El RAV4 es eficiente pero también divertido

La firma japonesa apuesta por la tecnología híbrida enchufable con el nuevo Toyota RAV4 Plug in, de 306 CV de potencia conjunta y hasta 98 kilómetros de autonomía eléctrica en ciudad. Tal como defiende la marca, llega en el momento adecuado con la solución adecuada para sus clientes y el RAV4 reúne las características para ser el verdadero exponente de esta evolución de la electrificación. Durante la jornada de pruebas pudimos compararlo con el modelo híbrido autorrecargable, del que tenéis la prueba en este enlace, de modo que aprovecharemos este artículo para dilucidar que tecnología se adapta mejor a tus necesidades y herramientas.

El sistema PHEV no es nuevo en Toyota. Es más, el primer modelo con este tipo de configuración fue el Toyota Prius de segunda generación sobre el que se realizaron los primeros test en 2008. Por ese entonces la firma no estaba del todo convencida y sus híbridos estaban escalando posiciones en el mercado, de modo que tocaba seguir mejorando hasta lanzar el verdadero Prius PHEV en 2021. Su comercialización se limitó tanto que poco sirve hablar de ella. No fue hasta 2017 cuando los nipones se decidieron con la segunda generación de su sistema híbrido enchufable, construido sobre el Prius de cuarta hornada. Sin embargo, la auténtica punta de lanza no ha llegado hasta este segundo modelo, el Toyota RAV4 Plug-in de quinta generación.

La confianza de Toyota reside en los números del propio RAV4, que acumula más de 1 millón de unidades vendidas, copa el 13% de la cuota del mercado y es el SUV más matriculado de su segmento en todo el mundo. Nada queda de este todoterreno compacto que aterrizó en Europa en 1994, ahora se fabrica sobre la plataforma GA-K que le permite montar la batería necesaria para esta nueva modalidad de propulsión PHEV. En el mercado tendrá que batirse con rivales como el DS 7 Crossback E-Tense, Hyundai Tucson PHEV o el Seat Tarraco PHEV, algo más grande pero de precios similares.

Se trata de una batería de 18,1 kWh que tiene, como particularidad, la función de refrigerado a través del propio aire acondicionado del vehículo. El motor de combustión es el mismo que el RAV4 220H gasolina, un cuatro cilindros y 2,5 litros de cilindrada pero con 8 caballos más. En esta ocasión el RAV4 Plug-in se beneficia de 185 CV térmicos debido a que puede girar más rápido y alcanza las 6.000 rpm frente a las 5.700 del híbrido convencional. Este bloque se combina con otros dos eléctricos, uno situado en el eje delantero de 182 CV y otro en el trasero de 54 CV, por lo que hablamos de un todocamino con tracción total de serie.

También es el SUV más potente de la Toyota hasta la fecha, solo superado por los modelos GR que tantas alegrías nos han dado últimamente en vídeos como el de la prueba del Toyota GR Yaris o la noticia sobre el GR 86. Pero de vuelta al modelo que nos concierne hoy, hablamos de 306 CV de potencia que se siente, sobre todo, en los momentos de aceleración y recuperación.

El RAV4 Plug-in es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6 segundos, algo que le hace interesante tanto para viajes por carreteras convencionales como por la ciudad y sus necesidades. Un entorno en el que se beneficia de sus motores eléctricos para recorrer 75 kilómetros sin emitir un gramo de CO2 según el ciclo WLTP, un dato que alcanzaría los 98 km en una circulación puramente urbana. Estas son homologaciones que no tenemos tiempo a comprobar durante la presentación del modelo y que deberemos esperar a la prueba en profundidad para aclarar. Su consumo homologado es de 1 l/100 km.

El RAV4 Plug-in cuenta con cuatro modos para gestionar tanto la potencia como la reserva de la batería: EV, Auto EV/HV, HV y CHG, que pertenecen (respectivamente) al eléctrico, híbrido combinado por completo, híbrido con función ahorro energía y carga del motor eléctrico mediante el de combustión. El RAV4 Plug-in arranca, por defecto y si tiene suficiente autonomía, en el modo 100% eléctrico y propulsión delantera. Para cambiarlo deberemos activar el resto de opciones en los selectores o se hará, de forma automática, si sobrepasamos los 135 km/h y en el momento que se agote la batería.

En el modo eléctrico (EV) el RAV4 Plug-in es capaz de pasar de 30 km/h a 60 km/h en 2,5 segundos pero al superar los 80 km/h el empuje eléctrico se reduce, clave para no ventilarnos las reservas en dos pisotones. En esta configuración encontramos un C-SUV de tracción delantera fácil de manejar, ligero y atento a las peticiones del acelerador, con una dirección demasiado asistida para mi gusto, pero que nos permitirá movernos entre el tráfico urbano. Tras el volante tiene unas levas que sirven para modificar la frenada regenerativa del modo EV, llegando al uso de un solo pedal en condiciones urbanas.

Los modos HV y CHG están ideados para conservar e incluso recuperar energía eléctrica. El primero de ellos priorizará el uso del motor térmico para no gastar más batería pero el CHG, o modo carga, tirará únicamente de este para cargar dicha batería. El consumo, obviamente, se dispara y deja de ser un modelo eficiente. ¿Por qué existe este modo? Se habla de un futuro en el que el centro de las ciudades esté vetado a coches que emitan un solo gramo de CO2 y existirán medidores que comprueben si se circula, o no, en modo eléctrico.

El modo EV/HV es el que nos permitirá sacar todo el jugo a este RAV4 de 306 CV. Lo mejor de todo es que no hablamos de un deportivo, ni mucho menos, pero es un coche aplomado y de sensaciones fiables en curva. En ese sentido, parece que las mejoras en el envoltorio también hacen su función.

