La categoría compacta de Mercedes ya no es tan compacta
La cosa tiene su gracia. No hace más de un lustro, los aficionados a esto del motor nos quejábamos amargamente de la ausencia de Mercedes-Benz en el segmento compacto, donde la casa de Stuttgart apenas contaba con el monovolumen Clase B mientras que Audi y BMW llevaban tiempo sacando pecho con sus respectivos A3 y Serie 1.
... Y cómo han cambiado las cosas desde entonces. En 2012 fue presentado el esperadísimo Clase A; y a partir de ahí Mercedes se ha dedicado a exprimir su plataforma compacta de tracción delantera con el lanzamiento de distintas variantes de carrocería, como el crossover GLA, el cupé CLA y su variante familiar CLA Shooting Brake. Hoy tenemos la suerte de probar la edición más deportiva de este último, identificada por las siglas AMG (que como sabéis responden a “Pelos Como Escarpias” en alemán).
En Stuttgart, los "shooting brake" son de cinco puertas
Antes que nada, aclaremos una cosa: mi afirmación de que esta es la variante familiar del CLA era sólo una verdad a medias. Sí es cierto que su carrocería con techo elevado y portón da lugar a un mayor espacio de carga que el CLA sedán, pero tampoco se trata exactamente de un break al uso. El propio nombre del modelo nos indica que esta versión responde -libremente- al concepto de shooting brake, categoría de automóvil a medio camino entre un cupé (por lo tanto con dos puertas laterales, aunque a Mercedes le valen cuatro también) y un familiar, ideada para ofrecer una mayor versatilidad sin sacrificar la estética. Este curioso término anglosajón, empleado en el siglo XIX para definir a los carruajes empleados para ir de cacería, tuvo con
Una variante ideada para ofrecer mayor versatilidad sin sacrificar la estética.
posterioridad tal recorrido en el mundo del automóvil que Joan Dalmau dedicó este artículo a la historia de los shooting brake. Quien no lo lea estará castigado sin cenar.
Aunque la silueta del Shooting Brake es obviamente distinta a la del sedán a partir del pilar C, las dimensiones del vehículo son las mismas: 4,69 m de longitud por 1,78 de anchura y 1,42 m de altura. Es un coche bastante largo para tratarse de un compacto familiar; tanto que mide sólo 1 cm menos que el Clase C Estate, pero no olvidemos que éste emplea una plataforma más sofisticada, con motor longitudinal y tracción trasera (el CLA, como el Clase A del que deriva, presenta motor transversal y tracción delantera). Comparado con el CLA sedán, el Shooting Brake trae a priori dos claras ventajas: una mayor capacidad de carga y una mejor habitabilidad. En la práctica, dichas ventajas se quedan a medio camino de lo esperado. Veamos por qué.
El maletero cuenta con un práctico portón que amplía enormemente la boca de carga, especialmente angosta en el caso del sedán. Lástima que el Shooting Brake no haya optado por emplear unas ópticas específicas que no limitasen tanto el acceso en la parte inferior, que además presenta un umbral elevado; pero ya sea por diseño o por ahorro de costes, aquí la forma se impuso a la función. La capacidad de carga es superior en 25 litros, de manera que podemos contar con 495 litros en total. Una buena cifra que se ve reforzada por las formas bien definidas de sus paredes y por el empleo de una bandeja flexible retráctil.
El maletero cuenta asimismo con unos espacios laterales separados por redes, y bajo el piso encontraremos un doble fondo donde en vez de una rueda de repuesto se ubica el kit antipinchazos -y en nuestro caso, también el subwoofer del equipo de sonido-. La capacidad de carga total será de 1.355 litros si abatimos los respaldos traseros, operación que no tendremos que realizar cuando sólo llevemos algún objeto y largo que pueda pasar por la trampilla del respaldo central.
Si visteis nuestra videoprueba del CLA sedán, recordaréis que allí constatamos el mal acceso a sus plazas traseras. El marco de la puerta tiene una caída tal que es fácil dar con la cabeza, lo que nos obliga a ir con cuidado y agacharnos bastante. En el Shooting Brake, la línea del techo prolongada hace que la tarea de entrar al habitáculo sea un poco más fácil, aunque sigo recomendando ir con precaución. Os lo digo por experiencia. Una vez sentados, disfrutaremos de 4 cm extra para la cabeza, de manera que quienes midan menos de 1,90 m no tendrán que preocuparse tanto por dar en el techo (pero sí con el marco de la ventana, que está bien acolchado pero queda cerca del rostro). La anchura interior sigue siendo la misma, de manera que no sobra mucho espacio si ubicamos a dos adultos. Sigue siendo prácticamente inutilizable la plaza central, muy estrecha y penalizada por el túnel de transmisión.
