¿Necesitas cambiar las llantas de tu coche? ¿Quieres darle un toque más deportivo? o simplemente ¿estás pensando en deshacerte de esas viejas llantas rascadas? En este artículo vamos a intentar explicar de la forma más sencilla posible qué debes tener en cuenta a la hora de hacer este cambio. Hablaremos del diámetro, del buje, de la tornillería, la anchura, el ET y de la homologación, palabras que te pueden sonar a chino si no estás muy enterado del tema pero que sí o sí debes tener en cuenta.
El cambio de las llantas de un coche es una práctica más habitual de lo que uno piensa. Del mismo modo que las marcas de automóviles nos dejan elegir qué diseño de llanta queremos para nuestro nuevo coche, son muchos los usuarios que hacen dicho cambio a posteriori, bien acudiendo al mercado de segunda mano o a marcas y centros especializados en estos accesorios.
¿Qué se tiene que hacer cuando se cambian las llantas?
Modificar las llantas de tu coche es una práctica totalmente legal y regulada por ley. Siguiendo los pasos correctos no debe haber ningún problema para que el cambio esté completamente homologado y supere sin problema la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), además de evitarnos problemas con los agentes de tráfico.
Antes de entrar en materia, sería interesante familiarizarse con los numeritos que encontramos en el neumático. Pongamos como ejemplo un esta leyenda: 225/40 R18. ¿Qué significa? El número 225 corresponde a la anchura del neumático expresada en milímetros. El 40 es el perfil del neumático, expresado en % respecto al ancho del neumático, en este caso un 40%. Y finalmente el R18 indica el diámetro de la llanta, expresado en pulgadas, en este caso hablamos de una llanta de 18 pulgadas.
Si quieres cambiar las llantas por otras equivalentes tendrás que tener en cuenta estos numeritos, y antes de decidirte también deberías mirar en la ficha técnica del vehículo, donde encontrarás las medidas de neumático equivalente.
¿Es necesario homologar las llantas del coche?
Cuando instalemos el conjunto de nuevas llantas y neumáticos, el desarrollo no puede superar o rebajar el 3%. Si las equivalencias son correctas, los neumáticos y las llantas serán correctos y homologados y no habrá que hacer ningún otro trámite. En el caso contrario habrá que realizar un proyecto con un ingeniero especializado para certificar el montaje de esas llantas y, posteriormente, acudir a la ITV para homologar el cambio e incluirlo en la ficha técnica del vehículo.
Si somos precavidos y tenemos en cuenta este dato nos ahorraremos un montón de problemas a la hora del “examen” de la ITV. Si no montas unos neumáticos y unas llantas equivalentes tampoco superarás la ITV, pero lo peor es que puedes poner en peligro tu integridad y la del resto de usuarios de la vía, ya que los ingenieros que ponen a punto el vehículo lo hacen teniendo en cuenta este aspecto.
Por supuesto también habrá que tener en cuenta el tema de la tornillería, el ET, etc… pero de eso os hablaré un poco más adelante. Si seguimos un poco despistados con este tema, una forma rápida y fácil para decidirse es optar por unas llantas de un modelo de la misma marca que tu coche. Por ejemplo, en un Seat Ibiza podremos montar unas llantas de Seat León, o en un Seat León acabado Style con llantas de 17 pulgadas, lo más probable es que también podamos montar unas de 18 pulgadas de un FR, por ejemplo. Pero ¡ojo! hay que mirar bien las equivalencias de vuestro modelo, porque se dan casos donde en un acabado base con llanta de 16 pulgadas no se pueden montar unas de 19 de un acabado superior. Repito, mirad bien las equivalencias.
La ITV también comprobará que el ancho de vías de tu coche sea similar al que viene en la ficha técnica. De este modo, las llantas que se monten no deberán exceder en más de 30 mm el ancho de vía indicado por el constructor.
Vamos ahora con las medidas de las llantas, algo más complejo de entender y que generalmente están grabadas en la parte trasera de la misma llanta. Podemos encontrar algo parecido a esto: 7.5x18 5x112 ET51 57. Veamos qué significan todos estos números:
El “7.5” es la anchura de la llanta expresada en pulgadas. El ancho siempre va de la mano del diámetro de la llanta, en el ejemplo queda representado por el “18”, por lo tanto se trata de una llanta de 18 pulgadas.
Los siguientes números “5x112” hacen referencia al anclaje o también PCD (distancia entre tornillos). El “5” indica el número de agujeros que tiene la llanta para los tornillos y el “112” es la circunferencia que se crea entre los puntos centrales de estos agujeros.
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El ET, en este caso “ET51”, hace referencia al desplazamiento que existe desde el centro de la llanta hasta el punto de apoyo con el vehículo. Un ET positivo o negativo, generalmente, hará que la llanta salga más hacia el exterior o esté más metida dentro del paso de rueda.
Y por último ese “57” que queda al final corresponde al buje de la llanta, o al agujero central, que tiene que coincidir sí o sí con el que marca el fabricante. También existen algunos anillos centradores para el caso en el que el tamaño de buje de nuestro coche no concuerde con el de la llanta.
Del mismo modo que ocurre con los neumáticos, las llantas que instalemos deben tener un índice de carga y peso igual o superior al de las llantas que equipe de origen nuestro vehículo.
¿Llantas originales o llantas réplicas?
Las llantas de “marca” son caras. Muy caras. Pero su proceso de fabricación y calidad también es muy superior al que podemos encontrar en marcas de dudoso renombre. Puedes poner llantas réplica en tu coche sin ningún problema, son mucho más económicas que unas “premium”, pero a la larga pueden decepcionarte o incluso poner en duda la seguridad.
En primer lugar debes saber que las llantas “buenas” no son caras porque sí. La fabricación de una buena llanta lleva detrás un proceso de estudio y prueba de muchísimas horas, pruebas de materiales, de resistencia, de peso e incluso de pintura.
Con una llanta replica ganarás en estética, pero poco más. Una llanta que no es “original” pesa mucho más, y si lo que buscabas era una reducción del peso del vehículo, por ahí ya empiezas mal. Con el paso del tiempo también puede empezar a agrietarse la pintura o incluso a desconcharse debido a las inclemencias del tiempo o al calor de los frenos.
Las réplicas también son más sensibles a los golpes, y si las acompañas con neumáticos de bajo perfil pueden llegar a deformarse al pasar por algún agujero a alta velocidad, apareciendo vibraciones en la conducción o incluso llegando a la rotura total.
En este caso, la marca de la llanta sí importa. Cuando se desconoce la procedencia de la llanta y sus calidades, una buena forma de comprobar por dónde van los tiros es fijarse en la garantía que nos ofrece el fabricante. Eso nos guiará un poco a la hora de hacernos una idea.
Lo demás ya es cosa de cada uno. El tipo de llanta, la forma, el número de brazos, el color… existen infinidad de opciones para hacer que tu vehículo sea único. Y, sobre todo, que te guste a tí.
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