Porsche: Proyectos secretos

Visitamos el Museo Porsche ubicado en el número 1 de la Porschplatz de Stuttgart para descubrir su última exposición temática que desvela proyectos secretos que la firma ha desarrollado a lo largo de su historia.

Entre octubre de 2014 y enero de 2015 los visitantes del Museo Porsche podrán descubrir prototipos únicos, unidades de pruebas y coches camuflados que todavía no habían sido descubiertos ante el gran público.

Porsche posse una enorme colección que ronda los 400 vehículos, no obstante el museo sólo tiene sitio para aproximadamente 80 coches. Es por ello que el fondo del museo se encuentra resguardado en una nave secreta a escasos 5 minutos de la Porscheplatz.

De hecho, cuando Porsche inauguró este storage gigantesco, tuve la oportunidad de visitarlo. Allí ya pude ver algunos de los coches que ahora están en el museo. Gracias a exposiciones como esta podemos ir descubriendo paso a paso la rica historia de este fabricante de vehículos alemán.

A continuación te descubrimos los vehículos que más nos gustaron de esta sensacional exposición. Si echas un vistazo a la galería de imágenes encontrarás más de 130 fotos con las que descubrir los detalles de cada uno de los 16 coches que Porsche ha rescatado del olvido.

Uno de los coches más atractivos de la exposición es, sin duda alguna, el prototipo que recibía el código interno E19. Creado en 1984 sobre la base del Carrera 3.2 aportó soluciones aerodinámicas que se aplicaron a la siguiente generación del 911 (964).

Sólo se construyeron 2 unidades en 1991 para presentarlo a los miembros del consejo de administración. El interior de fibra simula asientos, salpicadero, volante y demás. Montaba un motor V8 delantero que rendía 350 CV y cambio transaxle. El proyecto empezó en 1988 y debería haber llegado a la serie en 1995. El desplome del dólar en 1987 y sus elevados costes de producción no lo hicieron viable. Se habrían tenido que fabricar 15.000 unidades al año para amortizarlo, algo que tampoco se hubiese podido asumir.

Roadster biplaza con capota rígida plegable que inicialmente había sido desarrollado para SEAT en la época que Porsche diseñó los motores System Porsche de la firma española. Montaba un motor bóxer de 4 cilindros de 150 CV y tracción integral. Esta unidad 100% funcional fue probada entre 1984 y 1987. Lamentablemente no habría podido competir por precio con el MX-5 que Mazda lanzó en 1989.

Llegó hasta la fase final de desarrollo y estaba listo para la serie. Se empezó a trabajar en él en 1987 sobre la plataforma del 928 S4 y lo confeccionó la firma American Sunroof Company, la misma que creó el primer prototipo del SAAB 900 Cabriolet. En 1988 el consejo de administración decidió no lanzarlo.

Tenía que haber sustituido al 911 Turbo (930) y situarse un escalón por debajo del 959. Numerosos problemas durante el desarrollo de su motor hicieron que sufriera continuos retrasos y que el proyecto se abortara en 1990. Esta es la única unidad de prueba de las 16 construidas que sobrevive y equipa un motor V8 de 4,2 litros de Audi 200 V8.

Primero la batalla extendida de este 911 Targa Turbolook (964) te llama la atención pero si abres el capó trasero entonces ya no entiendes nada. No hay ningún motor colgando detrás del eje trasero. Con este genial camuflaje Porsche llevó a cabo las pruebas de desarrollo de la primera generación del Boxster (986). El motor central está ubicado donde el 964 tenía sus asientos traseros.

Recientemente hemos visto camuflajes de todos los colores pero hacía mucho que no veíamos uno tan aparatoso como el que esconde el 911 Cabriolet (996). Tapón del depósito, faros, manetas de las puertas y demás están cubiertos por completo por una segunda "piel" que no deja descubrir ningún detalle del modelo que hay debajo.

La caja metálica de la parte trasera atesora todos los principales componentes electrónicos del vehículo y los aisla de las inclemencias del tiempo. La antena blanca que hay sobre la tapa de ésta última es un emisor wifi que permitía a los ingenieros gestionar todos los parámetros del vehículo. Al no estar revestido por una carrocería se pudo reducir en varios meses el proceso de desarrollo.

Un utilitario que ofrecía una vida útil entre 17 y 22 años a sus clientes. De haber sido comercializado habría sido algo similar a la bombilla que no se fundía, habría acabado con las ventas de coches nuevos. Equipaba un 4 cilindros de 2,5 litros y 75 CV, pesaba 1.000 kilos y alcanzaba los 160 km/h.

Prototipo con aletas de fibra de vidrio desarrollado sobre la base de un 911 de 1982 con el que se llevaron a cabo prolongados ensayos en el túnel del viento para perfilar la silueta definitiva del 959. En las distintas piezas de fibra se pueden leer todavía anotaciones que los ingenieros escribieron durante las pruebas.