La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones, comúnmente conocida como Anfac, ha presentado la tercera edición de su Barómetro sobre Vehículo Autónomo y Conectado, un informe anual que evalúa el estado de estas tecnologías en España. La conclusión general de 2024 recalca la del anterior: la industria progresa más rápido que la legislación en estas materias.
El estudio, elaborado con datos de fabricantes afiliados, evidencia que el 81% de los turismos puede integrar autonomía de nivel 2 (automatización de pedales y volante), mientras que las capacidades para los niveles 3 y superiores ya están disponibles en algunos casos. Sin embargo, el desarrollo se enfrenta a un obstáculo significativo: la falta de un marco regulatorio que permita la circulación de coches y otros vehículos altamente automatizados en el país.
La traba de siempre "caduca" pronto
El informe enfatiza la necesidad de avanzar en legislación para facilitar la integración de tecnologías autónomas modernas. Según Anfac, un marco normativo, cuya aprobación de la mano de la DGT final está prevista para principios de 2025 (quedan meses), sería clave para desbloquear el potencial de un sector que estaría a un paso de aprovechar todos los conocimientos y la técnica de los sistemas de conducción autónomos. Ya hay países europeos, como Alemania, que nos llevan mucha ventaja debido a nuestros condicionantes burocráticos.
Actualmente, el Reglamento General de Seguridad exige la incorporación de sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) en todos los vehículos nuevos. Esto incluye tecnologías como el frenado de emergencia y el asistente de mantenimiento de carril, que han impulsado la disponibilidad de modelos parcialmente automatizados. Pero la capacidad de los fabricantes está muy por encima de esto.
El nivel de autonomía real más común en España sigue siendo el 2. El siguiente, que permite apartar la vista de la carretera total o parcialmente, aunque presente en un 18% de los modelos (cifra fácilmente ampliable), aún no tiene un marco legal que permita su uso absoluto. En vehículos comerciales e industriales, los progresos son más limitados, destacando una integración menor de funcionalidades tales como la geolocalización y la conectividad remota.
Conectividad: un pilar para el futuro
Anfac se ha referido a la conectividad como impulsora de la seguridad, entre otras ventajas para los conductores. Su citado barómetro, entendido como un monitor de la evolución y el desarrollo del mundo del transporte por carretera, también analiza la situación de esta asignatura a bordo de los vehículos, destacándola de nuevo como una prioridad clave para fabricantes y usuarios, en la actualidad y también mañana.
Funcionalidades como la vinculación con plataformas Android Auto o Apple CarPlay, disponibles en más del 90% de los modelos, refuerzan la experiencia del conductor. Además, tecnologías relacionadas con la seguridad activa y preventiva, como es el caso del diagnóstico remoto y de la protección contra ciberataques, están cada vez más presentes, especialmente en vehículos pesados y comerciales.
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Teoría vs práctica, potencial vs oferta
A pesar de los avances, Anfac subraya que la competitividad internacional requiere una integración más rápida y profunda de estas tecnologías con base en las leyes. En países tan cercanos como Francia, las autoridades ya ha permitido el despliegue de niveles de automatización 4, algo que España todavía no puede implementar (veremos el año que viene). Falta ritmo y, si cabe, una carísima infraestructura física a la que no se puede esperar para seguir dando pasos.
Por otro lado, la divergencia entre el potencial técnico y la oferta disponible presenta un problema. Aunque las marcas cuentan con capacidad para dotar a sus productos de altos niveles de automatización, gran parte de las funcionalidades están disponibles solo como opciones adicionales con sobrecoste para el cliente ("extras"). Esto limita su acceso generalizado, manteniendo la mayoría de sistemas básicos o parciales incluidos de serie.
En conclusión, el barómetro refleja un sector automotriz listo tecnológicamente, pero limitado por barreras regulatorias y, en menor medida, comerciales. España debe acelerar la aprobación de un marco normativo favorable que permita consolidar su posición como líder en movilidad autónoma y conectada, un objetivo estratégico para el futuro del transporte, industria con enorme peso en nuestra nación.