El Mazda3 amplía su gama de motores con la llegada del Skyactiv-X, un motor revolucionario, el primer motor de gasolina fabricado en serie que utiliza en parte el sistema de combustión de un motor diésel. El objetivo es reducir el consumo y mejorar las prestaciones. Es un motor de 4 cilindros de 2 litros que da 180 CV.

El lanzamiento del nuevo Mazda3 representa un nuevo paso en la evolución de la tecnología Skyactiv y del diseño Kodo. El Mazda3 se ha convertido, junto con el nuevo Mazda CX-30, en la referencia tecnológica de la marca japonesa. Ya os contamos todo acerca del Mazda3 en la videoprueba que hicimos coincidiendo con la presentación internacional del modelo.
Ahora, lo que ha hecho Mazda, es llevarnos a Alemania para que conduzcamos, durante unas horas, la nueva versión de este compacto con el motor Skyactiv-X, un motor de gasolina que podríamos calificar de revolucionario.
¿Y porqué Revolucionario? Pues porque es el primer motor de gasolina de producción en serie que cuenta con las ventajas del encendido por compresión característico de un motor diésel. Es lo que Mazda llama encendido por compresión controlado por chispa o SPCCI. Es decir, es un motor con una tecnología que le permite combinar la suavidad de funcionamiento y la capacidad de aceleración de un propulsor de gasolina, con la buena respuesta inicial y el bajo consumo de un diésel. En teoría.
El motor Skyactiv X es, aparentemente, convencional. Es un cuatro cilindros de dos litros de cilindrada que da 180 caballos de potencia. Funciona con gasolina a partir de 95 octanos, como cualquier otro motor de gasolina. Lo que cambia es su tecnología de combustión y un aspecto no menos importante: Equipa un sistema de micro-hibridación. Es decir, monta un sistema que recupera energía cinética mientras conducimos, al desacelerar o al frenar, que se almacena en forma de energía eléctrica para utilizarse después en los arranques o a la hora de acelerar. Funciona, pues, en parte, como un híbrido.
Esta tecnología, que Mazda llama M Hybrid, reduce el consumo y mejora las prestaciones del coche.
Gasolina con alma de diésel
Pero donde el motor Skyactiv-X es innovador es en su particular tecnología de combustión: Y es que utiliza una mezcla de combustible muy pobre, es decir, una mezcla en la que la proporción de aire es mayor que la de combustible, Es entre dos y tres veces más pobre que la de los motores convencionales actuales. Y esto es lo que hace que el consumo sea menor.
También tiene una relación de compresión muy alta. 16,3 a 1. Es tan alta, que el encendido del combustible puede incluso hacerse por compresión, como en un motor diésel. Pero siempre controlado por la chispa de una bujía. El control mediante chispa es precisamente lo que permite que el motor pueda ir combinando, durante su funcionamiento, el encendido por compresión con la combustión convencional, según interese.
Así, a bajas vueltas, el Skyactiv-X funciona como un diésel, mediante encendido por compresión. Y cuando se pide más potencia y se revoluciona el motor, se activa la combustión pura por chispa, como si fuese un motor de gasolina.
Lo que se consigue con esta tecnología es reducir el consumo, especialmente a bajas vueltas, donde los motores de gasolina son menos eficientes.
El motor Skyactiv-X es el punto que diferencia a esta versión del resto de la gama Mazda 3. No hay otras diferencias destacables en cuanto a diseño ni a equipamiento, excepto una pantalla específica dentro del sistema Mazda Connect que sirve para hacer visible cómo se recupera la energía cinética en las desaceleraciones y cuándo el motor eléctrico está apoyando al térmico, todo en tiempo real.
Consumo reducido, a veces
Según Mazda, con este sistema el motor puede funcionar de forma eficiente un 80% del tiempo. Claro, que todo depende del modo de conducción que se practique. En nuestra prueba en Alemania, y conduciendo de forma deportiva en carretera, el consumo que vimos en el ordenador de a bordo no fue muy diferente del que obtendríamos con un motor de gasolina convencional, la verdad.
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Esto es así porque el SPCCI sólo funciona a carga parcial, durante una conducción suave. Sólo así podríamos acercarnos a los 6,2 litros a los 100 de consumo homologado oficial que tiene esta versión diésel con cambio automático que conduje en Alemania.
De hecho este es un motor que, por su carácter, invita a una conducción pausada, más que deportiva.
Es un motor que responde muy bien desde parado y a bajas vueltas, en parte porque es a ese régimen cuando utiliza el como de combustión propio de un motor diésel y en parte porque se ve apoyado por el motor eléctrico, fruto de su sistema M-Hybrid. La respuesta durante el primer recorrido del acelerador es muy instantánea, elástica y progresiva. Nada que objetar. No obstante, a medio régimen y hasta el corte de encendido, por encima de las 6.000 vueltas, la sensación es de falta de potencia y par, teniendo en cuenta los 180 CV que atesora.
También es cierto que cada día estamos más acostumbrados a notar la patada y el empuje típico de los motores turbo, que son mayoría en el mercado. Y en este motor atmosférico esa patada no existe. Su respuesta es muy diferente.
Es tan absolutamente lineal que incluso no se notan pérdidas de régimen en las transiciones entre marcha y marcha y a plena aceleración. Al menos por lo que vi en la unidad que probé en Alemania, con cambio automático de seis velocidades. Faltará ver como va con cambio manual.
A pesar de lo que os comento, los fríos datos están ahí, y le dan la razón a este motor. Si comparamos esta versión Skyactiv-X con la de Skyactiv G de 122 CV, ésta acelera 2,2 segundos más rápido en el 0 a 100, y gasta 5 décimas menos de combustible, y eso que tiene 58 caballos más. Otra cosa es que, al volante, lo parezca.
Más caro, pero más equipado
El Mazda3 Skyactiv-X llegará en el mes de octubre a los concesionarios, en las dos versiones de carrocería ya conocidas en el nuevo Mazda3: sedán y 5 puertas. Podrá pedirse con cambio manual o automático de 6 velocidades y tracción delantera o integral, como el resto de la gama.
Su precio de tarifa parte de 28.065 euros para la versión básica con cambio manual y acabado Origin. Son 4.650 euros más que la misma versión Origin con el motor de gasolina de 122 CV. Se justifican por el innovador propulsor Skyactiv-X y por llevar más equipamiento de serie, como las llantas de 18 pulgadas, las lunas tintadas y los faros LED, entre otros.
El Mazda3 Skyactiv-X es un nuevo ejemplo del trabajo que está haciendo la marca japonesa para lograr la combustión interna ideal. Aunque no renuncian a la propulsión eléctrica, para Mazda esta tecnología plantea muchas dudas. Ellos consideran que todavía existe mucho margen para evolucionar los motores de combustión. Y en ello están.
G
Increíble la calidad del interior y lo bonito de su estética. Lo único malo, sale bastante caro y para un currante como yo es una compra inviable.