Comparativa SUV gasolina: El nuevo Nissan Qashqai contra todos

La llegada de la tercera generación del Nissan Qashqai.es la excusa perfecta para realizar una comparativa con los tres modelos que lideran el segmento en el que compite el Nissan: el nuevo Hyundai Tucson, lanzado este mismo año, el Peugeot 3008, que ha recibido un ligero rediseño de media vida y el Seat Ateca, también remodelado no hace mucho. Les hemos enfrentado en sus versiones con motor de gasolina, cambio manual de seis velocidades y tracción delantera.

Con 4,42 metros de largo, el Qashqai se sitúa en el corazón del segmento. Es 3,5 cm más largo que antes y supera en 4 cm al Ateca, que es el más corto y se queda a 2 cm del Peugeot 3008 y a 6 del Hyundai Tucson, el único que se va a los 4,50 metros. La anchura del japonés es de 1,84 metros, la misma que sus rivales excepto el Tucson, que es 2 cm más ancho y la altura, 1,62, es idéntica a la del Peugeot y 1 cm más elevada que la del Ateca. El Tucson, de nuevo, se desmarca un poco. Con 1,65 es 3 cm más alto que el japonés. Y por lo que respecta a la distancia entre ejes (2,66 metros), está, como en la longitud, 2 cm por encima del Seat, a un cm del Peugeot y a dos del Hyundai, de nuevo el más generoso. Esta versión del Qashqai, manual y tope de gama, pesa 1.422 kilos, 40 menos que el Tucson, 22 más que el Ateca y 27 más que el Peugeot, que, por muy poquito, es el más ligero.

Estéticamente, el Qashqai no puede negar que es un Qashqai. Cuando una marca ha “generado” por así decirlo, un nuevo segmento, y lo ha liderado durante muchos años, suele tener un ataque de responsabilidad y no suele meterse en revoluciones. El diseño suele ser lo que los diseñadores llaman “evolutivo”, es decir, manteniendo los elementos gráficos que han caracterizado al coche desde su nacimiento, pero con los suficientes cambios como para que el nuevo no se confunda con el anterior. Y esto es lo que ha hecho Nissan con el Qashqai.

El Nissan mantiene la parrilla delantera en V, pero con unos faros más estilizados, que en esta versión Tekna+ son de LED matriciales, mantiene el capó en forma de concha, que cubre todo el frontal, mantiene el diseño lateral con unas líneas de carácter más marcadas en las puertas, mantiene el corte de los cristales en la parte trasera, con, sin embargo, el recurso al techo flotante de contraste. Pintarlo en negro cuesta, eso sí, 400 euros. Y mantiene el diseño de la trasera, con la misma forma de la luneta y con unos pilotos horizontales, que invaden más el lateral, pero con cambios en la disposición de los logotipos, siguiendo con la tendencia actual de obviar la versión y poner de relieve, en el centro, el nombre del modelo.

Si el Qashqai no supone una revolución en diseño no podemos decir lo mismo del Hyundai Tucson, un coche que no se parece en nada a su antecesor y que ha apostado por un diseño rompedor, con un frontal en el que los faros son una extensión de la enorme parrilla, un lateral extremado, con todo tipo de pliegues y formas caprichosas y una trasera con unos pilotos en forma de comillas y el logotipo situado en la luneta, lo que desplaza al limpia a la parte superior de la misma.

El Peugeot 3008 es otro coche que apuesta por el diseño. Radicalmente diferente del modelo de primera generación, ha sido ahora ligeramente rediseñado y exhibe una nueva parrilla, con mucha personalidad, en la que se insertan los faros de los que bajan las luces diurnas en forma de colmillo. El nombre del modelo ha pasado a exhibirse en el frontal que, sin embargo, mantiene el león erguido antiguo en lugar del nuevo escudo de la marca. El lateral y la compacta parte trasera, con los pilotos en forma de garras, se mantienen sin excesivos cambios.

Ante tal despliegue estético, el Seat Ateca parece un coche del siglo pasado. Tiene un aspecto más serio, más apocado, aunque su parrilla, estilo Tarraco, es nueva, los faros son ligeramente más pequeños y de LED y en la parte trasera ha adoptado el nombre del modelo en letra de segundo de básica. El Ateca es, recordemos, el más pequeño del lote, y recurre a unas formas más cúbicas e impersonales comparadas son las de sus mucho más vistosos rivales. Y es el único que no puede tener el techo en un color contrastado.

