Muchos han encasillado al Citroën Ami (vídeo de la presentación) como un objeto de movilidad para la ciudad, pero también puede ser un aliado para los pueblos de la España vaciada. Para demostrarlo, y como homenaje al año Xacobeo, la firma nos ha propuesto realizar una etapa del Camino de Santiago al volante, con mucha calma y paisajes para el recuerdo. Desde Astorga hasta el Acebo de San Miguel, pasando por el puerto de Foncebadón, hemos completado y sellado un tramo más del camino francés. Sigue leyendo si quieres saber cómo te sientes al conducir un cuadriciclo eléctrico, de solo 8,2 CV, por una carretera secundaria.
La aventura de Citroën arrancó en Roncesvalles y acabará en la plaza del Obradoiro (Santiago de Compostela). Se trata del “camino francés”, que se completa tras 754 kilómetros de caminata o pedaleo, según tu criterio. Nosotros, como probadores de coches que somos, nos hemos apuntado a la versión más confortable y relajada: recorrerlo a bordo de un Citroën Ami. Mucho se ha hablado de este objeto de movilidad de la firma del chevron, que no podemos llamar coche porque no lo es. Se podría comparar, buscando un rival acorde, a un Renault Twizy (prueba del primer modelo) o los eAixam (nueva gama en este artículo), que son bastante más caros. Puedes adquirir el Citroën Ami desde 19,99 euros al mes con una entrada de 3.521 euros y un descuento de 1.600 con la ayuda del Plan Moves III. Un incentivo del que te lo contamos todo en este artículo.
Conocimos al Ami durante su presentación en París en 2020, justo antes de que entrara en juego el covid-19. Recuerdo muy bien ese lanzamiento, dado que implicaba mucho más que la puesta de largo de este objeto eléctrico. Con el Citroën Ami la firma dejaba clara la evolución de su modelo de negocio. Ya no solo fabrican coches, también son un servicio de movilidad acorde con las nuevas generaciones.
Incluso invitaron a jóvenes promesas del Tiktok, esa red social a la que sabes cuando accedes pero no cuando la cierras. Era, sin duda, un vehículo ideal para esta generación, que apenas se le pasa por la cabeza la idea de adquirir su propio coche. Mucho menos para moverse por ciudades como Madrid, donde el Ami ya realiza servicios de carsharing a través de Free2Move, un servicio del grupo PSA (artículo sobre su utilización).
En Francia, país con un gran número de cuadriciclos matriculados, recurren a estos vehículos como herramienta para conectar a los conductores más mayores. Aquellos que viven en poblaciones apartadas y sin autovías como nexo de unión, algo que también sucede en la “España vaciada”. Las localidades por las que pasa el Camino de Santiago no están precisamente deshabitadas, pero sirven como ejemplo de lo que es capaz de hacer el Citroën Ami. De ahí que a la marca se le ocurriera rendir homenaje al año Xacobeo 2021 de un modo muy curioso.
El camino con un Ami
La propuesta de Citroën España era completar, con la presencia de periodistas, todas las etapas del “camino francés”. Este une Roncesvalles con Santiago de Compostela, de modo que eran unas cuantas. Un total de 754 kilómetros muy bien estudiados, con paradas en cafeterías, restaurantes y hoteles que cedían sus enchufes sin el más mínimo problema. El espíritu del camino hizo el resto y pronto se llenaron todas las plazas. En nuestro caso, nos hicimos con el tramo Astorga - Acebo de San Miguel, un pueblito empedrado y cuesta abajo que viene justo después del pico de Foncebadón.
Este puerto, que es una delicia para ciclistas y motoristas pero algo estrecho para coches deportivos, se encumbra junto a la cruz de hierro. En ella los peregrinos dejan objetos de valor sentimental (fotos, recuerdos, pulseras…) bajo la promesa de completar y sellar el pasaporte del Camino de Santiago. Algo que también hicimos con el Citroën Ami.
