Probamos la versión de gasolina con motor 1.6 atmosférico de la gama Kia Sportage, que se vende a partir de 24.000 euros.
El Kia Sportage recibió hace un año aproximadamente un restyling en el que se incluyó una nueva gama de motores de gasolina y diésel, estos últimos con sistema de micro-hibridación. Ya os ofrecimos en su momento nuestras primeras impresiones sobre el Kia Sportage en esta videoprueba, centrada sobre todo en la conducción de la versión diésel de 185 CV.
Ahora probamos la versión de gasolina, que sirve como entrada a la gama Sportage a un precio algo más asequible. Monta un motor atmosférico de 1.6 litros y 132 CV, que recientemente se ha adaptado a la normativa Euro 6d Temp y, por lo tanto, supera la normativa sobre emisiones contaminantes.
Es una versión ideal para los que no queráis un Sportage diésel, porque no hacéis un kilometraje excesivo o porque penséis que en el futuro haya posibles restricciones al uso de estos motores de gasóleo, especialmente en las grandes ciudades. Es una alternativa más económica, suficientemente potente y que da al Sportage un mayor refinamiento de marcha. Eso sí, no esperéis un motor de contundente respuesta.
Este 1.6 de cuatro cilindros es atmosférico, prescinde de turbo, y por lo tanto, no encontraréis en él el “punch” de los motores turboalimentados. Eso sí, a cambio ofrece una buena elasticidad a medio y alto régimen, aunque no tan lograda a bajas vueltas. Sólo a partir de 2.000 r.p.m. se muestra esplendoroso.
Por debajo de ese régimen es bastante perezoso. Si a eso le unimos que el par máximo es de 161 Nm a 4.850 r.p.m., bastante alto, provoca que tanto la aceleración desde parado como las recuperaciones sean un tanto justas. Acelera de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos, sólo unas décimas menos que la versión diésel de 115 CV ayudada por el sistema de micro-hibridación.
Se une a un cambio manual de seis velocidades, de corto recorrido pero de tacto un tanto duro, con desarrollos tirando a largos, como ya es casi norma, con el objetivo de reducir el consumo.
Consumo reducido y rodar fino
En este sentido, este Kia Sportage gasta una media, oficial, de 7,1 litros a los 100. Los días que lo estuve probando me dio una media de 7,4 l/100km., con un consumo mínimo en carretera de 6,2 l/100km. y un máximo en ciudad de 9 l/100km.
Con este motor, el Kia Sportage quizás no destaque en prestaciones, pero sí que deja relucir una de sus grandes cualidades: el confort de marcha.
El motor hace muy poco ruido, funciona muy fino y contribuye a que la conducción sea agradable, especialmente a velocidad de crucero. Las suspensiones son absorbentes, y tienen ese punto justo que permite un buen confort y a la vez sujetar la carrocería en los apoyos en curva, de forma que los balanceos son mínimos. La sensación al volante es buena, y sólo sería deseable una menor asistencia de la dirección, que en ocasiones ofrece poca información.
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Esta unidad probada, con acabado Emotion, montaba llantas de aleación de 17 pulgadas con neumáticos 225/60 R17 y, por lo tanto, venía bien calzada.
Con estos neumáticos y el ajuste del chasis comentado, es difícil sacar de las casillas a este SUV que, en caso extremo y forzando mucho la entrada en curva, muestra un carácter básicamente subvirador.
Buen y completo equipamiento
La posición de conducción es un poco elevada, como corresponde a un SUV. La visibilidad hacia el entorno del coche es buena, pero es mejorable la visibilidad frontal izquierda, que se ve perjudicada por el ancho pilar A; Al menos desde la posición de conducción que yo personalmente adopto al volante.
Como es habitual en los SUVs y compactos de última generación, la visibilidad hacia atrás está bastante limitada, ya que la superficie de luneta es pequeña. Se compensa con la cámara de marcha atrás que, en este acabado, era de tipo 360º.
En el acabado Emotion se monta de serie freno de estacionamiento eléctrico, sistema de botón de arranque electrónico con llave inteligente, navegador con pantalla de 8 pulgadas, tapicería de piel y sistema de audio JBL con 8 altavoces. A
lgunos de estos elementos pertenecen al Pack Premium Emotion (2.692 euros), una de las pocas opciones a escoger para personalizar el coche y que incluye asistencia de la frenada de emergencia con reconocimiento de peatones, sistema de detección de ángulo muerto, alerta de tráfico trasero, asientos delanteros y traseros calefactables, ventilados y regulables eléctricamente, volante calefactable y la ya comentada cámara de visión de 360ª.
Como ya es habitual en los productos de esta marca coreana, la cantidad de equipamiento de serie y la posibilidad de completarlo con alguna opción es uno de los puntos que lo diferencia de la competencia. La buena relación calidad/equipamiento/precio es el gran argumento de ventas del Sportage, que con este motor y acabado Emotion cuesta 23.321 euros, y equipado al completo se va a los 26.513 euros, sin descuentos ni posibles promociones.
También es cierto que en este segmento de los SUV compactos la competencia es feroz. Acaban de llegar nuevos modelos como el Skoda Karoq, Mazda CX-30 o el restyling del Renault Kadjar, que se suman a los ya existentes Peugeot 3008, Mitsubishi ASX, Nissan Qashqai, Hyundai Tucson, Seat Ateca, Jeep Compass, Ford Kuga, y Suzuki S-Cross, entre otros. El Kia Sportage lucha contra todos ellos, con unas armas bastante eficaces que lo sitúan entre los 5-6 SUVs compactos más vendidos en España.
Hgh