El puesto de conducción es muy parecido al del Clase A AMG. Su combinación de color negro con superficies en tono metálico cepillado nos sumerge en una ambientación deportiva acentuada por los detalles y pespuntes en color rojo. Luego podrá gustaros o no el diseño del salpicadero, la cantidad de mandos que hay repartidos por todas partes o la ubicación de su pantalla en formato tablet -pantalla que destaca sobre todo por su buena legibilidad incluso bajo el sol-. En cualquier caso, aplaudo a Mercedes por haberse atrevido a rejuvenecer sus automóviles tanto por fuera como por dentro.
Me gustan los asientos deportivos que vienen de serie por su compromiso entre comodidad y capacidad de sujeción; sólo pediría que el reposacabezas fuese regulable, y tampoco me entusiasma la apariencia y tacto de las secciones de símil cuero. Pero si algo me ha encantado es el volante, que presume de tacto y grosor perfectos salvando el innecesario achatamiento inferior. Las levas de cambio son algo pequeñas, eso sí.
Llamativo y discreto a la vez; y también caro, a propósito
Para tratarse de la versión más radical, el Shooting Brake AMG puede mostrar una imagen poco llamativa si así lo preferimos. Nuestra unidad de pruebas seguía este camino, y vista desde lejos costaba diferenciarla de otras versiones del CLA. Delata su origen la parrilla de diseño específico -curiosamente, menos llamativa que la convencional-, el spoiler del techo, un difusor trasero flanqueado por dos generosos embellecedores de escape y, sobre todo, las pinzas de freno pintadas en rojo.
Este AMG puede mostrar una imagen poco llamativa si así lo preferimos.
También es cierto que nuestro coche tampoco venía tan sobreequipado como suele suceder, pero en toda marca premium los extras son caros. Sobre el precio base de 63.750 euros (que incluye de serie la tracción total 4Matic, neumáticos Michelin Pilot Sport 3 con medida 235/40 sobre llanta de 18”), hay que sumar la pintura metalizada (935 €), cristales tintados (362 €), techo corredizo panorámico (1.373 €), equipo de escape AMG Performance (656 €), portón trasero con apertura eléctrica (561 €), piso de maletero con listones de aluminio (360 €), climatizador automático (745 €), asiento de acompañante eléctrico (454 €), apoyabrazos abatible en las plazas traseras (242 €), cámara de marcha atrás (458 €), control de ángulo muerto (656 €), asistente de aparcamiento (987 €), faros adaptativos (958 €), pinzas en color rojo (467 €), control de crucero adaptativo Distronic Plus (1.258 €), navegador Comand Online (3.929 €) y sistema de sonido Harman Kardon (883 €). En total, nuestra unidad costaba 79.035 euros; cifra que se dispararía hacia el infinito si nos dedicásemos a incorporar opciones exclusivas.
Pero no sólo estamos pagando por el look AMG, que para eso ya hay paquetes estéticos aplicables a otras versiones del CLA, sino por adquirir un AMG “pata negra”. Para empezar, su motor es el mismo que el del Clase A AMG, que con sus 381 CV es el cuatro cilindros más potente del mercado. Esta nueva versión del 2.0 turbo cuenta con 21 CV más que el equipado anteriormente por los A y CLA AMG; y también eleva su par máximo en 25 Nm hasta alcanzar 475 Nm, disponibles desde sólo 2.250 rpm.
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Este motor se asocia a una caja automática de doble embrague con 7 velocidades. Se trata de una versión específica denominada Speedshift DCT AMG, más rápida que la convencional. Tanto la caja de cambios como la respuesta del motor y la dirección están gobernadas por el selector de programas de conducción Dynamic Select, que con sólo pulsar un botón situado junto a la palanca del cambio nos permite elegir entre los modos Normal, Eco y Sport.
Deliciosamente (ir)racional
Para soportar el uso más deportivo al que se dirigide este modelo, el AMG rebaja la carrocería y monta un chasis más rígido que el de serie, con muelles y amortiguadores más firmes, unas barras estabilizadoras de mayor grosor, un equipo de frenos más potente con discos perforados y una dirección menos desmultiplicada. Curiosamente, el diferencial autoblocante mecánico sólo está disponible como parte del paquete opcional AMG Dynamic Plus, no incluido en nuestra unidad.
