Probamos tres de los mejores SUV híbridos del mercado: el renovado Mitsubishi Outlander PHEV, el nuevo Honda CR-V Hybrid y el también nuevo Toyota RAV4 Hybrid. Los tres con filosofía muy de coche familiar y sobre todo, “electrificados”, la palabra de moda en el sector.
La necesidad de contaminar menos está obligando a los fabricantes a instalar baterías y motores eléctricos en sus nuevos vehículos. Y los híbridos son el mejor ejemplo de esta tendencia. Son coches que funcionan en parte como un coche eléctrico, y en parte como un coche convencional con motor de combustión. Una combinación que, a día de hoy, se presenta como ideal para circular por ciudad o carretera en modo eléctrico, aunque sea parcialmente, sin sufrir por la autonomía.
Honda CR-V Hybrid
El Honda CR-V hybrid se acaba de lanzar mercado. Tiene una nueva plataforma, más larga entre ejes, y un nuevo diseño exterior, más moderno y actual que el de la anterior generación. Destacan el nuevo frontal, en línea con el de otros modelos de la marca: Y sobre todo los cambios en la zaga, que mantiene el típico gran portón, pero ahora con nuevas formas y con unas ópticas que ya no son verticales, sino horizontales. En este híbrido el escape está muy disimulado, tanto que casi no se ve. Honda da así una imagen “ecológica” a un CR-V que ya no se venderá con motor diésel. Y la versión de gasolina tiene los días contados, sólo hasta 2021.
Su motor de gasolina es de 2 litros, y le acompaña un generador y un motor eléctrico que hace de impulsor, todo situado en el frontal.El Honda es el único de los tres que no puede utilizar dos motores eléctricos. Sólo tiene uno, que da par al eje delantero. Para dar tracción al eje trasero se sirve de un árbol de transmisión convencional. Su sistema híbrido puede funcionar de tres modos diferentes: modo EV o eléctrico 100%, en el que se utiliza la energía almacenada en la batería, aunque sólo por un máximo de dos kilómetros aproximadamente; modo híbrido, en el que el motor eléctrico mueve las ruedas mientras el motor de gasolina va recargando la batería a través del generador; y modo Engine Drive, en el que es el motor de gasolina el que da par motriz, por ejemplo, a alta velocidad. Es el SUV menos potente de este comparativo, con 184 CV.
Toyota RAV4 Hybrid
Si hay alguna marca que se asocie a lo que entendemos como un coche híbrido, esta es Toyota. Su SUV de referencia, el RAV4, acaba de estrenar generación, la quinta. Monta una nueva plataforma, que es más ligera, más rígida y tiene mayor distancia entre ejes. El diseño exterior es más anguloso, su frontal se ve más agresivo y su trasera se percibe más ancha y deportiva. Este SUV se vende con tracción 4x4 o 4x2. La marca nos cedió para el comparativo una unidad con tracción delantera, de las primeras que han venido al mercado español. En la gama no hay versiones gasolina ni diésel. Sólo híbridas. Un claro ejemplo de hacia dónde va el mercado.
El Toyota monta un motor de gasolina de 2,5 litros, un motor eléctrico y un generador, también todo en el frontal. Pero a diferencia del Honda, este coche puede montar un segundo motor eléctrico en el eje trasero, si lo pedimos con tracción 4x4. Así, el RAV4 con tracción integral puede dar par a las cuatro ruedas sin un árbol de transmisión de por medio. Lo hacen directamente sus dos motores, uno sobre cada eje. Ya sea 4x4 o 4x2, este SUV tracciona normalmente con las ruedas delanteras, a través del motor de gasolina y con un pequeño apoyo del motor eléctrico, que normalmente entra en acción a bajas velocidades, al arrancar desde parado o al acelerar a fondo. Se alimenta de una batería situada entre los asientos traseros y el maletero, a nivel del piso. Le da autonomía para circular en modo EV unos dos kilómetros aproximadamente, como el Honda. Su sistema híbrido da 218 caballos de potencia, situándose como el segundo más potente de este comparativo, por detrás del Mitsubishi.