Sin revoluciones tampoco en el diseño interior, limpio y sin cosas raras, el Qashqai se ha puesto al día en todo lo que debía. La instrumentación, por ejemplo, es ahora digital, y complementada con un espléndido head-up display, el volante es nuevo, con un tacto muy agradable, la pantalla está situada como si fuera una tableta y mantiene los mandos físicos para el equipo de climatización. Se pone en marcha por botón, como todos sus rivales, dispone de cargador inalámbrico de móviles, como todos sus rivales salvo el Peugeot, y tiene unos excelentes asientos que, en esta versión Tekna Plus son eléctricos, calefactados, con función de masaje y tapizados en cuero.

El interior del Hyundai Tucson es casi tan revolucionario como su exterior. Tiene una instrumentación digital colocada tras el volante, sin ningún tipo de visera, y una ancha consola central digitalizada en la que encontramos la pantalla principal, con unos finos aireadores por encima, y los mandos del climatizador, que no están metidos dentro de la pantalla, pero que son de tipo táctil. Esta consola acristalada, muy espectacular es, sin embargo, muy sucia ya que tanto la grasilla de los dedos como el polvo tienen tendencia a fijarse en ella. La continuidad de los finos aireadores hacia ambos lados de la consola y un volante un poco raro por sus brazos inferiores, completan un interior rompedor. Los asientos son de buenas dimensiones y tienen calefacción, pero no pueden estar tapizados en cuero, al menos, no con este motor.

El Peugeot insiste en su i-cockpit, ya sabéis, volante pequeño, instrumentación elevada, pantalla central con el climatizador metido en ella, consola ancha y elevada y una serie de teclas de diseño retro para las principales funciones a guisa de piano. La tapicería de cuero es opcional y bastante cara puesto que cuesta 2.702 euros. Como siempre con los i-cockpit de la marca francesa, nuestro consejo es que lo probéis. Hay gente a quién le encaja como un guante y hay gente a quién no.

Finalmente, el Seat Ateca mantiene el diseño ya conocido, el más conservador de todos, con una pantalla un poco más grande, instrumentación digital, el climatizador separado y perfecto para manejarlo y cargador de móviles. En el Ateca han cambiado las inserciones decorativas, desapareciendo el negro piano, el volante es nuevo en este acabado Xperience y los asientos, de corte deportivo, ofrecen confort y sujeción a partes iguales, pero hay que abonar 1.145 euros si los queremos con tapicería de cuero.

La conectividad es actualmente un elemento muy importante en los coches nuevos. Todos ellos llevan de serie un equipo de infoentretenimiento con navegador (el del Qashqai lo ha realizado Tom Tom) y son compatibles con Apple Car Play y Android Auto. Todos tienen radio digital, se manejan mediante órdenes de voz y en el caso del Peugeot y el Seat incorporan interfaces mejoradas en este restyling. Las dimensiones de las pantallas son de 9 pulgadas en el Qashqai, de 9,2 en el Seat, de 10 en el Peugeot y de 10,25 en el Hyundai.

Los sistemas de información son similares, con buenos gráficos y menús completos. El del Peugeot es el que mejor interpreta las órdenes de voz (es capaz de responder con acciones correctas a peticiones como “tengo frío” o “tengo hambre”) mientras que el del Nissan y el del Hyundai solo responden a frases concretas de un listado propuesto por el propio coche.

Las plazas traseras del Nissan Qashqai son más holgadas que las del modelo precedente. El acceso está facilitado por la enorme apertura de la puerta, que abre a 90 grados. Comparemos con la del Tucson, la del Peugeot y la del Ateca. No obstante, el Qashqai es el más estrecho a la altura de los codos. Hemos medido 5 cm menos que en el resto. A la altura de los hombros, el 3008 es el más holgado con diferencia y les saca entre 3 y 5 cm al resto.

