El pasado 28 de abril, España y Portugal vivieron uno de los apagones más graves de su historia reciente. A las 12:33 horas, una pérdida súbita de 15 gigavatios —equivalente al 60% del consumo eléctrico nacional— dejó sin suministro a millones de personas, paralizando infraestructuras críticas como sistemas de transporte y telecomunicaciones y poniendo en riesgo a otras como los hospitales, que afortunadamente cuentan con el respaldo de generadores.
En medio de este caos energético, algunos ciudadanos encontraron una solución inesperada: sus coches eléctricos. Gracias a la tecnología Vehicle-to-Load (V2L), pudieron alimentar electrodomésticos esenciales, cargar dispositivos móviles y mantener conectividad básica durante las horas más críticas del apagón.
¿Qué es la tecnología V2L?
La tecnología Vehicle-to-Load (V2L) permite que la batería de un coche eléctrico suministre energía a dispositivos externos. Es decir, el flujo de energía no va desde la red eléctrica hacia el coche, como ocurre normalmente al cargarlo, sino en sentido inverso: del coche hacia otros aparatos eléctricos. Esto se logra a través de un inversor que convierte la electricidad de corriente continua (DC) de la batería del coche en corriente alterna (AC), que es la que utilizan la mayoría de los electrodomésticos.
Esta función puede habilitarse mediante una toma específica integrada en el vehículo o mediante un adaptador que se conecta al puerto de carga exterior. Dependiendo del modelo y del fabricante, esta salida puede ofrecer potencias de entre 1,5 y 3,6 kW, suficientes para alimentar dispositivos de baja o media demanda. Modelos como el Renault 5 E-Tech, Hyundai Ioniq 5, el Kia EV6 o algunos de la marca china BYD, entre otros, ya incorporan esta funcionalidad de serie.
Durante el apagón, muchos propietarios de coches eléctricos con tecnología V2L utilizaron sus vehículos como fuente de energía auxiliar. Este tipo de funcionalidad permitió mantener en funcionamiento aparatos esenciales como frigoríficos, routers o cargadores de móviles. En redes sociales y foros especializados, varios usuarios han compartido cómo lograron sobrellevar las horas sin electricidad conectando directamente estos dispositivos a sus vehículos.
Más que un coche, una batería sobre ruedas
La capacidad de las baterías de los coches eléctricos modernos varía entre 60 y 100 kWh. Considerando que el consumo promedio de una vivienda española ronda los 8-10 kWh diarios, un vehículo con V2L puede abastecer las necesidades básicas de un hogar durante varios días. Electrodomésticos como frigoríficos, routers, televisores, microondas o incluso pequeñas placas de inducción pueden funcionar con esta energía y también sería posible tener iluminación de manera continuada, ya que las luces LED actuales apenas consumen.
El caso del apagón ha servido, por tanto, como llamada de atención y ha ayudado a poner esta tecnología en el radar de muchas personas que quizás no la conocían o la consideraban poco relevante. Lo que para muchos era una curiosidad tecnológica, en la práctica ha demostrado que puede ser una herramienta clave de autonomía y seguridad ante situaciones de emergencia.
Limitaciones de la tecnología V2L
Aunque V2L es una herramienta valiosa, también tiene ciertas limitaciones. En primer lugar, no todos los coches eléctricos la incluyen, y en muchos casos se requiere un adaptador especial que puede tener un coste adicional. Además, la potencia máxima que puede suministrar es limitada, lo que impide alimentar electrodomésticos de gran consumo como hornos, aires acondicionados o calefactores eléctricos de alta potencia.
Por otro lado, el uso de V2L agota la batería del coche, lo que puede reducir su autonomía para circular si no se vuelve a cargar pronto. Esto implica que debe utilizarse con precaución, especialmente si el usuario necesita el coche para desplazarse poco después. También hay que tener en cuenta que algunos fabricantes imponen restricciones de uso o condiciones específicas que podrían afectar a la garantía si el sistema se usa de forma incorrecta.
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El futuro energético bajo la lupa
Dicho todo lo anterior, ¿podría el coche eléctrico formar parte de la infraestructura energética de emergencia de los hogares? Si bien es cierto que el V2L ha demostrado llegar a ser muy útil, existen otras tecnologías como el Vehicle-to-Home (V2H) o el Vehicle-to-Grid (V2G), que permiten una integración más profunda con la red eléctrica.
La Vehicle-to-Home (V2H) permite que el coche eléctrico alimente directamente el sistema eléctrico de una vivienda, funcionando como una batería doméstica. A diferencia del V2L, que se limita a enchufes externos, el V2H está diseñado para integrarse con la instalación eléctrica de la casa. Esto permite una mayor eficiencia y control sobre qué circuitos se alimentan. Su implementación requiere una instalación especializada, inversores bidireccionales y, en algunos casos, aprobación normativa.
Por otro lado, la Vehicle-to-Grid (V2G) va un paso más allá: permite no solo alimentar una vivienda, sino también inyectar electricidad de vuelta a la red eléctrica. Esto convierte al coche en un recurso de balance energético, ayudando a estabilizar la red en momentos de alta demanda o baja generación. Sin embargo, V2G requiere acuerdos con operadores de red y plataformas de gestión energética y está todavía en fase piloto en la mayoría de Europa.
Japón, por ejemplo, ya utiliza estos sistemas en zonas propensas a terremotos. En Europa, podría ser una herramienta clave para mejorar la resistencia energética ante el cambio climático o hipotéticos ciberataques a la infraestructura.
Un cambio de perspectiva
El apagón del 28 de abril de 2025 ha dejado en evidencia ciertas vulnerabilidades de la red eléctrica española. Pero también ha mostrado que el coche eléctrico, más allá de su función como medio de transporte, puede ser una herramienta esencial en situaciones de crisis.
Por tanto, quizás ha llegado el momento de mirar al coche eléctrico no solo como una alternativa ecológica, sino como una pieza clave en la seguridad energética de los hogares del futuro.