Mitsubishi Outlander PHEV
El tercero en discordia, el Mitsubishi Outlander PHEV, es ya casi un veterano. Fue uno de los primeros SUVs enchufables que se empezaron a vender en Europa, y desde entonces sigue un ritmo de matriculaciones excelente. Es el híbrido enchufable más vendido en España y también es el más vendido en el mundo. Este año llega un poco cambiado, con un frontal más trabajado, nuevas llantas y un nuevo spoiler trasero. Su motor ofrece más potencia y más autonomía en modo eléctrico. De esta forma, el Outlander PHEV consolida sus excelentes aptitudes como vehículo familiar, ecológico y económico para un uso diario.
El Mitsubishi monta un motor de gasolina de 2.5 litros, el generador a la derecha y por detrás de él, uno de los dos motores eléctricos. El segundo motor está en el eje trasero, para dar la tracción 4x4 permanente. Es Outlander PHEV es el único de los tres que obligatoriamente funciona con dos motores eléctricos, ya que todas las versiones tienen tracción integral. Con estos dos motores, y un grupo de baterías más grandes, situadas en el piso, que pueden recargarse a través de un enchufe, el Outlander es de los tres el que puede circular durante más tiempo en modo eléctrico. Sus baterías almacenan más energía que las de sus rivales, aunque necesitan tres horas y media para recargarse a través de un enchufe. Su autonomía en modo EV es de 54 kilómetros según ciclo WLTP, suficiente para un recorrido a diario hacia el trabajo o a dejar los niños al cole sin necesidad de pasar por la gasolinera.
En este SUV el motor de gasolina también recarga las baterías, como un sistema híbrido en serie, pero a la vez tiene conexión con el eje delantero. Puede impulsar las ruedas, por ejemplo, al subir un puerto o en fuertes aceleraciones. En ese momento también recibe la ayuda de los motores eléctricos si es necesario. Un divisor de potencia se encarga de utilizar un método u otro, y así hacer la conducción lo más eficiente posible. Es el más potente de los tres, con 230 CV. El Mitsubishi, a diferencia de sus rivales que tienen etiqueta Eco, cuenta con al etiqueta Cero emisiones, como si fuera un eléctrico 100%. Gracias a esta etiqueta, el Mitsubishi puede circular siempre sin restricciones por el bus-vao, aparcar gratis en las zonas de estacionamiento y en algunos peajes de autopista tampoco paga.
Puestos de conducción (Por Juan Carlos Grande)
El puesto de conducción del Honda CR-V Hybrid es el más llamativo de los tres modelos probados, en especial por las voluptuosas formas de su salpicadero pero también por la ausencia de una palanca de cambios tradicional: en su lugar, y a diferencia del resto de modelos de la gama, el CR-V Hybrid recurre a un conjunto de pulsadores. El cuadro de instrumentos digital con pantalla de 7 pulgadas sirve como ordenador de a bordo “avanzado” y nos permite consultar en todo momento estado de carga de la batería y el flujo de energía entre los distintos elementos del sistema. La pantalla central, también de 7”, se hace pequeña en relación al marco pero en cambio es bastante nítida; y aunque su manejo no resulta especialmente intuitivo, cumple adecuadamente. El navegador y la cámara de visión trasera son opcionales. Por cierto: el CR-V es el único que ofrece como opción un práctico head-up display; ni el RAV4 ni el Outlander nos conceden dicha posibilidad. Por lo demás, el CR-V Hybrid nos regala una notable sensación de espacio y un interior bastante cuidado en general. La calidad de materiales no llega al nivel de sus dos competidores; y aun así, se sitúa por encima de la media del segmento.
El Toyota RAV4 Hybrid exhibe un puesto de conducción relativamente convencional, aunque a decir verdad eso no tiene nada de malo: su diseño es el que más se acerca al gusto europeo, proyecta un buen sentido de la ergonomía y, con sólo darle un vistazo, notaremos que todo parece estar “en su sitio”. El habitáculo emplea de buena factura y mejor ajuste; y además, se permite ofrecer un equipamiento muy completo, con buenos detalles como el climatizador bi-zona y una bandeja de carga inalámbrica. También es de serie el cuadro de instrumentos digital con pantalla de 7” mediante la que podemos consultar, cómo no, el funcionamiento del sistema híbrido. Y también se nos ofrece sin sobrecoste una pantalla táctil central de 8”. Como suele suceder con estos “tablets” clavados en el salpicadero, éste tampoco presume por su integración en el conjunto pero sí por encontrarse en la posición ideal. Además, cuenta con botones físicos a ambos lados que facilitan mucho su manejo. Por cierto: la cámara de visión trasera también es de serie; del único opcional incorporado en nuestra unidad de prueba es el navegador. Lástima que el RAV4 Hybrid no ofrezca ni como opción Android Auto ni Apple CarPlay.