La distancia entre filas es muy similar en todos ellos. Con el asiento delantero colocado en la posición intermedia, El Qashqai es el mejor con apenas 2 cm más que el Ateca. El Tucson se queda a cuatro cm del japonés y el Peugeot es el que menos espacio ofrece, con 22 cm por los 29 del Nissan. El Seat también es el que ofrece una mayor altura con 102 cm por 100 del Peugeot y 95 de los dos orientales, penalizados por su techo de cristal de serie. De todos ellos el Tucson es el único que ofrece de serie respaldo trasero reclinable y partido en proporción 40/20/40. Ninguno de ellos dispone de fila trasera deslizante

Todos los maleteros excepto el del Peugeot, que obliga a abonar un extra de 468 euros, tienen apertura automática. El maletero del Nissan Qashqai tiene una capacidad de 504 litros. Nissan ha decidido mantener el doble fondo partido en dos mitades que ya tenía la generación anterior y que permite compartimentar el maletero también con una partición en vertical, muy práctica, por ejemplo, cuando vamos al súper para sujetar bolsas o garrafas de agua. Con los asientos abatidos la capacidad se va a 1.447 litros.

Sus rivales tienen maleteros de capacidad similar. El más grande es el del Tucson, que aprovecha su mayor longitud para homologar 577 litros en esta versión híbrida ligera que serían 620 si no llevara hibridación. Tiene también un doble fondo, es el único con estor cubreequipajes (los demás llevan bandeja rígida), también el único que dispone de tiradores para abatir los asientos y llegar así a los 1.756 litros.

El Peugeot reivindica 520 litros y es el segundo en capacidad. El doble fondo nos permite, como en el resto, enrasar el umbral de carga con los asientos traseros abatidos. Si efectuamos esta maniobra, la capacidad total es de 1.395 litros.

Finalmente, el Ateca supera al Qashqai por muy poco. Sus 510 litros, 10 menos que el 3008 son apenas 6 más que el Nissan, aunque sus formas son muy regulares. El Ateca ofrece también un doble fondo, pero, en este caso, es opcional y cuesta 140 euros. Otra opción es la toma de 230 voltios. Con los asientos abatidos, maniobra que puede realizarse mediante tiradores, se va a 1.604 litros, superando al 3008 y al Qashqai.

El Nissan Qashqai solo está disponible, en el momento de su lanzamiento, con un motor de gasolina de 1,3 litros turbo que se ofrece en dos variantes de 140 y 158 CV. La primera, solo con cambio manual y tracción delantera y la segunda con cambio manual o automático y tracción delantera o a las cuatro ruedas. Nuestra unidad es de 158 CV, manual y con tracción delantera.

Las prestaciones de estos cuatro coches son similares. El Qashqai es el que más corre, con 206 km/h de velocidad máxima por 200 del Seat, 189 del Peugeot y 188 del Tucson. El Ateca, por su parte, reivindica la mejor aceleración, con un 0-100 en 8,5 segundos. Qashqai y Tucson homologan un segundo más, 9,5 y el Peugeot casi dos, 10,3. Estas cifras de aceleración explican un poco las características de los motores.

El motor del Qashqai es un motor correcto, sin más. Tiene 1.300 c.c. y una potencia de 158 CV con un buen rendimiento a partir de la zona media. En aceleración cumple, pero sus recuperaciones son pobres.

El motor del Hyundai anuncia 150 CV y, como el Qashqai, tiene un sistema de hibridación ligera, en su caso de 48 voltios, por 12 del japonés, que le permite, como al Nissan, obtener la etiqueta Eco de la DGT. Es, no obstante, un motor perezoso, tanto en aceleración como en recuperación y parece que no tenga la potencia anunciada.

El Peugeot tiene el motor más pequeño del lote. Es el único de tres cilindros, tiene la cilindrada más baja, con 1,2 litros y parece claramente inferior. No obstante, con un cambio con unas relaciones bien escalonadas, y una buena respuesta del turbo desde abajo, se muestra como un motor enérgico y con un rendimiento inesperado.

El Ateca monta un bloque de 4 cilindros y 1,5 litros que ofrece un buen rendimiento. Acelera más rápido que el resto y recupera bien. Y la falta de hibridación ligera como recurso para intentar reducir el consumo, recurre al sistema de desconexión de cilindros que apaga dos de ellos cuando se circula con poco gas.

Consumo: las cifras homologadas se traducen más o menos en la realidad. El Peugeot homologa 6,2 litros por 6,5 del Ateca y del Qashqai y 6,7 del Tucson. En autopista llana a 120 por hora pueden conseguirse esas cifras. En nuestra prueba, en una autopista más exigente y carretera, el Qashqai nos gastó 7,4 litros litros. El Peugeot y el Ateca se fueron a 7,8 y el Tucson registró una décima más.

Una de las características más destacadas del Qashqai es su confort de marcha. Es un coche extremadamente silencioso, muy refinado, el que más en este aspecto. El motor apenas se oye y el filtrado de la suspensión y el aislamiento acústico son los mejores del comparativo. Nissan ha dado un paso de gigante en este apartado.

