Renault Grand Scénic TCe 160 CV Zen: Para famílias

Conducimos por unos días la versión de 7 plazas del Renault Scénic, denominada Grand Scénic, con el motor de gasolina más potente, el TCe 160 CV, acompañado de un cambio manual. Es la versión con aptitudes más familiares de un monovolumen incombustible.

Hace años que os comentamos que el mercado de los monovolúmenes está de capa caída, espoleado por los archipopulares SUV’s, que han acabado siendo la alternativa preferida por el público con necesidades de transporte familiar.

Pero hay marcas que se resisten, como es lógico, a dar por perdido una parte del mercado que siempre tiene su público, aunque éste sea menguante. Y una de ellas es Renault, precisamente una de las pioneras del segmento del monovolumen con aquel Espace que lanzó a principios de los años ochenta y que dio pie posteriormente al Scénic para cubrir el hueco de los monovolúmenes de tamaño compacto.

El nuevo Scénic comparte plataforma con el Renault Mégane, (aquí tenéis la comparativa entre el Renault Mégane y un Mercedes-Benz Clase A) el Renault Talisman (videoprueba del Renault Talisman) y el propio Renault Espace (videoprueba Renault Espace) de última generación. Su plataforma es la CMF (Common Module Family), que ha permitido que este Scénic de última generación sea más ligero, tenga un chasis más efectivo y equipe tecnologías a la última.

Esta plataforma, modulable en varias medidas, ha hecho posible que el Scénic mantenga sus dos tipos de carrocerías: Scénic y Grand Scénic, esta última con mayores aptitudes como vehículo familiar al disponer de una tercera fila de asientos.

En su momento ya os ofrecimos la videoprueba del Renault Scénic, basada principalmente en la versión de 5 plazas. Ahora probamos la carrocería “larga” Grand Scénic, aprovechando la incorporación en la gama del motor TCe de gasolina de 160 CV, un buen ejemplo de propulsor de buenas prestaciones y bajo consumo.

Este motor es el mismo que se monta en otros modelos del grupo Renault-Nissan e incluso en algunos Mercedes-Benz como el Clase A. Es un motor de cuatro cilindros de de 1.332 cc. que sustituyó en su momento al antiguo 1.2, al que mejora en potencia y en ahorro de combustible.

Aunque este motor de gasolina puede ir asociado a una caja de cambios automática EDC, hemos probado una unidad con cambio manual de seis velocidades, algo más económica de compra. Su PVP es, en el acabado Zen del Gran Scénic probado, de 29.443 euros.

El Grand Scénic, a diferencia de la carrocería más compacta, llega a los 4,63 metros de longitud (4,40 m. el Scénic) y esto le permite albergar una fila de asientos extra y ofrecer capacidad para 7 pasajeros. Es la versión ideal para los que tienen familia numerosa o suelen viajar acompañado de varios amigos o familiares. La tercera fila, como es habitual, se recoge en el suelo del maletero, y sólo se activa si nos interesa. Como veremos más adelante, es un Renault con una sobresaliente modularidad interior.

Estéticamente el Renault Grand Scénic no sorprende, pero sí que resulta muy agradable a la vista gracias a su silueta a medio camino entre un monovolumen y un crossover. Sigue una mezcla de estilos que busca gustar a un gran número de personas; algunas de ellas que incluso pueden llegar a plantearse la compra de un SUV, pero llegan al Grand Scénic por su mayor habitabilidad y su estética ligeramente crossover.

Lo que destaca en este modelo son sus enormes llantas de 20 pulgadas, de diseño aerodinámico. No es nada habitual encontrar este tamaño de llanta en este segmento, y de hecho, el Grand Scénic es el único monovolumen del mercado que monta de serie este tamaño de llanta. Creo que es un acierto, ya que da un aspecto más deportivo y actual a un vehículo que, tradicionalmente, no buscar ser emocional, sino sobre todo funcional y práctico. Y aunque una cosa no debería estar reñida con la otra, coincidiréis conmigo que en los MPV esta dicotomía es más evidente.

Estas llantas tienen un diseño muy aerodinámico y montan unos neumáticos Michelin Primacy 3 en medidas 195/55 R20. No son neumáticos exageradamente anchos ni de concepto extremadamente deportivo, a pesar del tamaño de la llanta. Además, Renault asegura que existe recambio de ellos a un precio asequible, a pesar de sus medidas. En cualquier caso, lo cierto es que dan un aspecto bastante deportivo y hacen que el coche pise bien el asfalto.

La unidad que veis en las fotos venía pintada en un bonito Rojo Carmin (opción de 525 euros) combinado con un techo en color negro que además es de tipo panorámico (incluido en el Pack Look, 831 euros, junto con los cristales traseros oscurecidos y el retrovisor interior electrocromado). Las barras de techo (200 euros) también son una opción disponible en el acabado Zen. Además de prácticas, también aportan un aire más crossover al este vehículo.

El diseño del frontal lo hace reconocible fácilmente como un Renault, ya que sigue la línea de los últimos modelos de la marca. Este frontal da un estilo muy actual y moderno a este monovolumen, de día y de noche, también a través de los faros y luces LED con grafismos en forma de C, típicos de la marca francesa.

