Mercedes-Benz Clase A 200 7G-DCT: Cómodo y divertido

La versión del Mercedes Clase A que probamos equipa una óptima combinación mecánica que asocia el motor 1.4 de gasolina de 163 CV con el cambio automático de siete marchas. Su precio es uno de sus hándicaps, ya que cuesta 33.650 euros de serie, cifra que aumenta hasta los 42.107 euros incluyendo los opcionales que equipa esta unidad.

La nueva generación del compacto alemán de cinco puertas ha venido acompañada de avances en diseño, en habitabilidad, en tecnología y en cualidades dinámicas. Todo ello lleva al modelo a dar un importante paso al frente y a reforzar su posición como una de las referencias de su segmento.

En este cambio generacional, el diseño exterior es uno de los aspectos que más evoluciona, si bien hay que tener en cuenta que no supone una transformación completa. En primer lugar, cabe comenzar el repaso a sus novedades en este ámbito por el nuevo frontal. Además de contar con un capó de orientación más inclinada, el fabricante alemán ha modificado la forma de la parrilla, que es más fina y recuerda a un hexágono aunque con los vértices muy suavizados.

Otro de los cambios se encuentra en las ópticas, que tienen un diseño más afilado que contribuye a dotar al automóvil de una mirada más agresiva que la de su predecesor. También se han variado las ópticas traseras, cuya forma es ahora mucho más fina y achatada que antes. Además de aportar una imagen más moderna, ahora se encuentran partidas entre el portón y las zonas laterales de la zaga. Esta positiva elección hace que el acceso al maletero se haya ampliado considerablemente.

Al margen del diseño, el modelo también ha crecido considerablemente, sobre todo en lo que respecta a longitud. Y es que ahora es 12 centímetros más largo que antes hasta alcanzar los 4,42 metros. Pero esta no es la única cota que aumenta, pues también es 1 cm más alto y 2 cm más ancho. Tampoco hay que pasar por alto el incremento de 3 cm en la distancia entre ejes y el crecimiento de los pasos de rueda.

Al acceder al habitáculo del nuevo Clase A se aprecian cambios considerables, de mayor calado incluso que los que se observan en el exterior del coche. Además de contar con un puesto de conducción generoso y muy confortable, los primeros aspectos que llaman la atención son la atmósfera digital que envuelve al conductor y la forma del salpicadero. Y es que éste se encuentra presidido dos enormes pantallas digitales de 10,25 pulgadas (tamaño incluido opcionalmente en el Paquete Premium, que cuesta 3.232 euros).

Mientras que la pantalla izquierda integra el panel de instrumentos digital personalizable, la situada a la derecha es táctil y está dedicada al nuevo sistema de infoentretenimiento bautizado como MBUX (Mercedes-Benz User Experience) que debuta en este modelo. Puede gestionarse además desde el volante o desde un nuevo touchpad que sustituye al mando giratorio de la anterior generación. También es posible interactuar con el sistema mediante los avanzados comandos de voz que éste permite.

La marca alemana ha logrado un avance en cuanto a calidad de acabados, pues los materiales empleados en algunas zonas del interior son mejores que los de su predecesor. La segunda fila de asientos es más amplia que antes, en parte gracias al incremento de batalla con respecto al anterior Clase A. Pero también se gana espacio en anchura y altura, por lo que ofrece un espacio más que considerable para dos adultos, que viajarán con bastante comodidad en las plazas laterales. Por su parte, no sucede lo mismo en la plaza central, más estrecha e incómoda por motivos como el respaldo más firme o el espacio que resta el túnel central.

El aumento de tamaño del vehículo ha venido acompañado de un incremento de la capacidad de maletero, que gana 29 litros hasta alcanzar los 370 litros. Además del amplio equipamiento de serie de esta versión, la unidad probada cuenta con una considerable dotación de opcionales. El paquete Premium, comentado anteriormente integra, además de las pantallas de 10,25 pulgadas y del sistema MBUX, numerosos elementos como paquete de aparcamiento, navegador con disco duro, asientos delanteros calefactados, sistema Keyless-Go o iluminación de ambiente 64 colores.

