Hace unas semanas recibo una llamada del departamento de prensa de Hyundai: “Sara, ¿te apetece participar en el EcoRally de Madrid?” Y yo que me apunto a un bombardeo, pues allá que voy. Del 10 al 12 de noviembre se celebraría la tercera edición de esa prueba automovilística en Madrid en la que la velocidad se sustituye por la regularidad y la conducción eficiente.
A solo dos semanas formo equipo con mi amiga y compañera de profesión Arancha Pato, experimentada conductora. Ella en el papel de piloto y yo de copiloto. El único equipo femenino de un total de 52 inscritos, todo hay que decirlo.
Lo único que sabíamos es que íbamos a competir en la categoría de eléctricos con un Kona o un Ioniq 5. “La más difícil”, nos empezaron a decir, por eso de que es en la que más coches compiten. “Pues sí que empezamos bien, jaja”. Las dos con ganas de vivir esta experiencia y de intentar hacer un buen papel porque a competitivas no nos gana nadie, pero ¡ay, ingenuas de nosotras! No lo íbamos a tener fácil.
Los inconvenientes
Primero, porque nos tuvimos que buscar la vida para saber qué teníamos que hacer y cómo prepararnos para este EcoRally. Gracias a que recibimos un mini curso de aproximación online sobre cómo usar una aplicación -con la que creo voy a soñar durante unos días-, ‘Rabbit 2.0’, imprescindible para los principiantes (los profesionales suelen utilizar otras por lo que pudimos comprobar). Aprovecho para mandar mi agradecimiento a Miguel Ángel Casado por su paciencia e interés en responder a mis muchas dudas.
Segundo, porque hasta cinco días antes no supimos cuál sería nuestro coche. Finalmente hemos participado con un Hyundai Ioniq 5 en color blanco con 239 kW, tracción total y la batería de mayor capacidad (77kWh), pero no un Ioniq 5 cualquiera, ¡con espejos retrovisores digitales!, menos mal que pronto te acostumbras a mirar a las pantallas en lugar de a los espejos de toda la vida, pero a priori, echa para atrás. Aquí puedes ver nuestra videoprueba del Hyundai Ioniq 5.
Y tercero, porque una cosa es lo que te cuentan y otra ponerse delante del ‘Rabbit 2.0’ una vez dentro del coche. Además, nos dijeron en el curso que los pilotos profesionales salen a calibrar, cosa que nosotras no hicimos -por falta de tiempo-, tampoco acoplamos sensores en los neumáticos ni llevábamos antena para ir al milímetro del rutómetro. Eso se lo dejábamos a los profesionales, nosotras con hacer un buen papel dentro de nuestras posibilidades y teniendo en cuenta nuestra falta de experiencia, nos dábamos con un canto en los dientes.
Los preparativos
Nuestra ajetreada vida de periodistas del motor, con presentaciones y eventos día sí y día también, y escribe que te escribe, la realidad es que poco tiempo hemos tenido para prepararnos. Buscamos soportes para acoplar dos móviles (para que Arancha tuviera su móvil con la app Rabbit en modo piloto) que al final solo fue uno en el centro porque no conseguimos sincronizar nuestros teléfonos, ni Apple con Android, ni Apple con Apple. Pero nos apañamos.
El día de antes de la ceremonia de salida quedamos para introducir las velocidades medias de los tramos cronometrados en el Rabbit, algo que hicimos a mano, dato a dato. Una vez hecho eso, nos quedamos atascadas, ¿y ahora qué? El mismo viernes algún buen compañero que andaba por ahí nos explicó algunas cosas. “Es muy importante que sincronicéis la hora oficial de la organización con la app o los relojes que llevéis”. “No os olvidéis de añadir la hora de salida de cada tramo”, “tenéis que pulsar este botón”… Demasiada información de golpe. Hasta el organizador de la prueba, Fernando Lobón, nos avisaba que no era nada fácil. Incluso algún compañero con ganas de ‘animarnos’ nos decía “no os preocupéis, si lo vais a hacer mal de cualquier manera”, jajajaja, mejor reírse que ponerse a llorar por el lío en el que nos habíamos metido.
Por su parte, el director de carrera, Alberto González, nos dio buenos consejos. El primero que fuéramos avanzando poco a poco en nuestros objetivos, es decir, que en el primer tramo intentáramos habituarnos a la simbología del rutómetro y no perdernos, en el segundo, intentar ir consiguiendo la velocidad media óptima… y así poco a poco, que no intentáramos hacerlo bien de golpe porque era peor. También nos tranquilizó en cuanto a las indicaciones del libro de ruta, “con un poco de atención, no te pierdes”.
