Tu cara me suena
Hemos probado el renovado Mazda 6 Sedán. Sí, sé que muchos de vosotros estaréis pensando, ¿renovado?, ¡pero si es idéntico al anterior! Pues sí y no. Cierto que exteriormente no ha cambiado prácticamente nada, si exceptuamos los retrovisores a los que se les han integrado intermitentes laterales -y que ahora se pliegan cuando apagamos el motor y cerramos el coche- y a que está disponible en el nuevo color Machine Gray.
El buque insignia de Mazda, sigue siendo atractivo y elegante gracias a sus sinuosas líneas, a sus marcados pasos de rueda -para llantas de 17” o 19”- y a los afilados grupos ópticos delanteros con tecnología LED. Puede parecer poco, pero en Mazda están seguros de haber mejorado lo que había que mejorar y de haber dejado lo que ya estaba a un gran nivel.
Mirado así, es posible que tengan razón porque la estética del Mazda 6 es atractiva y actual y eso les ha permitido centrarse en mejorar aspectos técnicos y del interior de este gran sedán. Y cuando digo “gran” me refiero literalmente a lo grande que es, como lo demuestran los 4,86 metros que mide -6 cm más que su hermano familiar-. Mazda ofrece diferentes motores gasolina y diesel con cambios automáticos o manuales y la unidad que hoy probamos es la versión con el motor 2.2 Skayactiv diésel de 175 CV y cambio manual de seis velocidades, en acabado Luxury.
Interior optimizado
Si en el exterior las novedades son “escasas” en el interior la marca ha trabajado para que todo sea más cómodo para el conductor, aunque hay que decir que tampoco son cambios radicales. Uno de los más destacables lo encontramos en el volante que ahora es de piel de alta calidad y presenta una disposición más cómoda y ergonómica de los mandos del equipo de música y del control de velocidad de crucero -entre otros- y un radio horizontal del volante más estrecho. Se ha mejorado también el puesto de conducción buscando que el volante y los pedales queden centrados respecto al conductor, con el fin de conseguir una menor fatiga.
Algo similar han hecho con el HMI Comander, que ha sido reubicado para que sea más cómodo de utilizar y acceder al sistema de conectividad para smartphone MZD Connect, así como a la información de la pantalla del navegador de 7” situada sobre el tablier. Por otra parte, el cuadro de instrumentos ha sido rediseñado y se incluye una pantalla TFT a color de 4,7 pulgadas, mientras en el sistema Head Up display se ha mejorado la resolución y ofrece indicaciones en color. Ahora también queda almacenada en la memoria la posición de asientos y retrovisores.
Las plazas delanteras son amplias, los asientos mantienen el confort ya conocido -calefactables de serie en este acabado- y el espacio para las piernas y las rodillas en las plazas traseras es de los mejores de su categoría. El maletero dispone de una capacidad de 480 litros, aunque el hueco de carga no es muy espacioso. Para abatir el asiento trasero en dos secciones podemos usar las palancas específicas situadas en el propio maletero.
Seguridad
A través del i-Activsense, Mazda ayuda al conductor reconociendo peligros potenciales, informándole de ellos e interviniendo únicamente si el accidente parece inevitable. En esta versión 2017, se ha optimizado el i-i-Activsense con la incorporación de una nueva cámara de visión delantera que mejora el sistema de asistencia de frenado, aumentando el rango de velocidad de detención y siendo ahora capaz de detectar también a peatones. El sistema de frenada de emergencia mejora gracias a un intervalo de frenada más amplio y es capaz de detectar peatones y de frenar por si mismo si, tras advertir al conductor, éste no frena.
Por último, el sistema de reconocimiento de señales también se beneficia de la nueva cámara que le permite identificar los límites de velocidad y las señales de dirección prohibida y mostrarlas en la pantalla del Head Up Display. El equipamiento de seguridad activa incluye control de ángulo muerto, mantenimiento de carril, farol LED adaptativos, detector de fatiga, señal de parada de emergencia y asistente de arranque en pendiente.
El ABS con distribución electrónica de frenada, la asistencia a la frenada, el control de estabilidad y el de tracción, forman parte del equipamiento de serie. El control de crucero adaptativo con frenada de emergencia es opcional y forma parte del Pack Premium que está compuesto, además, por la tapicería de cuero negro, asientos delanteros con ajuste eléctrico y ajuste lumbar para el conductor. Tiene un coste de 2.300 €. La pintura metalizada premium -Soul Red y Machine Gray- cuesta 670 €
Mejoras que no se ven
Nuestra unidad disponía del motor 2.2 Skyactiv diésel turboalimentado de 175 CV a 4.500 rpm, con un par máximo de 420 Nm a 2.000 rpm que le permite ofrecer un rendimiento realmente interesante, especialmente en la zona baja, en la que muestra una respuesta inmediata y contundente.