Por último, el Mitsubishi Outlander PHEV presenta un estilo más clásico y conservador solamente distorsionado por una la palanca de cambios que parece sacada de la nave Enterprise. La instrumentación es analógica aunque incluye un pequeño ordenador de a bordo y resulta fácilmente legible. La pantalla central es táctil pero su diagonal de 7” se queda algo pequeña y navegar por los menús resulta engorroso. Hablando de navegar: el Outlander no trae navegador, pero como sí ofrece Android Auto y CarPlay, podremos usar el navegador del teléfono a través de la pantalla del coche. La cámara de visión trasera viene de serie y sirve para completar un sistema de infoentretenimiento de calidad aceptable. La distribución de mandos es correcta en general aunque algunos, como los que se sitúan por debajo del climatizador, quedan lejos de la mano. Cabe destacar, en cambio, la buena calidad de los materiales de recubrimiento del salpicadero, la consola central y el interior de las puertas; y lo mismo puede decirse de los asientos en tapizados en piel, donde viajaremos como auténticos señores y que son de serie en el acabado Kaiteki+ de la unidad probada.
Plazas traseras y maletero (Por Néstor Abarca)
El Honda CR-V sorprende por una segunda fila de asientos con mucho espacio, tanto para las piernas como en altura libre hasta el techo. También es destacable el confort que ofrecen sus dos asientos laterales, con una banqueta larga que apoya bien las piernas y un mullido del respaldo muy cómodo. Nuestros tres rivales ofrecen regulación en inclinación del asiento que, aunque no es muy generosa en el caso del Honda CR-V, se agradece poder reclinar hacia atrás un poco el asiento.
En este caso, la plaza central es totalmente aprovechable ya que la anchura del coche permite que podamos ocupar las tres plazas disponibles más o menos de forma aceptable. Además, el hecho de disponer de un túnel de transmisión tan poco marcado es una ventaja para el ocupante de la plaza central que podrá situar los pies encima de éste y cerrar las piernas para ofrecer más espacio a sus acompañantes.
El Honda CR-V que nos han cedido para esta prueba equipa apertura eléctrica del portón trasero. La capacidad del maletero en su configuración estándar es de 497 litros, la más pequeña de este comparativo. Cuenta con prácticos tiradores a los lados del mismo maletero para abatir los respaldos y así ampliar el volumen de carga hasta los 1.694 litros. Debajo del piso sólo tenemos un pequeño compartimento para guardar algún pequeño objeto, ya que las baterías van situadas en el maletero.
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Las plazas traseras del Toyota RAV4 son muy similares a las del Honda CR-V. La banqueta es bastante larga, los asientos son confortables, la distancia para las rodillas es excelente y la altura hasta el techo va más que sobrada incluso para personas de gran estatura. Los asientos también pueden reclinarse en dos posiciones para ganar un poco en confort. La plaza central del RAV4 es bastante más cómoda que la del Honda gracias a su banqueta más blandita. Sin embargo, y aunque el túnel de transmisión no es demasiado intrusivo, si lo es la pieza de la consola central trasera que no permite situar los pies juntos sin molestar a los dos ocupantes laterales.
En cuanto al maletero, la apertura del portón de este RAV4 que nos ha cedido Toyota España para el comparativo no cuenta con sistema eléctrico, sino que es manual, como toda la vida. Pero puede montarlo, e incluso tiene apertura automática pasando el pie por debajo del paragolpes. El maletero tiene una capacidad de 580 litros, es de los grandes. Además, debajo del piso tenemos una rueda de repuesto y un pequeño hueco donde poder guardar la bandeja. Para abatir los respaldos hay que ir a la segunda fila. Una vez plegados nos ofrece una capacidad total de 1.690 litros.
