Mercedes-AMG ha presentado hoy una nueva generación del Mercedes-AMG SL Roadster, un descapotable deportivo de 2+2 plazas con techo de lona que completa la oferta de modelos de la división deportiva de la marca y da continuidad a la saga SL, lanzada inicialmente en 1954 y cuyo último representante era el SL de 2012, actualizado en 2016 (comparativa de este modelo en vídeo contra el Audi R8 Spyder). El nuevo SL se ofrecerá en dos versiones, la SL 55 4MATIC+ y la SL 63 4MATIC+ ambas de gasolina y con tracción integral.
Las dos versiones disponen del mismo motor, el tradicional bloque AMG de 8 cilindros en V y cuatro litros de cilindrada sobrealimentado por dos turbocompresores. La diferencia entre uno y otro es su potencia final ya que el 55 tiene 476 CV y el 63, 585. En todos los casos, la caja de cambios es también la habitual de los Mercedes AMG, automática y de nueve relaciones. Mercedes ha homologado el mismo consumo combinado WLTP para ambas versiones y lo ha cifrado en 11,8 litros, pero la versión 63 es más rápida tanto acelerando (0-100 km/h. en 3,6 segundos por 3,9 de su hermano menor) como en velocidad punta con, respectivamente, 315 y 295 km/h. en ambos casos sin la habitual limitación de la mayoría de los modelos alemanes. Mercedes ha anunciado para más adelante una versión híbrida, pero sin precisar sus características.
Este será el primer SL que cuente con cuatro ruedas directrices, con un eje trasero que gira en sentido contrario al delantero por debajo de 100 km/h. y en el mismo sentido por encima de esa velocidad. La tracción a las cuatro ruedas, la respuesta de motor y cambio, la de la suspensión, que lleva estabilizadoras activas en el modelo más potente, y la de la dirección se adaptan en función del modo de conducción elegido: Comfort, Sport, Sport+, Individual, Race (éste solo para el 63 aunque en el 55 se puede pedir como opción) y superficie deslizante.
Este coche incorpora dos novedades en su estructura y ambas suponen una especie de vuelta atrás. La primera es que, al contrario que las dos generaciones precedentes, este nuevo SL es un coche de cuatro plazas con dos plazas traseras accesorias para, según la marca, personas de hasta 1,50 metros de altura y la segunda es que el nuevo SL recupera la capota de lona, por supuesto eléctrica, en lugar del techo duro retráctil de la generación anterior.
Este “paso atrás” lo ha dado también BMW en su nuevo Serie 4 Cabrio (prueba en vídeo de este coche en este enlace). La capota completa el proceso de apertura y cierre en 15 segundos y, cuando está abierta y no se usan las plazas traseras, se ofrece como accesorio un paraviento que cubre esas plazas. Construida en un material más grueso y con tres capas, Mercedes asegura que la nueva capota garantiza el mismo nivel de insonorización que el techo duro precedente.
Un SL similar al AMG GT Roadster
La estética del nuevo modelo es una mezcla entre las líneas tradicionales del SL y la de los últimos modelos de la submarca AMG a la que este nuevo SL pertenece. El morro es muy similar al del AMG GT Roadster (prueba de este coche en este enlace) y la parrilla tiene 14 láminas verticales lo que, según Mercedes, es un guiño al 300 SL de competición de 1952, un modelo previo al SL 300 de serie, el famoso “alas de gaviota”. El faldón delantero tiene dos grandes tomas de aire en su parte exterior y los faros incorporan la tecnología LED Digital Light ya vista en otros modelos de la marca como el nuevo EQS eléctrico (primera prueba en vídeo de este modelo en este enlace).
En la parte trasera, Mercedes ha seguido la línea de diseño habitual, con unas ópticas muy finas y un conjunto de parachoques muy envolvente y redondeado. Los escapes, dos a cada lado de forma cuadrada, se combinan en la parte inferior con un pequeño extractor y encima de la tapa del maletero hay un alerón que emerge de manera automática al superar los 80 km/h. Este no es el único elemento de aerodinámica activa del nuevo SL ya que la parrilla delantera se abre solo cuando hace falta refrigerar la mecánica. Pero el elemento más novedoso en este apartado es una pieza de fibra de carbono situada en la parte baja del parachoques delantero que baja 4 cm para crear lo que se llama el “efecto Venturi”, muy habitual en competición y que contribuye a pegar el coche al asfalto.
El salpicadero es muy similar en su diseño a otros modelos de AMG, pero con la salvedad de que, en este caso, se instala una pantalla central táctil única de 11,9 pulgadas de forma cuadrada. Mercedes no ha utilizado en este caso la enorme pantalla interior del EQS, sino que ha diseñado un interior parecido al de los nuevos Clase S y Clase C (prueba en vídeo del C200 en este enlace). La instrumentación, por su parte, es también digital y tiene una diagonal de 12,3 pulgadas. Mercedes se ha apuntado a la moda de eliminar los botones físicos del climatizador, cuya regulación pasa a la pantalla. Desafortunadamente.
Para el acabado interior, Mercedes ofrece dos opciones, el acabado Comfort con asientos de piel y recubrimiento de salpicadero y contrapuertas en este mismo material y el acabado Performance, con mezcla de piel y Alcantara y numerosos detalles en rojo como la iluminación interior, las costuras de volante y asientos o los cinturones de seguridad. Los asientos cambian en estos dos acabados. En el Performance tienen un diseño más deportivo, mayor sujeción y reposacabezas integrados, pero en ambos casos, disponen de unas salidas de aire a modo de bufanda térmica a la altura del cuello para circular sin capota en invierno.
La marca apuesta, también en este modelo, por el sistema de información y entretenimiento MBUX de segunda generación en el que se incluyen funcionalidades específicas para este coche con análisis del rendimiento en circuito, por ejemplo. Mercedes no ha especificado todavía los precios de este coche, aunque sí ha anunciado 12 colores de carrocería y tres de capota y un lanzamiento para la primavera de 2022.
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