Audi TT Final Edition ¡Se acabó!

Hace 30 años que empezamos a tener noticias de lo que se estaba cociendo en el centro de diseño de Audi en California, y ahora toca decirle adición a uno de los modelos más icónicos de la firma de Ingolstadt.

El Audi TT pasa al olimpo de los cupés tras tres generaciones, y de esta tercera generación, en este caso, se ha creado una edición limitada a 25 unidades para el mercado español. La base es un Audi TT 45 TFSI S tronic, con una configuración exterior espectacular.

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La última edición del TT, se presenta con el paquete S-line Competition Plus, destacando elementos en negro brillante a lo largo y ancho de la carrocería, tales como taloneras, calandra, logotipos, difusor y faros oscurecidos, así como cristales traseros tintados en negro, un alerón espectacular también en negro brillante y llantas de 20 pulgadas que dejan ver el equipo de freno con pinzas pintadas en rojo.

Los colores disponibles para esta Final Edition son a parte del  azul Nogaro de nuestra unidad de pruebas, el rojo Tango y blanco Glaciar, y de las 25 unidades creadas, 10 son blancas, 8 rojas y en tan solo 6 se ha elegido el azul como el color deseado. 

Por supuesto destaca sobre todo un elemento que ha sido seña de identidad del Audi TT, y que no parece que volvamos a ver en otro modelo de la marca alemana, y no es otro que la boca de llenado de combustible de tipo competición.

La practicidad del TT es relativa, ya que si bien las plazas traseras son puramente testimoniales y de difícil uso por parte de humanos, el maletero se muestra muy generoso con una capacidad de 305 litros y sobre todo una boca de carga que nos facilitará mucho la vida.

Pero vamos al interior, porque hay muchas cosas del Audi TT que vamos a echar en falta, y que definen lo que es este coche, un vehículo pensado única y exclusivamente para el conductor.

Esto queda claro al mirar el salpicadero, donde no hay pantalla de infoentretenimiento central, tan solo disponemos de una pantalla para el cuadro de instrumentos donde se centraliza absolutamente todo, con unos menús clarísimos que manejaremos desde el mando MMi de la consola central, ese mando MMi que tanto vamos a echar de menos por su facilidad de uso.

También cabe destacar el sistema de climatización, muy fácil e intuitivo de manipular, y todo ello acompañado de una calidad de materiales que no se puede calificar de otra manera que de excelente, además la combinación entre los tonos oscuros de los materiales nobles como alcántara o carbono en contraste con las costuras azul eléctrico le dan un toque muy deportivo y elegante al mismo tiempo.

El diseño del interior lo deja claro, pero al ponerse a los mandos, esta sensación se acentúa. Este coche no tiene en cuenta a los pasajeros traseros ni al copiloto, quien se convierte en un mero espectador. Todos los controles están orientados hacia el conductor, todo queda a mano y la integración en el puesto de conducción es absoluta. Los asientos logran un equilibrio perfecto entre confort y deportividad, con unos semibaquets fantásticos, y el volante presenta dimensiones ideales en diámetro y grosor, aunque no es completamente redondo, su diseño facilita el acceso y la salida del vehículo.

Pero vayamos a lo importante. A primera vista, 245 CV pueden parecer pocos, especialmente si se compara con la versión RS de 400 CV. Sin embargo, esta potencia resulta ideal tanto para el uso diario como para disfrutar de una conducción deportiva los fines de semana. La diversión al volante está garantizada al llevar el motor alto de revoluciones, entre 3.000 y 6.000 rpm, donde el 2.0 de cuatro cilindros demuestra su carácter. Eso sí, el consumo en tramos de curvas ronda los 14 litros cada 100 kilómetros, aunque en un uso racional diario esta cifra se reduce casi a la mitad.

El cambio S Tronic de siete velocidades y doble embrague funciona con precisión, con una tercera marcha especialmente aprovechable. Sin embargo, mantiene el mismo punto débil presente en otros modelos de Audi: las levas de cambio, pequeñas y de plástico, no están a la altura del resto del habitáculo, que ofrece acabados de primera categoría.

El Audi TT dispone de cuatro modos de conducción: Efficiency, Comfort, Individual y Dynamic. Un detalle poco común es que si el coche se apaga en Dynamic, al encenderlo mantiene esa configuración, sin obligar al conductor a seleccionarla nuevamente, algo inusual en la actualidad, donde los vehículos suelen determinar el modo de conducción, generalmente el más eficiente.

El ADN de Audi en sus modelos deportivos y, en particular, en aquellos con tracción Quattro, se mantiene intacto. La estabilidad que ofrece a alta velocidad es impresionante. La tracción a las cuatro ruedas garantiza una adherencia excepcional, el paso por curva es impecable y la suspensión firme, junto con una posición de conducción baja, refuerzan la sensación de deportividad. A pesar de sus 1.460 kilos, el peso está tan bien distribuido que en ningún momento se siente como un coche pesado.

Si hay algo que se le puede reprochar, es el sonido del escape, que no refleja toda la deportividad del vehículo. 

Uno a uno, los coupés de “capricho” van desapareciendo. El Audi TT nunca ha sido un coche barato, pero tampoco era inalcanzable. Actualmente, el mercado de segunda mano ofrece grandes oportunidades en el segmento de los coupés de dos puertas que se caracterizan por ser coches atractivos pero poco prácticos, los que se compran en soltería, se venden con la llegada de los hijos y se vuelven a comprar tras el divorcio o en la jubilación. Eso sí, jubilados en forma, ya que entrar y salir no es tarea sencilla.