La fábrica de coches más grande del mundo, la que Volkswagen tiene en la localidad alemana de Wolfsburgo, reducirá su producción a un tercio. Sólo se mantiene el turno de trabajo de mañana y se paralizan los otros dos por el momento.
La producción automovilística vuelve a activarse tras el tradicional parón por las vacaciones de verano. Ahora bien, no se augura una reactivación a pleno rendimiento como inicialmente se había especulado.
En la misma línea Audi, la marca del Grupo Volkswagen que aporta más beneficios también verá afectada su producción. En lugar de volver a abrir sus líneas de montaje la semana próxima, no lo harán hasta una semana más tarde, ampliando así el descanso vacacional de sus empleados.
Todo este proceso de ralentización de la producción se centra básicamente en un mismo problema, la falta de semiconductores. La industria estaba a punto para volver a trabajar a pleno rendimiento, debido a los masivos protocolos de vacunación que se han aplicado tanto en Europa como en Estados Unidos.
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Sin embargo, Asia está siendo azotada con una fuerte oleada de contagios de la variante Delta. Esto afecta a la producción de semiconductores, que provienen en su gran mayoría de aquella región y que son imprescindibles para los chips que necesita la industria automovilística.