Los fallos de principiantes
Y así fue, la verdad, sorprendidas porque no nos perdimos, solo en una rotonda al llegar a Torrelaguna, para iniciar el primer tramo cronometrado (TR1) entramos por otra salida pero porque había un fallo en la guía. Después dirección de carrera decidió cancelar las penalizaciones de esa viñeta.
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El TR1 sorprendentemente lo terminamos en un meritorio puesto 19 de un total de 32 eléctricos inscritos. También os cuento que no sé cómo lo conseguimos porque los otros dos TR de la mañana los hicimos igual -o eso creíamos- y fueron un fracaso, penalizaciones por todos los lados. De esas clasificaciones nos enteramos justo a la hora de comer, cuando ya habíamos dejado el coche en parque cerrado mientras se cargaba. Y como no entendíamos el porqué indagamos, preguntamos… y entendimos parte del problema. Nuestro gran error fue no poner el odómetro a cero al iniciar el tramo regulado. Y claro, de esa manera era imposible conseguir la velocidad media adecuada. Fuimos totalmente a ciegas con la única referencia del coche que salía delante de nosotros. Sabíamos que no podíamos rebasarle.
Con esta información clave en nuestro haber, afrontamos los dos últimos tramos de la tarde-noche (TR4 y TR5) con ganas de hacerlo mejor, al menos, con algo más de conocimiento y no a ciegas. Por falta de ganas no sería. Lo más duro, sin duda, fueron los 70 kilómetros cronometrados del TR5 a oscuras, con noche muy cerrada. Y aquí llega otro error de novata, no habíamos pensado en el tema de la luz para leer el rutómetro. Menos mal que teníamos otro móvil y pudimos utilizar la linterna. Pero hubiera sido más cómodo una linterna de frente u otro sistema para no llevar las dos manos ocupadas, que al final se hace incómodo.
Llega la clasificación final en regularidad y terminamos en el puesto 25, eso sí con muchísimos puntos de penalización que tampoco conseguíamos entender porque ‘supuestamente’ habíamos ido más ajustadas a la velocidad media: si en un momento dado perdíamos velocidad, luego la recuperábamos hasta ponernos a 0,0 (color naranja-verde en el Rabbit). Pero nada más lejos de la realidad. Tras finalizar el EcoRally nos enteramos que hay puntos de control en prácticamente cada kilómetro y que en todo momento teníamos que ir en 0,0 para una velocidad media óptima. Al menos, hemos aprendido de nuestros errores de novatas y sin haber tenido tiempo de prepararnos. ¡Ay, madre! Si es que ni nos leímos el reglamento, glup.
Nos faltaba conocer la clasificación en eficiencia, y aquí teníamos más esperanzas. Y así fue. El domingo por la mañana, tras las verificaciones técnicas de la recarga, anuncian los datos y ¡olé! Puesto 14 de la categoría de eléctricos.
Y así termina mi primer EcoRally, con buen sabor de boca, con el objetivo cumplido, y ya con el gusanillo de hacerlo nuevo. Aunque esto no se aprende en uno, ni en dos, ni en tres años… con la experiencia conseguida, al año que viene será mucho mejor y, espero que igual o más divertido. Y desde aquí, mi agradecimiento a Hyundai España, patrocinador principal y coche oficial por tercer año consecutivo, por haberme dado la oportunidad de haber vivido esta gran experiencia.
Datos del EcoRally Madrid 2023
Kilómetros totales: 310 km
TR1 Valdepiélagos - Torrelaguna: 31,82 km a una velocidad media de 44,8 km/h
TR2 José Ramón Oller – El Vellón: 40,83 km a una velocidad media de 48 km/h (en honor a un buen compañero periodista del motor que falleció).
TR3 El Vellón – Recinto Ferial Alcobendas: 48,74 km a una velocidad media de 42,4 km/h
TR4 El Espartal – Torrelaguna: 14,40 km a una velocidad media de 33 km/h
TR5 Repsol TR+ - Recinto Ferial Alcobendas: 105,94 km a una velocidad de 45,4 km/h
¿Qué es un EcoRally?
Este año se ha celebrado la tercera edición del Eco Rallye Repsol de Madrid, una prueba automovilística abierta a la participación de vehículos eléctricos, híbridos e híbridos enchufables que nace con el objetivo de promover la conducción eficiente y el uso sostenible del automóvil. Este competición es puntuable para el Campeonato de España de Energías Alternativas.
En ella, se combinan tramos de enlace con tramos de clasificación como en un rallye de velocidad pero al contrario que en estos últimos, no gana el equipo que corre más sino el que realiza una conducción más eficiente.
El Eco Rallye Repsol de Madrid se disputa en condiciones normales de tráfico por lo que cualquier persona podrá participar en un eco rallye, incluso sin experiencia deportiva (ya os he contado mi caso y el de Arancha ;-), las dos novatas). El único requisito es disponer de un vehículo de serie encuadrado en cualquiera de las tres categorías descritas.