Queridas familias numerosas: no hace falta buscar más
El mercado actual nos ofrece numerosas opciones para elegir un vehículo familiar. Por ejemplo, si nuestras preferencias están en sintonía con los modelos de tipo compacto o berlina, podemos optar por cualquiera de sus variantes con carrocería . Si en cambio, nos atrae más la apariencia aventurera de un todocamino, tampoco hay el menor problema para elegir, ya que hoy en día la oferta en todos los tamaños y sabores tiende al infinito.
Curiosamente, la fiebre de los SUV ha arrinconado un tanto a los automóviles de tipo monovolumen, cuya estética algo anodina parece haber pesado más que sus
Los derivados de industriales tienen poco que envidiar de los turismos hoy en día.
tradicionales virtudes: espacio interior, modularidad y facilidad de uso. Para las marcas tampoco es un gran problema, porque al final se trata de vender coches; mejor aún cuando los SUV no suelen ser especialmente baratos de adquirir y mantener.
A pesar de las circunstancias, el concepto de monovolumen resiste bien como automóvil “de nicho”, convenciendo precisamente a quienes no se dejan seducir por la luz y el brillo de esos coches que parecen más versátiles de lo que son en realidad. Aunque eso sí: cuanto más grandes sean nuestras necesidades de espacio, más costoso será el modelo que las satisfaga. Fijaos si no en nuestra comparativa en vídeo entre el Ford S-Max y el Seat Alhambra, dos monovolúmenes de 7 plazas con unas cualidades tan elevadas como sus precios.
Pero que no cunda el pánico. Tanto si el presupuesto de que disponemos es limitado como si precisamos de una capacidad de carga todavía mayor, todavía quedan dos alternativas: comprar un SsangYong Rodius o recurrir a un vehículo familiar derivado de industrial. Puede que esto último suene poco apasionante -de hecho suena a furgoneta-, pero os aseguro que tanto por calidad de marcha como de acabados, la mayoría de modelos a la venta hoy en día tienen poco que envidiar de los diseñados desde un principio para ser automóviles de turismo. Salvo por su estética; ahí estaremos todos de acuerdo…
Centrándonos en los modelos que pueden ofrecer siete plazas, tenemos mucho donde elegir. Sin ir más lejos: Volkswagen Caddy y Caddy Maxi, Peugeot Partner Tepee, Citroën Berlingo Multispace y los Fiat Dobló y Dobló Trekking. Todos ellos, rivales del protagonista de nuestra prueba, el Ford Grand Tourneo Connect.
Como seguramente sabréis, el Ford Tourneo Connect guarda relación directa con el vehículo comercial ; si bien, a diferencia de aquel, el Tourneo Connect está destinado al transporte de personas por lo que sólo puede ser matriculado como turismo. Y como tal, nos ofrece por supuesto unos niveles de acabado y equipamiento claramente superiores.
La denominación ‘Grand’ hace referencia –con poco lugar a la sorpresa- a su mayor tamaño, ya que hablamos de variante de batalla larga del Tourneo Connect. Estos 40 centímetros extra le permiten contar opcionalmente con siete plazas “reales” (en configuración 2+3+ 2), como es el caso de la unidad que probamos hoy para vosotros.
Espacioso, versátil e incluso bien acabado
Sus 4,81 metros de longitud por 1,84 m de anchura y otros 1,84 m de altura dan lugar a un habitáculo realmente amplio y muy aprovechable para ubicar a nuestros pasajeros y su equipaje. Permitidme, sin embargo, que comience por el puesto del conductor, muy parecido al del anterior C-Max por diseño. Y casi también por calidad de acabados, excepto por la ausencia de plásticos blandos para el salpicadero y las puertas.
Su relación con aquellos modelos implica que la facilidad de uso del sistema de infoentretenimiento SYNC no es su punto fuerte, ya que seguimos contando con la misma y minúscula pantalla principal, la misma batería de botones repartidos por la consola central y el volante, y los mismos y numerosos menús de configuración. Pero cabe apuntar que la marca ahora ofrece como opción el sistema actualizado SYNC 2, más sencillo e intuitivo, pero que por desgracia no estaba presente en la unidad que Ford puso a nuestra disposición para esta prueba.
La postura de conducción es parecida a la de un monovolumen convencional, con el asiento erguido, los pedales más bien cerca y la palanca de cambios muy a mano; y a diferencia de otras furgonetas el volante no queda más inclinado de la cuenta. Queda claro que las butacas delanteras no han sido diseñadas para sujetar bien el cuerpo, pero sí para que el tiempo pase deprisa sentados sobre ellas. E incluso les acompaña un buen detalle: los cinturones de seguridad son regulables.