El Mitsubishi Outlander, pese a ser el vehículo más grande de este comparativo, es el que tiene las plazas traseras más “justas”. De todos modos, la distancia para las piernas y la cabeza es buena y permite acomodar a adultos de gran estatura sin ningún problema. Mientras que el CR-V y el RAV-4 ofrecen una regulación del respaldo en dos posiciones, el Outlander hacer lo mismo… pero con hasta 7 posiciones, ofreciendo así un confort aún mayor. La plaza central también es más que correcta y permite situar los pies juntos para ganar espacio. La anchura es la mejor de los tres, lo que facilita aún más que podamos viajar hasta tres adultos en las plazas traseras con cierto confort. Eso sí, intentad dejar siempre en el medio a la persona más pequeña o a la que os caiga peor, porque el asiento central no es tan confortable como los dos laterales.
Este Mitsubishi Outlander también cuenta con apertura eléctrica del portón del maletero (bastante lenta, por cierto) que nos ofrece una capacidad de 498 litros, un litros más que el Honda CR-V. El maletero en realidad es grande pero son las formas de los laterales las que restan un buen volumen de carga. No tiene rueda de repuesto pero sí un doble fondo bastante generoso donde poder dejar los cables de carga o el kit reparapinchazos. Los asientos se abaten desde la segunda fila, como en el Toyota, para lograr una capacidad de carga total que se amplía hasta los 1.602 litros totales.
Cómodos en vías rápidas, algo torpes en montaña
El Mitsubishi Outlander es el de mayor potencia, y se nota. Su empuje es muy contundente a bajas vueltas, donde actúa siempre el motor eléctrico. También es el que necesita más caballos, ya que es el más pesado de los tres, y se nota. Su carrocería balancea un poco en las curvas, se perciben bastantes inercias, aunque a su favor hay que decir que el guiado, gracias a una dirección precisa y directa, es noble. Al acelerar a fondo suena bastante el motor de gasolina y el ruido de aceleración se nota. Se percibe un efecto de "resbalamiento" en la transmisión, que sin ser un cambio CVT, se comporta de una forma muy parecida. Es un coche de suspensiones blandas, que se nota algo pesado, grandote, pero resulta muy confortable. Su comportamiento es tranquilo, El carácter familiar, aburguesado, se impone en un coche diseñado para disfrutar con amigos o familia.
El Toyota RAV4 saca el máximo partido de su sistema híbrido en el entorno urbano, donde tiene mayores posibilidades de recuperar energía en fases de frenada y deceleración. Además, y pese a su tamaño, el SUV japonés se desenvuelve con cierta soltura por calles y avenidas. Saliendo a la autopista, convence por su aplomo y silencio de marcha, aunque a velocidad de crucero acaba consumiendo casi como un coche de gasolina. Hasta aquí casi todo son ventajas, pero si nos apetece disfrutar de unos tramos de montaña, o más probablemente, viajar con la familia por carreteras secundarias, el tarado blando de las suspensiones, la lentitud de la dirección y un pedal de freno bastante esponjoso invitarán a practicar una conducción tranquila. En este sentido, el chasis -aun siendo claramente superior al del modelo precedente- se queda por debajo de lo que ofrece el sistema híbrido: recordemos que en el RAV4 Hybrid, la combinación del motor eléctrico con el nuevo propulsor de gasolina de 2.5 litros entrega 218 CV, más que suficientes para moverlo con alegría.