Este RAV híbrido enchufable tiene el centro de gravedad 20 milímetros más bajo pero también pesa más, algo que han solventado bastante bien para reducir las inercias y balanceos. Para ello cuentan con una suspensión de tipo McPherson y optan por el paralelogramo deformable en el eje trasero. A la hora de frenar se siente, bastante el peso del coche (también en el híbrido), de ahí que los discos de freno ventilados, de 340 mm delante y de 317 mm detrás, vengan fenomenal para parar por completo el vehículo.

La modalidad de híbridos enchufables se está convirtiendo en la elección de muchos nuevos compradores, que quieren beneficiarse de su distintivo cero y los kilómetros de autonomía eléctrica. A la hora de decidirnos por un híbrido autorrecargable o un híbrido enchufable hay varios aspectos a tener en cuenta. Teniendo ambos modelos el mismo día pudimos hacer comparaciones directas que vendrán muy bien para solventar dudas.

Estamos ante el mismo coche, por lo que hablamos de un RAV4 de 4,60 metros de largo por 1,85 m de ancho y 1,68 m de alto. En el caso del RAV4 Plug-in las llantas de serie son de 18 pulgadas y tiene una altura libre al suelo de 180 milímetros. Los cambios empiezan con el dato en báscula, dado que el modelo PHEV pesa entre 260 y 270 kilogramos más en función del acabado.

El habitáculo tampoco tiene cambios, más allá de la botonería específica de los modos de conducción eléctrica y las funcionalidades del sistema de infoentretenimiento sobre su carga y flujo de energía. Eso sí, el modelo híbrido autorrecargable ofrece 580 litros de capacidad de maletero frente a los 520 litros del PHEV, que pierde capacidad al no tener el doble fondo.

Los podremos diferenciar por la parrilla negra y la moldura cromada del spoiler inferior, además del diseño de llantas específico de 18 y 19 pulgadas. También se repite la moldura plateada que cruza el portón y el paragolpes es ligeramente diferente. El interior del RAV4 Plug-in luce las costuras rojas y en el acabado superior también tienen una franja central del mismo color.

Los cambios estéticos de uno frente al otro son mínimos pero sí llega más equipado el híbrido enchufable. En este caso, encontramos el Head-Up Display y la pantalla tácil de 9 pulgadas en el nivel Style Plus, además del cuadro digital, la aplicación MYT, los asientos eléctricos del acompañante y la toma de 220 V de serie en el Advance.

Pero si tu decisión no depende de la caja, sino del uso que haces de ella, estos son los datos que deberás tener en cuenta: los números no salen si nos planteamos utilizar el RAV4 Plug-in sin cargarlo en ningún momento. Esta tecnología es amortizable y rentable siempre y cuando tengamos la posibilidad de utilizar, como mínimo, el 20% del coche en modo eléctrico o EV. En caso de no contar con batería alguna, el consumo homologado del RAV4 Plug-in es de 6,6 l/100 km, superior a los 5,7 l/100 km del autorrecargable.

El RAV híbrido enchufable es realmente competitivo cuando el 60-80% de nuestros trayectos los podemos realizar con el modo eléctrico. Eso si lo calculamos con un precio medio de 1,4 €/l de gasolina y a 0,15 €/kWh de energía de tarifa valle, que seguramente acabaría siendo mayor por el salto de tarifa eléctrica. Es decir, deberemos utilizar el RAV4 cada día para ir a trabajar en modo eléctrico y será entonces cuando amortizaremos la diferencia que supone su compra.

El aspecto de la carga es esencial y no podemos depender del exterior para ese proceso. En caso de contar con un enchufe doméstico en nuestro garaje, de 2,3 kW, tardamos 7,5 horas en cargar el RAV4 Plug-in. En una toma de 32 amperios, que vienen a ser 7,4 kW, el coche se carga en 2,5 horas y eso que solo admite una potencia máxima de 6,6 kW.

Si tuviera que decantarme por uno de los RAV4 lo haría por el híbrido enchufable, si tuviera enchufe en casa. Contamos con los modos de conducción del híbrido convencional (Eco, Normal, Sport y Trail), por lo que no perdemos un ápice de conducción off-road y solo sumamos confort e incluso empuje motor. La tracción total AWD-i nos permitirá acceder a terrenos complicados, subir a esquiar y luego, con el modo EV, circular por nuestra ciudad a cero emisiones.

Además, Toyota ha mejorado la insonorización de este SUV híbrido enchufable, por lo que también se comporta mejor en autovías y autopistas. Tanto que, en algunos momentos, estuvimos más pendientes del marcador de velocidad que de la conducción y del sonido incómodo del sonido revolucionado del propulsor.

No le faltan tampoco los asistentes a la conducción incluidos en el Toyota Safety Sense, con detección de obstáculos, frenada de emergencia, alerta por cambio involuntario de carril y el odioso mantenimiento a este. Sobre las pantallas disponibles, de 8 y de 9 pulgadas, os hemos hablado anteriormente pero cabe destacar que ambas son compatibles con Apple CarPlay y Android Auto. La más grande está disponible únicamente en el modelo tope de gama, denominado Style Plus y que tiene un precio de partida de 58.350 euros.

El primer Toyota RAV4 Plug-in es el Advance que, sin financiar sale desde 49.500 euros y recibe un descuento adicional de 1.750 euros en caso de optar por el Toyota Easy, que incluye 4 años de mantenimiento y 4 años de garantía con una entrada de 16.887 euros y 48 cuotas de 375 euros al mes. Además, al ser híbrido enchufable puedes beneficiarte de las ayudas del Plan MOVES III que alcanzan los 5.000 euros en caso de achatarramiento, por lo que tendrías un RAV4 Plug-in Advance por cerca de 44.000 euros.