Contar con una carrocería tan amplia facilita la visibilidad, que es realmente buena en todos los ángulos, incluso a través del retrovisor interior –más aún cuando contamos con el típico espejo convexo para observar las evoluciones de nuestros niños-. Además, los retrovisores exteriores cuentan a su vez con dos espejos de diferente curvatura para reducir los ángulos muertos. Y si nos gusta disfrutar del habitáculo más luminoso, existe como opción un techo panorámico de gran superficie acristalada; la pega es que en pleno verano será difícil filtrar los rayos de sol dada la finura de su tejido interior traslúcido.
Tenemos a nuestro alcance numerosos huecos para dejar objetos: además de una enorme guantera, existe un cofre de gran tamaño bajo el reposabrazos, un portabotellas en cada contrapuerta, dos portabebidas en la consola central así como diferentes espacios, sobre el salpicadero, junto a la palanca de cambios y al lado de cada uno de los asientos delanteros. Sentados en la segunda fila podemos aprovechar las bandejas plegables y bolsillos para revistas de las butacas delanteras, así como de los huecos con tapa situados bajo aquellas; y si el asiento central está libre podemos desplegar su respaldo, que cumple como reposabrazos e incluye dos portalatas. No tendremos tanta suerte en la tercera fila, donde hay que contentarse con un hueco para bebidas sobre cada paso de rueda. Lo que sí se echa en falta viajando como pasajero de este automóvil es la presencia de alguna salida de aireación; pero en cambio, hay una toma de corriente de 12 V para cada fila de asientos.
Los asientos laterales de la fila intermedia ofrecen una habitabilidad más que correcta, con bastante espacio para los hombros, las rodillas y sobre todo, la cabeza. El ocupante de la plaza central no tendrá que sufrir tanto como en otros automóviles, aunque cuenta con menos anchura y con un respaldo menos almohadillado. Pero la ausencia de túnel de transmisión concede cierta libertad para colocar los pies.
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A diferencia de los asientos de la fila intermedia, los posteriores pueden ser desplazados longitudinalmente, lo que servirá para apurar la capacidad de carga si ocupamos todas las plazas y sentamos a los niños en las dos de atrás. En la posición más retrasada caben bien dos adultos, aunque sin tanta holgura ni comodidad, ya que las banquetas quedan más bajas y tanto éstas como los respaldos son de menor tamaño. En cualquier caso, haremos muchos más kilómetros sin fatiga que en un monovolumen convencional de siete plazas.
El acceso al interior del coche se hace sencillo para los pasajeros gracias a las puertas correderas. El espacio que dejan en muy grande, tanto en longitud como en altura, con lo que pocas personas tendrán que agacharse para entrar al habitáculo. Si queremos pasar la las plazas traseras, el sistema de plegado de los asientos de la segunda fila (que están divididos en dos secciones 60:40) nos facilitará las cosas. Pero antes de explicaros su funcionamiento, nada como ver el siguiente vídeo que describe gráficamente la modularidad de las cinco plazas posteriores:
Con los siete asientos en uso, la capacidad de carga es de 322 litros, que pueden ser suficientes para salir del paso –a propósito: encontraréis la rueda de recambio, que es de tamaño normal, en los bajos de la carrocería, junto al eje posterior-. A partir de ahí, cada uno de los asientos traseros puede ser plegado por completo; y si sólo usamos cinco plazas ya contaremos con unos muy respetables 1.287 litros.
Pero la cosa no acaba aquí. También podemos abatir por completo los asientos de la fila central, que cuentan con patas plegables para dejarlos enrasados con los dos asientos posteriores. Desplegando los paneles sujetos a los respaldos de estos últimos, podremos crear un plano de carga uniforme que da lugar a 2.620 litros de capacidad. Hay sitio suficiente como para colocar un colchón de 105 cm de ancho, y todavía sobrará espacio antes de dar con el portón. Pero cuidado, porque el portón se abre hacia arriba y es enorme, con lo que mejor será dar distancia de seguridad frente al coche o la pared que tengamos detrás. Y también nos conviene distanciarnos al abrirlo, porque puede doler.
Un coche para viajar a lo grande (va sin segundas)
El comportamiento dinámico del Grand Tourneo Connect sorprende, teniendo en cuenta sus dimensiones exteriores. Muy estable en vías rápidas y con menor balanceo en curva de lo que podríamos suponer, este vehículo familiar se beneficia de su "parentesco estructural" con los anteriores , y de contar con un eje trasero de tipo barra de torsión y no de ballestas como el de la mayoría de sus
La nobleza del chasis se encarga de aportar al Grand Tourneo una relativa agilidad.
rivales. Además, una muy lograda insonorización del habitáculo contribuye a disfrutar de un confort de marcha al que pocos vehículos de esta clase podían aspirar hasta hace poco.