La experiencia de conducir el CLA AMG ha resultado ser muy similar a la del Clase A AMG. Sí, claro, ambos comparten la misma base mecánica, pero esperaba que la carrocería “familiar” y la diferencia de peso (que tampoco es tanta: son apenas 30 kg más) tendrían una mayor influencia sobre el dinamismo del vehículo. Por fortuna, las sensaciones que transmite el CLA Shooting Brake son casi tan sobrecogedoras como las de su hermano compacto.
Lo que más impresiona de este coche es, por supuesto, su capacidad de aceleración: tarda 4,3 segundos en acelerar de 0 a 100 km/h, siendo sólo una décima más lento -o menos rápido- que el Clase A. Este motor es una auténtica bomba, contundente desde abajo y con una zona media espectacular. La caja automática Speedshift está a la altura, pues realiza los cambios con rapidez y además no sube a una marcha superior cuando el motor alcanza su régimen máximo (previniendo así una doble subida como ocurre en otros coches cuando usamos las levas de cambio).
No me entusiasma la ubicación del selector de modos de conducción, ya que el botón es muy pequeño y queda enrasado de manera que lo que es difícil encontrarlo al tacto mientras estamos pendientes de la carretera. Pero una vez elegido el modo Sport desataremos todo el potencial de este AMG; incluyendo el delicioso rugido que emanan sus escapes, sólo superado en mi opinión por el directamente excesivo Audi RS3.
Sea cual sea el modo de conducción elegido, me ha sorprendido del CLA su elevada estabilidad. Tracciona realmente bien incluso sin el diferencial autoblocante delantero, gracias en parte al buen trabajo del sistema 4Matic (encargado de transmitir hasta un 50% del par hacia el eje trasero cuando sea necesario); y la carrocería oscila poco a
Muy potente, muy ágil, excitante de conducir y suficientemente práctico.
cualquier velocidad, siguiendo con precisión y suficiente rapidez las órdenes dictadas por el volante. Para tranquilidad de los menos expertos, ni siquiera apagando el control de estabilidad resulta fácil descolocar el coche; y de igual modo, el equipo de frenada se muestra capaz de detener el vehículo en distancias cortas y con plena confianza, sin hacer extraños ni mostrar seria fatiga por el uso continuado. No he podido probar este AMG en el circuito, pero sí en carreteras de montaña, donde incluso rodando a ritmo elevado este shooting brake de tamaño medio se comporta casi como un compacto de 4 metros.
Pero tampoco os voy a engañar sugiriendo que es un coche de rallies. De hecho, una virtud para mi gusto -o defecto para el de otros- es que el tacto de la suspensión no es excesivamente duro. Firme, sí, pero muy válido para el uso diario; e incluso confortable en autopista, donde disfrutaremos del silencio de marcha facilitado por la buena aerodinámica de la carrocería y la excelente insonorización del habitáculo (siempre que no activemos el “musical” modo S). Quienes busquen algo más siempre podrán optar por el tren de rodaje AMG Ride Control con amortiguación adaptativa regulable, que además incorpora el modo de conducción Race pensado para el circuito.
Como digo, el CLA AMG Shooting Brake es un coche válido para el uso cotidiano salvo por dos cuestiones. La primera, tal vez poco relevante, es que por su altura rebajada podemos rozar el escape al entrar a la rampa de un aparcamiento. Y la segunda, los consumos. Si bien el valor homologado en ciclo mixto es de 7,3 l/100 km, en autopista os costará bajar de los 9,5 litros. El promedio real en uso variado viene a ser de unos 11 litros por cada 100 km, siempre que conduzcamos con normalidad. Y si queremos exprimir el potencial de nuestro AMG, contad con que los tramos en carreteras reviradas pueden triplicar esta cifra. Aunque si estáis en posición de aspirar a un coche como éste, probablemente os dará lo mismo.
Pese a sus inconvenientes de habitabilidad y sobre todo de precio, confieso que este es un tipo de coche que me encanta. Es muy potente, muy ágil, excitante de conducir y al mismo tiempo lo suficientemente práctico como para usarlo como vehículo único (siempre que no tengamos grandes necesidades de espacio). Digo más: si buscáis un coche con semejantes características la decisión será fácil porque, esta vez sí, Mercedes se adelantó a su competencia.
[N. de la R.] Recientemente el CLA ha recibido una mínima actualización, con modificaciones internas en las ópticas y algún detalle en el habitáculo. Todas las características técnicas de este modelo permanecen sin cambios.
Si no compara prestaciones de un octavia rs tdi 184 y un octavia tsi 180. Es humillante que una versión normal se coma con patatas a su hermano en versión deportiva, el mercado dieselizado obliga.