ejemplo, por carreteras de montaña, disfrutaremos de una dirección muy directa, precisa y rápida y de una suspensión que realiza una excelente gestión de las transferencias de masas apoyada en un centro de gravedad muy bajo.
Sentado al lado de Andy Wallace
Con victorias en Macao (F3), Le Mans, Daytona y Sebring en su currículum, Andy Wallace se quedó fuera de la Fórmula 1 por un tema de falta de dinero. Durante el contacto con el Bugatti Chiron, recorrimos las carreteras del municipio de Montemor-o-Novo, en el distrito portugués de Évora con Andy Wallace de copiloto.
El británico, de 56 años, se impuso en la edición de 1998 de las 24 Horas de Le Mans con el Jaguar XJR-LM9 que compartía con Jan Lammers y Johnny Dumpfries en su debut en el circuito de La Sarthe. Curiosamente, después ha corrido otras 20 ediciones de la carrera sin volver a ganar nunca. Eso sí, consiguió tres victorias de clase (LMGTP, en 2001 y 2002, con Bentley, y LMP2, en 2006, con un MG-Lola EX-264-ERA), y ha subido otras cinco veces al podio de la carrera de resistencia más famosa del mundo.
Aprovechando que Wallace estaba presente en la presentación del Chiron a la prensa, nos explicó algunas cosas sobre el coche. Por ejemplo, los modos de conducción. “El modo EB, de Ettore Bugatti, funciona de forma 100% automática, con 115 mm de altura delantera y 116 mm en la trasera. Esto se mantiene hasta los 180 km/h, cuando se conecta el modo Autobahn que rebaja el chasis 1 mm detrás y 20 mm delante y que eleva el alerón trasero. Esta configuración se mantiene hasta los 380 km/ /h, que es cuando llegamos a la primera limitación de velocidad. El tercer modo es el Handling, que aumenta la dureza de la amortiguación y sitúa el ESP es un estadio menos intrusivo. El modo Top Speed exige una llave de autorización específica y permite llegar a los 420 km/h siempre que se mantenga el mismo ángulo de volante y no se activen ni el ESP ni el ABS. Cuando algo de ello sucede, el programa queda anulado y la velocidad máxima vuelve a limitarse a 380 km/h. Activando el modo más extremo, la altura del chasis se reduce en 80 mm delante y 85 mm detrás y los flaps delanteros y traseros interactúan para optimizar la aerodinámica. los 420 km/h son también un límite de seguridad”. Según Wallace “en 2018 si se mantiene el plan de desarrollo, eliminaremos el limitador y veremos qué velocidad máxima alcanza. En mi opinión estará cerca de 440 o 450 km/h.
Regresando al principio del texto y siempre que tengamos dudas de la razón de ser del Bugatti Chiron, recordemos las cifras del motor situado detrás del habitáculo, en posición central para optimizar el reparto de pesos, otra característica esencial en este tipo de coches: 16 cilindros, 8 litros, 1500 cv, 1600 Nm.
Este automóvil de ensueño combina tecnología moderna con una necesidad tan antigua como el hombre que siempre adoró las expresiones de riqueza y vanidad. Si se dispone de más de 2,4 millones de euros es una inversión interesante ya que en un garaje y rodando más o menos, es más que probable que el Chiron se revalorice más que el dinero depositado en un banco.
La fábrica de sueños de Molsheim
Creada por el italiano Ettore Bugatti en 1909, en Molsheim, la marca pertenece al Grupo Volkswagen desde julio de 1998. La producción se reinició en 2005 después de épocas de penumbra y un anterior intento de reflote por parte del inversor italiano Romano Artioli que dio origen al EB 110 entre 1991 y 1995.
Bugatti integra la élite de los deportivos a nivel mundial desde que sus automóviles ganaron todo tipo de carreras en el periodo de entreguerras con triunfos en el G.P. de Mónaco (1929 y 1931), las 24 Horas de Le Mans (1937 y 1939) o la Targa Florio (1925, 1926, 1927, 1928 e 1929). El regreso a la producción en serie se realizó del modo más llamativo con el Veyron 16.4 (1014 CV), el coche de serie más rápido del mundo con una punta de 408,47 km/h en 2005.
El Chiron se fabrica en el Atelier Bugatti, con una producción de apenas 70 unidades en 2017 (pasan seis meses entre el pedido y la entrega del coche). En este templo de la alta costura automovilística trabajan apenas dos decenas de personas que montan delicadamente las 1.800 piezas del Chiron. Todo el coche se fabrica a mando para garantizar el más elevado nivel de calidad y fiabilidad.
Molsheim, sede de Bugatti desde 1909, es el lugar elegido por la marca para recibir a los clientes y elaborar con ellos la configuración deseada del Chiron. Por ejemplo, y refiriéndonos sólo a la tapicería, hay 31 colores a elegir con, adicionalmente, 30 colores de contraste para los pespuntes, ocho colores para las inserciones de Alcantara opcionales u 11 colores de cinturones de seguridad. Para una personalización casi ilimitada, existe incluso el programa “La Maison Pur Sang”. En la fábrica no hay robots ni líneas de montaje. Los trabajadores se dividen en equipos y, como en las escuderías de Fórmula 1, los vehículos se construyen en 12 fases. Los motores, por su parte, se fabrican en Salzgitter, en Alemania.
Antes de la entrega definitiva de su coche, el cliente visita el Atelier en diferentes ocasiones durante el proceso, en una de ellas para una primera prueba dinámica de 300 kilómetros. Una vez confirmado que todo está OK, se montan ruedas nuevas y el Chiron pasa, definitivamente, a manos de su afortunado propietario.
Que mal le queda la matrícula..xD , de verdad hace falta para un coche que tendrá una persona en tu país , si la hay?? Jejeje