La nobleza del chasis se encarga de aportar al Grand Tourneo una relativa agilidad que lo convierte en un coche muy agradable de llevar y que inspira confianza al conductor. Aunque como es lógico tiende a subvirar en curvas cerradas, sus reacciones son muy predecibles y fáciles de controlar. A ello contribuye un equipo de suspensiones bien ajustado, que sabe evitar brusquedades sin irse al extremo opuesto (el de marear a los ocupantes, para que nos entendamos). Tal vez lo que menos me ha convencido es la dirección, suficientemente precisa pero poco informativa y con un retorno algo brusco hacia la posición central.
Lógicamente, las formas y dimensiones de la carrocería traen consigo algunas desventajas. Para empezar, su amplia distancia entre ejes, que si bien es una bendición en cuanto al espacio interior, aumenta al mismo tiempo el radio de giro complicando las maniobras a baja velocidad tanto como las de aparcamiento. Y también se resiente la aerodinámica, por supuesto. Los vientos laterales se hacen notar cuando circulamos por carretera abierta; y la gran superficie frontal del vehículo ralentiza las aceleraciones a velocidades medias y altas.
En este sentido, el motor hace lo que puede y de hecho "puede" bastante. La unidad de pruebas que nos ha facilitado Ford monta el propulsor diésel 1.6 TDCi de 115 CV; pero antes de seguir hablando de él, debo indicar que Ford lo está reemplazando actualmente por el nuevo 1.5 TDCi de 120 CV, que promete un rendimiento superior reduciendo consumos y emisiones. Dicho esto, aún podéis encontrar en los concesionarios de la marca unidades con el motor precedente y a buen precio.
Como decía, pese a sus aparentes carencias de cilindrada y potencia, el diésel 1.6 de 115 CV ha demostrado ser un propulsor suficiente para mover con dignidad a este Grand Tourneo Connect. Destaca sobre todo por la capacidad de recuperación y su buen medio régimen; pero la falta de vigor que evidencia por debajo de las 1.700-1.800 rpm nos obligará a cambiar de marcha con cierta frecuencia, sobre todo con el vehículo cargado. Por fortuna, la caja de cambios cuenta con unas relaciones perfectamente escalonadas, y también con una sexta diseñada para mantener el motor en poco más de 2.000 rpm circulando a 120 km/h, conteniendo así los consumos.
Y no vayáis a pensar que este automóvil gasta mucho. Al final de nuestra prueba el promedio fue de 7,3 l/100 km, un valor más que aceptable. De hecho, el gasto de combustible tiende a ser bastante plano, ya que en autopista no superaremos los 7 litros a velocidad legal, y en puertos de montaña rondaremos los 9 litros. Pero como dije antes, cabe esperar que la motorización 1.5 que está reemplazando progresivamente al 1.6 mejorará aún más estos resultados.
El acabado Titanium trae la mejor relación precio/equipamiento
Nuestra unidad de pruebas corresponde al nivel de acabado Titanium, el más alto de la gama. Su equipamiento de serie, bastante competitivo, incluye llantas de aleación de 16”, techo panorámico, retrovisores eléctricos plegables y calefactados, faros adaptativos con función cornering, faros antiniebla delanteros, rejilla delantera cromada, cristales traseros tintados y sensores de aparcamiento, lluvia y luz. A su precio de tarifa de 25.200 euros hay que sumarle las opciones incorporadas: pintura metalizada (625 €), sistema multimedia SYNC (1.500 €), tercera fila de asientos (400 €), llantas de 17” (200 €) y rueda de repuesto convencional (150 €).
La suma asciende a 28.125 euros, pero la buena noticia es que Ford ofrece un descuento de nada menos que 4.500 euros; así, el precio final del modelo que veis en las fotos, incluyendo todos sus extras, es de 23.575 euros. Una cantidad bastante razonable, considerando el gran espacio interior, la interesante modularidad, la buena calidad de acabado y la sorprendentes cualidades dinámicas del Ford Grand Tourneo Connect.
tengo la 120 cv diesel titanium , 7 plazas autenticas , no como otros coches que las plazas traseras para niños menuditos , a mi me va de maravilla , es uno de los tursimos mas versatiles del mercado , su espaco es espectacular sin ser aparatosa como una furgoneta , te coje todo , ...NO ENVIDIO A OTROS COCHES , este tipo de vehiculos es recomendable en todos los sentidos y consumos de 6 litros cada 100 kilometros no pasando de 115 km/h ,,,Y si la tienes que convertir en furgoneta queda todo el suelo liso , no como la citroen o rifter de peugeot ... ademas destaco fuerza / potencia ...PARA MI UNA JOYA .