Pero no nos adelantemos. Salimos de Astorga y su bonita plaza, con el Ami completamente cargado y 75 kilómetros de autonomía. Con el teléfono como pantalla central, y el navegador en modo bicicleta, nos lanzamos a la carretera. Lógicamente debíamos huir de las más transitadas, dado que con una velocidad máxima de 45 km/h podemos llegar a ser un peligro para el resto de conductores.
Salir de Astorga fue fácil, y lento. Es curioso pero, lejos de agobiarme, me tomé esas dos horas como lo haría cualquier peregrino: con calma. Pronto llegué a la LE-142, una carreterita preciosa que da paso a un puerto de inclinación considerable. En ese instante nos dimos cuenta que no llegaríamos a Bembibre, que era realmente el destino marcado en un principio, pero que no forma parte del verdadero camino. Así que todo salió mejor de lo planeado. Eso sí, la autonomía empezó a bajar drásticamente debido al esfuerzo del pequeño propulsor, de solo 8,2 CV de potencia.
Para un rato
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El reto era, cuanto menos, curioso y la experiencia divertida. No sería algo que recomendaría hacer a diario, dado que ni es un vehículo cómodo, ni destaca por sus prestaciones. En alguna pendiente apenas alcanzaba los 35 km/h, sin maletas ni copiloto. Algo que compensamos al empezar la bajada y dejar caer al Citroën Ami como lo hacían los ciclistas con sus finísimas ruedas como único contacto. Eso sí, en alguna curva tuvimos que apretar bien el freno, y es que no está preparado para tomar los virajes como un coche al uso.
La insonorización brilla por su ausencia, algo que se le perdona porque tampoco alcanzas velocidades como para ser molesto. Del mismo modo que los asientos, tanto del conductor como del copiloto, son demasiado duros para viajes largos. Unos trayectos que no se realizarán jamás con apenas 75 kilómetros de autonomía homologada, unos 50 reales con grandes cambios de latitud.
Te van a mirar
A cambio, vas al volante de un objeto que llama mucho la atención. Te van a mirar más que con un Ferrari, te lo aseguro. Los peregrinos se giraban a mi paso. Incluso en alguna parada a hacer la típica foto con la concha y las miles de cruces del camino, mantuvimos conversaciones sobre el Ami. ¿Qué es?, ¿Es eléctrico?, ¿Cuánto pesa? Y, como no, ¿Cuánto cuesta? Eran algunas de las preguntas más recurrentes.
Su diseño completamente simétrico, tanto que comparten hasta la puerta y la del conductor se abre en el sentido contrario al habitual, no deja a nadie indiferente. Mide 2,41 metros de largo por 1,39 de ancho y apenas pesa 471 kilogramos. Lo mejor de su estructura, en la que tenemos las ruedas en los extremos, y nada de voladizo, es el radio de giro de 7,2 metros.
En ciudad este detalle es clave, sobre todo para las calles más complicadas o el momento de aparcar. También se deja notar al ponernos al volante, dado que nos encontramos con un habitáculo biplaza realmente amplio que acoge a adultos de hasta 1,90 metros de alto. Lógicamente todo es plástico duro y la calidad se la han dejado por el camino, lo importante era reducir el coste de fabricación. Tanto que no tiene pantalla central, usas tu móvil, y apenas hay margen para la personalización. Lo mismo sucede con el Opel Rocks-e, que se acaba de presentar.
Los módulos sobre el salpicadero, que sirven para dejar las llaves, gafas y cartera, son de diferentes colores en función del paquete elegido: My Ami Grey, My Ami Blue, My Ami Orange, My Ami Khaki, My Ami Pop y My Ami Vibe. Unas versiones que también cuentan con sus propios detalles ornamentales en el exterior.
El espíritu del camino se hizo con nosotros y nos sirvió para acercarnos a la ventana de un cuarto de baño, de un Albergue, a pedir permiso para enchufar el Ami. Así es como fueron completando, los periodistas, cada tramo: gracias a la acogida y sorpresa de los albergues, restaurantes y cafeterías que cedían sus enchufes. Por suerte, el Citroën Ami apenas tarda 3 horas en completar la batería de 5,5 kWh en una toma doméstica, de modo que tampoco notarán tanto su generosidad en la factura de la luz.
Llevabais seguro para el coche?