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Una de las novedades que incorpora son los dos sistemas que atenúan el ruido del motor. Uno a través de un amortiguador de frecuencia situado dentro de la cabeza del pistón -Natural Sound Smoother- y el otro que se encarga de “silenciar” las otras tres bandas críticas de frecuencia en las que la vibración típica de los componentes de un motor diesel es máxima -Natural Sound Frequency Control-. Más allá del propulsor, el Mazda 6 es el primer modelo de la marca que incorpora el sistema G-Vectoring. Se trata de un sistema parecido a las soluciones de efecto autoblocante en el eje delantero que montan otros vehículos de tracción delantera, relacionados con el control de estabilidad y los frenos.
Estos sistemas frenan la rueda interior motriz en curva con el propósito de "engañar al diferencial" y conseguir que éste envíe más par a la rueda exterior, que es la que ofrece mejor tracción. De este modo se consigue minimizar el subviraje pero en detrimento del desgaste de frenos. En Mazda han conseguido un efecto parecido sin castigar los frenos mediante la gestión electrónica del motor vinculada al giro de volante.
Cuando el conductor gira el volante, el coche utiliza el par motor para generar una fuerza G de deceleración, casi imperceptible, pero que consigue efectuar una transferencia de pesos para que las ruedas delanteras ganen agarre al estar más apoyadas como consecuencia del peso. Si el conductor mantiene el giro de volante constante en la curva, el sistema recupera el par de aceleración y potencia la estabilidad al desplazar la carga al eje trasero.
Debo reconocer que estoy totalmente de acuerdo con Mazda en que es "prácticamente imperceptible", pero también es cierto que el comportamiento dinámico del Mazda 6 mejora y que, probablemente, sería uno de los más eficaces del segmento si no fuera por la suspensión.
Un tarado blando
El tarado de suspensión es demasiado blando. Y es una lástima porque dinámicamente el Mazda 6 es muy efectivo y tan sólo penaliza en este sentido. Pese a que es un coche largo con un peso de 1.405 kg, es ágil en los virajes e incluso en los cambios de trayectoria, pero la morbidez de la suspensión hace que en el inicio del viraje el morro “se hunda” en exceso y que transmita menos sensación de agilidad de la que realmente tiene.
Mantiene bien la trayectoria y el subivraje llega tarde, pero al mínimo desnivel o bache de la carretera, los “cabeceos” del morro son excesivos. Es probable que estéis pensando que tampoco es un deportivo y que Mazda habrá buscado el confort por encima de la efectividad. Y sin duda tenéis razón, pero incluso en vías rápidas o autopistas se muestra, en mi opinión, demasiado blando. Un tarado un poco más firme le haría ganar tanto en efectividad como en sensación de aplomo y agilidad.
Buena respuesta
Con todo, estamos hablando de un coche muy serio, de calidad y con un comportamiento dinámico que lo coloca entre los mejores del segmento, con una dirección precisa y una frenada óptima con una buena resistencia a la fatiga. Ya hemos comentado que la respuesta de motor es muy buena, especialmente a partir de 1.700/1.800 rpm y aunque cuando nos acercamos a la zona “alta”-por definir así cuando alcanza las 4.500 rpm- parece planear un poco, en conjunto el resultado es muy positivo y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,9” y alcanzar los 223 km/h.
Buen escalonado del cambio manual de seis marchas -con un desarrollo largo- y buen tacto de la palanca situada en la consola central, en la que también encontramos el mando del HMI Comander, dos huecos portavasos y una guantera entre los dos asientos. Los consumos no fueron tan comedidos como anuncia Mazda pues nunca nos acercamos a sus cifras. En conducción relajada por autopista conseguimos una media de 6 litros, aunque pronto veremos los 7 y 8 litros si circulamos por carreteras de montaña a un ritmo alegre.
Lo bueno mejorado
La conclusión es que Mazda sabía que ya disponía de un coche con muy buenos argumentos y lo ha mejorado donde tocaba, dejando casi intacto todo lo bueno y la esencia de la marca. Mantiene su innegable atractivo estético, la calidad, su confortable interior y mejora técnicamente y en seguridad, para seguir siendo competitivo en el segmento. Sin duda, una buena opción. Su precio, 33.795 €.
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