El Honda CR-V nos ha sorprendido bastante porque de los tres modelos que estamos comparando es el que tiene una mejor puesta a punto del chasis, convirtiéndose así en el más ágil y reactivo en carreteras reviradas. Ofrece un gran aplomo y la carrocería balancea mucho menos de lo esperado. De tal manera podríamos afirmar que es el que tiene una mayor estabilidad a la hora de afrontar una conducción un poco más enérgica. En vías rápidas tampoco defrauda y, aunque no es tan blando y cómodo como el Mitsubishi o el Toyota, es un coche muy agradable para realizar largas tiradas por autopista con un confort y un rodaje muy bueno. En cuanto al motor, el sistema híbrido trabaja bien, sin más. Es el menos potente de los tres y en una comparación directa se nota bastante. En cambio, para el día a día, va más que sobrado de potencia y se mueve con bastante soltura. La gestión del reparto de energía, recarga de la batería en marcha y funcionamiento del motor de combustión es buena, pero también hay que decir que ha sido el modelo que más ha gastado. Todo parece muy ideal y perfecto… pero no es así por culpa de la transmisión. Este tipo de cambios de una sola relación, siguen ofreciendo un amargo resbalamiento a la hora de acelerar fuerte que no compensa el sonido del motor con la velocidad de avance. Y llegamos a este punto tan crucial que es el del ruido del motor: en modo EV, 100% eléctrico, es una maravilla, no se oye nada, pero si forzamos la máquina el propulsor térmico se sitúa en su máximo régimen y de ahí no se mueve, aportando un áspero y desagradable sonido a batidora.
Ninguno de estos SUV híbridos tiene caja de cambios. Utilizan un único engranaje que conecta el motor directamente con las ruedas. Sólo tienen una relación. Para seleccionar la directa, la marcha atrás o la posición P, en el Mitsubishi y el Toyota se usa una palanca de cambio convencional, En el Honda son más originales: hay que darle a unos pulsadores.
Los tres son muy eficientes, sobre todo, en ciudad. Callejeando, el Mitsubishi Outlander PHEV es imbatible, ya que pudimos hacer con él 40 kilómetros en modo 100 por cien eléctrico. En carretera, es diferente. Hicimos una ruta de unos 300 kilómetros, la mayoría por autovía, y el Outlander gastó una media de 6,7 l/100 km. El Toyota 6 litros y medio y el Honda 6,9. Son consumos muy parecidos, aunque sólo un poco inferiores a los que podríamos obtener con cualquier SUV con motor de gasolina de similar potencia. A la que salen a carretera abierta tiran mucho del motor de gasolina, y esto incrementa el consumo.
En torno a los 40.000 euros
La unidad que hemos probado del Toyota RAV4 tiene el acabado básico Advance, cuyo precio parte de 33.950 euros. Trae de serie llantas de 18”, barras de techo, cristales oscurecidos, sensores de aparcamiento traseros, pantalla táctil de 8”, cámara trasera y cargador inalámbrico, entre otros. Nuestra unidad añade la pintura metalizada Plata Luna (600 €), el sistema de navegación (850 €) y el protector de maletero (otros 63 euros). En total, 35.463 euros, que con el descuento promocional se quedan en 33.313 euros. Es el más barato de los tres, pero tened en cuenta que es un acabado básico y versión 4x2. Una versión Luxury tope de gama y 4x4 se quedaría en 41.960 euros.
El Honda CR-V que nos cedió la marca tenía un acabado tope de gama, Executive y tracción a las cuatro ruedas. Su precio base es de 45.700 euros y viene totalmente equipado. con faros y pilotos con tecnología LED, techo practicable, llantas de 18 pulgadas, cristales oscurecidos, tapicería de cuero, sistema multimedia Honda Connect con navegador, head up display, asiento del conductor con ajuste eléctrico y un sinfín de elementos de seguridad Honda Sensing, entre los que encontramos el sistema de mantenimiento de carril o el avisador de colisión frontal entre muchos otros. Nuestra unidad de pruebas, estaba pintada en color Blanco Platino Perlado, que tiene un coste de 650 €, y equipaba el kit de paneles interiores acabados en color plata, que cuesta otros 350 €. Su coste total es de 46.700 euros, descuentos y promociones incluidos.
El Mitsubishi Outlander PHEV que veis tiene el acabado más alto: Kaiteki Plus. Viene pintado en color blanco Silky (que cuesta 495 euros), y trae de serie tapicería de cuero negro todo el conjunto de sistemas de seguridad y ayudas a la conducción, cámara 360 grados y calefacción en los asientos y volante, entre otros. Vale 51.300 de tarifa, pero con descuentos comerciales y financiación se queda en 40.125 euros.
Honda, con diferencia, el mejor. Estabilidad, consumos, espacio interior, garantías y equipamiento de serie.