Este estilo fresco, moderno y actual lo podemos ver también en el interior. En las plazas delanteras destaca la pantalla del R-Link 2, con forma de Tablet, de 8,7 pulgadas, situada en una posición central, vertical y elevada que facilita su visibilidad y manejo. Como ya os comenté en la videoprueba del Renault Scénic, tiene unos menús muy intuitivos, con unos gráficos excelentes. Poco hay que reprochar. De hecho, esta pantalla no centra la usabilidad de los mandos de la calefacción, sino que éstos siguen siendo físicos, “de toda la vida”, un aspecto positivo.

En las plazas delanteras también hay detalles exclusivos, como la guantera de tipo cajón o la consola deslizante Easy Life de 13 litros de capacidad, iluminada y con reposabrazos integrado.

Como ya es conocido en esta última generación del Scénic, se pierden los tres asientos individuales del modelo anterior a favor de una banqueta partida en proporción 60/40. Esto no hace posible desmontar individualmente los asientos, pero sí que se mantiene el sistema corredero de los mismos. De esta manera, se puede ampliar la capacidad del maletero, ya de por sí buena, o dar más espacio a los dos pasajeros de la tercera fila.

Tened en cuenta que en esta tercera fila sólo caben cómodamente dos niños o dos adultos de corta estatura, como es habitual. El acceso a esta tercera fila es, sorprendentemente, mejor de lo esperado. Para ello, hay que desplazar la segunda fila, operación que se hace en un solo movimiento a través de una palanca.

Por lo que respecta al maletero, ofrece 596 litros de maletero con la tercera fila plegada, y 233 litros con ésta colocada. Si abatimos las dos filas traseras, operación que puede realizarse de forma automática y eléctrica a través de los pulsadores en el lateral del espacio de carga, damos paso a un enorme maletero con un piso totalmente plano. También hay un pequeño doble fondo bajo el piso, práctico para almacenar pequeños objetos.

La postura al volante es bastante elevada, más propia de un SUV que la de un monovolumen. Frente al conductor hay un gran salpicadero, en posición baja y con un diseño profundo, con formas que dan sensación de espacio de forma instantánea.

También hay buena sensación de visibilidad frontal y hacia todo el entorno del coche, ya que la superficie acristalada es generosa, el parabrisas está bastante inclinado y además, en esta unidad que probé, había un techo panorámico de cristal fijo que aporta mayor luminosidad a este interior.

Es un Renault muy bien equipado, con sistema de entrada y arranque sin llave, por ejemplo, que facilita y hace más cómodo el uso del coche.

El motor de gasolina apenas se oye una vez arrancado, se percibe fino y silencioso. Empuja correctamente desde bajas vueltas y dispone de potencia suficiente para llevar el coche cargado sin sufrir en exceso en los arranques ni en las recuperaciones. Es un propulsor agradable, que hace gala de un consumo contenido: sólo 7 l/100km. de media, que suele estar en 5,6 l/100km. en carretera, 6,2 l/100km. en ciudad y unos 8,7 l/100km. en ciudad. Si tenemos en cuenta el tamaño del coche y la potencia, es un buen consumo.

El coche es cómodo, aunque la rueda de 20 pulgadas con neumáticos de perfil 55 no resulta tan absorbente como una llanta de inferior diámetro y neumático de mayor perfil. A cambio, ofrece un mayor aplomo y una mejor estabilidad en curva. Las suspensiones también son firmes y algo secas, y contribuyen a esta sensación de rigidez estructural, siempre bienvenida en un monovolumen. Es un coche fácil de guiar, con una dirección bastante directa e informativa.

Dispone del sistema Multisense de Renault, que permite acceder a 5 modos de conducción: neutro, sport, confort, personalizado y ECO. Se activan a través de un pulsador en la consola central o a través de la propia pantalla del R-Link 2.

El cambio de comportamiento entre uno y otro programa se nota, y el carácter del coche cambia con una simple pulsación. En "Eco", se percibe bastante “capado” en cuanto a la reactividad del motor, y en “Sport” es todo lo contrario. Un sistema así, que hemos podido ver en el Talisman o el Espace, mejora considerablemente las aptitudes y la efectividad del coche en carretera (si lo que se persigue es conducir de forma alegre) o en ciudad (si se busca reducir el consumo).

Finalmente, sólo comentaros que este monovolumen puede venir muy bien equipado con sistemas de ayuda a la conducción, como regulador de velocidad adaptivo, alerta de cambio de carril con vibración en el volante, head-up display, sistema de aparcamiento automático, alerta de detección de fatiga o frenada de emergencia con detección de peatón, esta última de serie.

Como es normal, adopta toda la tecnología desarrollada por Renault y lo convierte en uno de los monovolúmenes más punteros en este sentido.

El PVP de esta versión Zen con cambio manual parte de los 22.818 euros, aunque la unidad que veis en las fotos, más equipada, llegó a los 25.555 euros.