Bentley Continental GTC S

No tengo suerte con Bentley. Cada vez que se me ofrece la oportunidad de probar alguno de sus magníficos cabrios, llueve. La meteorología ya me jugó una mala pasada hace dos años, durante el contacto del Bentley Continental GTC con motor V12 en Niza. Niza, como Barcelona, son dos excelentes ciudades para disfrutar de un descapotable, ya que tienen un porcentaje muy elevado de días de sol y buena temperatura. Pero al parecer, cuando se trata de probar un coche británico el clima se torna siempre gris, húmedo y tormentoso, como si estuviésemos en el mismísimo Gales o las Highlands escocesas.

Hay que dar una lectura positiva a esta situación anecdótica. Por un lado, días así sirven, por ejemplo, para comprobar la impermeabilidad e insonorización de la capota o por otro, para poner a prueba el sistema de transmisión integral y el agarre de sus neumáticos rodando por carreteras mojadas. En ninguno de los dos casos, por supuesto, me sentí decepcionado. Como entenderás, pocas cosas hay que criticar en un coche que cuesta 200.000 euros sin extras (235.000 la unidad que ves en las fotos). Digo “pocas”, porque algunas sí que son mejorables, aunque el conjunto cabe calificarlo de excelente.

Vamos por partes. La carrocería de este Bentley Continental GTC S te resultará familiar. De hecho, este modelo no ha recibido ningún cambio estético destacable desde su lanzamiento en el año 2003, hace más de una década. Este inmovilismo sólo es posible y comprensible en un coche de su estilo, que vive al margen de las modas y que apuesta por un evidente clasicismo estético. Puedes identificar que es un Bentley de forma muy fácil, por su frontal con la típica y enorme parrilla en posición vertical, o por la zaga con sus ópticas con grafismos de doble elipse y formas típicas de clásico deportivo británico.

Pero el coche que ves en las fotos sí que incorpora algunos detalles novedosos. Esta es la nueva versión S del Bentley Continental GTC. La S deriva de “Speed”, en honor al legendario Bentley 3 Litros Speed de 1925 y al Speed Six, ambos ganadores de las 24 Horas de Le Mans y que convirtieron a la marca británica en una de las más respetadas del mundo. Esta herencia deportiva se transmite al Continental GTC S en forma de detalles exclusivos como un splitter delantero, una parrilla en color negro en lugar de cromada, faldillas laterales, nuevas salidas de escape traseras y unas llantas de aleación de 21 pulgadas con neumáticos 275/35 ZR 21. (son opcionales, de serie monta unas de 20”).

Esta versión S tiene otro aspecto diferenciador: su nuevo motor de gasolina 4 litros V8 da 21 CV más que el del Continental GTC, y llega hasta los 528 CV. Es un motor de origen Audi, con inyección directa de alta presión, doble turbo y sistema de desconexión de cilindros, que puede desactivar 4 de los 8 cilindros de forma puntual, por ejemplo, circulando en ciudad, para reducir el consumo de combustible. Este motor V8 ofrece prestaciones similares a las del V12, pero gastando un 40% menos. Hablar de consumo en un coche así puede parecer fuera de lugar, pero en cualquier caso, se trata de contaminar lo menos posible, es una cuestión de ética y respeto a la normativa, y la marca británica no queda al margen de esto.

Por supuesto, su característica más destacada es su formato descapotable, que multiplica el aire glamoroso que ya tiene el Continental de techo duro, y hace todavía más bello a este supercoche. La capota de lona se despliega de forma eléctrica en menos de 30 segundos. No es de las más rápidas que he probado, pero su funcionamiento es muy correcto y queda perfectamente integrada en la carrocería.

Esta capota se recoge en el maletero pero no le resta capacidad suficiente para colocar maletas o bultos de gran tamaño. Como buen Bentley, está preparado para llevarte lejos con total comodidad. Mejor dos personas que cuatro, evidentemente. Es un 2+2, y sus plazas traseras son estrechas y hay poco espacio para las piernas. Son buenas para niños, pero a la larga se hacen incómodas para adultos.

Eso sí, tanto las butacas traseras como los asientos delanteros son de una calidad sobresaliente, son cómodos y están tapizados en piel cuidadosamente seleccionada, perforada y rematada con un doble pespunte y el logo de Bentley bordado en los cabezales. Los asientos delanteros equipan función de masaje y ventilación, incluso para el cuello. De la misma manera, el volante es calefactable y está recubierto en una piel extremadamente suave, cosida a mano de forma artesanal en fábrica. Este volante es un poco grande, pero tiene un tacto exquisito y cuenta con los mandos multifunción bien integrados. No puedo decir lo mismo de las levas de cambio, indignas de un coche de este nivel. Están mal posicionadas, se confunden fácilmente con los mandos de intermitencia y además tienen un diseño muy discutible, que aparenta fragilidad.

Al sentarte, llaman la atención los buenos detalles de acabado, como el recubrimiento parcial del salpicadero en madera natural, con veteado escogido y protegida perfectamente con varias capas de laca. Esta madera se combina con piel de primera calidad en todo el resto de su superficie. En este salpicadero no hay plástico. Ese material entra en contradicción con el nivel de refinamiento e imagen artesanal que Bentley da al interior del Continental.