A ello hay que sumar otros extras como techo corredizo panorámico (1.289 euros), paquete AMG Line (1.270 euros), asientos delanteros con ajuste eléctrico y memorias (874 euros), control de ángulo muerto (622 euros), apoyo lumbar con 4 vías (214 euros), paquete Night (541 euros) y asistente para señales de tráfico (409 euros).

La gama de potencia del compacto alemán se mueve en un rango que va de los 116 CV de la alternativa A 180d a los 224 CV de la variante A 250 4Matic. Para esta prueba, la versión escogida ha sido la intermedia de la bancada de gasolina, denominada A 200, movida por un 1.4 que ofrece una potencia de 163 CV y que entrega un par motor de 250 Nm entre 1.620 y 4.000 rpm. Este propulsor turboalimentado de cuatro cilindros responde de forma muy satisfactoria a bajas revoluciones y mueve el vehículo con soltura, aunque da lo mejor de sí mismo a medida que lo vamos subiendo de vueltas.

En esta unidad, el motor se asocia a un cambio automático de siete velocidades y doble embrague 7G-DCT (tiene un sobreprecio de 2.257 euros), transmisión que ofrece unos magníficos resultados tanto por rapidez como por suavidad de funcionamiento. Lo que no es muy práctico es la ubicación de la palanca, situada en la zona derecha de la columna de dirección. Esta combinación mecánica da lugar a un buen nivel de prestaciones teniendo en cuenta la cilindrada y potencia del motor. Y es que logra acelerar de 0 a 100 km/h en 8 segundos y su velocidad punta es de 225 km/h.

En lo que respecta a consumo, esta versión homologa una media de 5,3 litros cada 100 km, una cifra realmente ambiciosa que no lo es tanto en conducción real. Tras finalizar la prueba, que integró ciudad, carreteras interurbanas, autopistas y carreteras de montaña, la media registrada fue de 7,7 l/100 km. Se trata de un valor razonable pero lo cierto es que donde sí destaca este motor es en el consumo específico rodando a velocidades de autopista, pues marcó una buena media de 6,0 litros.

La tecnología de desconexión de cilindros que incorpora este motor pone su granito de arena para ello, si bien en ningún momento se llega a percibir cuándo se produce dicha desconexión (ni por comportamiento del motor ni por sonido).

Esta nueva generación del Clase A se caracteriza por su avance en el aspecto dinámico. En primer lugar, hay que considerar que el aumento de la distancia entre ejes se traduce en un mayor aplomo, cualidad que se aprecia sobre todo a la hora de rodar por las grandes rectas de autopista. Por este tipo de vía, el compacto alemán pone de manifiesto además una mayor calidad de rodadura, percibida por ejemplo a la hora de pasar sobre baches a alta velocidad.

Ello, unido a las mejoras producidas en materia de insonorización interior, refuerza la sensación de confort general para los ocupantes. No hay que pasar por alto que el aumento de dimensiones del vehículo también lo ha llevado a que crezca su anchura de vías. Aunque se trata de solo 1,5 cm, ello genera un mayor grado de estabilidad durante la conducción por sucesiones de curvas. Permite un paso por curva bastante rápido y las oscilaciones de la carrocería son mínimas.

Por su parte, la dirección contribuye a acentuar el dinamismo del vehículo. Cuenta con un tacto muy preciso y directo con el que se obtiene una elevada sensación de control en todo momento. Asimismo, la destacable maniobrabilidad que proporciona el modelo de Mercedes-Benz lo hace idóneo para callejear por ciudad, por donde se muestra ágil y muy fácil de conducir.

En definitiva, la nueva generación llega con unas proporciones ampliadas, lo que supone una mejor habitabilidad. A ello hay que sumar un entorno digital que acentúa la atmósfera tecnológica del vehículo, un mayor confort de marcha general y un aplomo reforzado. La dotación de opcionales es realmente amplia, aunque el elevado precio de algunos de ellos puede hacer que el precio final aumente considerablemente.