Merece la pena que observes detenidamente la forma de los pulsadores (por supuesto, metálicos) que están destinados a graduar las rejillas de ventilación, y que imitan los de un antiguo órgano eclesiástico: conservadurismo y clasicismo a raudales. Un detalle de buen gusto es el reloj de agujas Breitling, personalizado para la marca que se ha colocado en el centro del salpicadero. Por debajo de él se sitúa una de las pocas concesiones a la modernidad: una pantalla táctil de 8 pulgadas con la que visualizamos y controlamos el sistema de audio, navegación y teléfono. Su funcionamiento es correcto, pero los grafismos son claramente mejorables. No es éste un modelo que venga muy equipado con sistemas de asistencia a la conducción y la seguridad. Destacan el sistema ACC de mantenimiento de distancia respecto al coche que nos precede, el control de presión de neumáticos o la cámara de visión trasera, pero es evidente que el coche acusa una plataforma que ya ha cumplido una década.

Donde sí resulta competitivo es en todo lo referente a la preparación de su chasis. Monta transmisión a las cuatro ruedas con diferencial Torsen, basada en tecnología Audi, que reparte el par motriz en una proporción 40:60. Además, esta versión S monta suspensión neumática que hace que podamos regular su comportamiento en función de nuestros gustos o necesidades de conducción. Podemos escoger entre cuatro diferentes settings, de mayor a menor confort, de menor a mayor dureza. Además, en esta versión la elección de unos muelles más cortos y rígidos han permitido rebajar la altura de la carrocería 10mm. respecto al Continental GTC standard, de forma que se beneficia de un centro de gravedad más bajo y una mayor firmeza de suspensión. La preparación de este Continental GTC Speed se completa con una barra estabilizadora un 54 % más rígida.

Es una gozada disfrutar de todo el confort de una berlina de la marca británica yendo por autopista o a ritmo relajado por carretera, y decidir en un momento poner a prueba el carácter deportivo del coche y no sentirse en absoluto defraudado. Porque lo hace todo bien. En carretera de curvas la tracción 4x4 nos permite afrontar los cambios de apoyo, incluso sobre calzada mojada, con total precisión y seguridad. La motricidad es excelente, favorecida también por un buen calzado, 275/35 ZR21. La dirección tiene buen tacto, es directa y comunica bien por dónde pisa el tren delantero. También ha sido recalibrada especialmente para esta versión más deportiva. La frenada es un poco extraña en el primer recorrido de pedal, y se nota poca mordiente. No obstante, al apretar con decisión el pedal el coche se detiene con contundencia. El equipo de frenos no se queda corto: 405 mm. en el eje delantero y 335 mm. en el trasero.

En marcha, no dirías que el coche pesa casi dos toneladas y media. Qué duda cabe que la enorme potencia y par de su motor V8 también disimula la masa que estamos moviendo, de forma que percibimos que el coche se mueve con mayor soltura de lo esperado. Este motor es todo par: los 680 Nm llegan tan sólo a 1.700 r.p.m., y los notamos perfectamente en cuanto damos un poco de gas. Podemos pedir más o menos potencia de una forma totalmente progresiva, y estirar las marchas hasta más allá de las 6.000 r.p.m., que es donde nos deja el cambio de marchas automático de 8 velocidades ZF.

Este Bentley acelera y como un verdadero deportivo. Mira sus cifras: 0 a 100 km/h en 4,7 segundos, 308 kilómetros por hora. Ahora mira qué coches ofrecen prestaciones similares:, Aston Martin Vantage V8, Audi R8 Spyder 5.2 TFSi, Maserati GranCabrio 4.7 V8 MC o Porsche 911 Turbo Cabrio, por citar algunos. El Continental GTC S engaña. Su elegancia y porte camuflan un excelente supercar, y esa es precisamente su factor diferencial. Las personas poco entendidas saben que conduces un coche de auténtico lujo, es evidente. Pero pocas sospechan que es capaz de correr como lo hace.

Una de las grandes sensaciones que puedes experimentar a los mandos de este Bentley viene cuando decides acelerar con contundencia y los escapes contestan con un contundente bramido. No sé si Bentley ha patentado este sonido, que no recuerdo en ningún otro V8 ni vehículo similar. Quizás debería hacerlo, no fuese que alguien decidiese copiar la fórmula.

Esos escapes deportivos son opcionales, y su secreto radica en su particular diseño y la utilización de unos silenciadores y silentblocks especiales.

El bramido que transmite, sin ser escandaloso, puede llegar a ser adictivo, e incita a jugar con el coche, a buscar un lugar donde acelerar, o a escoger la ruta más revirada y descargada de tráfico donde poder practicar una conducción más deportiva. Lástima de la pobre experiencia que transmiten las levas de cambio, mal colocadas y de aspecto frágil. El cambio de marchas, no obstante, es rápido y eficaz, y se asocia bien con el carácter del motor.

Descapotado es como mejor se perciben esas sensaciones. Conducir a cielo abierto siempre te permite entrar en mayor contacto con todos aquellos sonidos provenientes de la mecánica, del propio rodar del coche, de la aerodinámica o del entorno que te rodea mientras circulas. Las sensaciones se multiplican. Ahí es donde se justifica esta versión descapotable. No sólo es más atractiva que la de techo duro (desde mi punto de vista) sino que también te da más juego a la hora de conducir.

En cualquier caso, tanto una como la otra resultan inalcanzables para la mayoría. El precio es otro de los factores que sitúan al Bentley Continental GTC S dentro del reducido grupo supercoches para el disfrute de unos pocos. Siempre será así. La exclusividad es uno de los valores de la marca británica, y la hace pagar. De momento, a la mayoría sólo nos queda soñar y disfrutar las oportunidades en cuanto se nos presentan.