El Qashqai en esta versión Tekna Plus que equipa llantas de 20 pulgadas (el resto no) como el Hyundai Tucson tienen suspensiones traseras multibrazo, más elaboradas que las de barra de torsión que equipan el Ateca, el 3008. y los Qashqai con llanta 18. Además, el Nissan monta las citadas llantas de 20 pulgadas, mientras que sus tres rivales se conforman, que no es poco, con llantas de 18. El Ateca monta los neumáticos más estrechos (215/50) y el Tucson los más anchos (235/55), lo que explica también su superior consumo. El Qashqai lleva también gomas de 235 en perfil 45 mientras que el Peugeot monta 225/55.

El Seat Ateca es el coche que tiene un comportamiento dinámico más deportivo. Su chasis es el que dispone de una suspensión más firme y se muestra muy ágil en todo tipo de carreteras. No es el más cómodo, pero no resulta tampoco incómodo en ningún momento y es el que tiene una dirección con mejor tacto. En este sentido es el más recomendable para los que vayan a hacer mucha carretera.

Si por el contrario buscamos un coche muy confortable para circular, sobre todo, en vías rápidas, el Peugeot es el más indicado. El 3008 tiene una suspensión blanda, la más blanda del lote, muestra ciertas inclinaciones de carrocería en las curvas y denota un cierto cabeceo al acelerar o frenar fuerte. Por otra parte, no obstante, es un coche bastante ágil gracias a una dirección muy directa.

Qashqai y Tucson están en un plano intermedio y son muy parecidos entre sí. El japonés tiene un comportamiento dinámico muy equilibrado. No es deportivo como el Ateca y ofrece un elevado confort, con una suspensión que filtra muy bien todas las irregularidades del asfalto. Algo más ágil que el Tucson, tiene un motor algo mejor que el del coreano y, sobre todo, un funcionamiento general un poco más refinado.

El Tucson es, también un excelente compromiso entre comportamiento dinámico y confort. Es claramente mejor en este apartado que su generación precedente con un chasis muy bien puesto a punto y una suspensión confortable. Tiene, no obstante, un motor con muy pocos bajos, y eso le hace situarse en una posición de desventaja ya que, además, es el que más pesa.

Nos queda por analizar los precios y los equipamientos. Nuestro Qashqai era un Tekna Plus, el Hyundai un Tecno Sky, el Peugeot un Allure Pack y el Seat un Xperience. Todos llevan de serie casi todas las ayudas a la conducción. Coinciden en el aviso de cambio de carril, el sistema de mantenimiento de carril, la lectura de señales de tráfico, el control del ángulo muerto, la frenada de emergencia con reconocimiento de peatones, la frenada marcha atrás y el control de crucero adaptativo salvo en el caso del 3008 que factura este último a 416 euros.

También llevan todos cámaras de marcha atrás y perimetrales de 360 grados (en el Peugeot hay que pagar la de 360 grados aparte y cuesta 260 euros junto con el aparcamiento automático), acceso y arranque sin llave, climatizador, faros de LED (matriciales en el Qashqai) y navegador. Tanto el Hyundai como el Nissan añaden techo de cristal panorámico (1.143 euros extra en el Ateca y no disponible en el Peugeot) y el Nissan lleva además Head-up display, airbags centrales y los asientos con masaje.

Sin opciones, el Seat Ateca cuesta 31.170 euros y el Peugeot 3008, 31.776. El Tucson sube a 35.575 euros y el Nissan es el más caro ya que cuesta 36.850 euros. No obstante, si igualamos los equipamientos al máximo, Nissan y Tucson no cambian mientras que el Peugeot sube a 36.089 euros y el Ateca a 35.072 euros, en ambos casos, sin algunos de los elementos que ofrece el Nissan.

Si nos vamos a las versiones básicas de todos ellos con estas mismas mecánicas, el Peugeot es el más barato ya que la versión Active cuesta 28.242 euros. El Seat Ateca Style se factura a 29.080 euros, el Qashqai Acenta cuesta 30.800 euros y el Hyundai Tucson Maxx 31.275. Hay que tener en cuenta, siempre, que Qashqai y Tucson son micro-híbridos y los otros dos coches no y eso encarece un poco, pero regala la etiqueta Eco de la DGT.

Resumiendo, que, como siempre, el coche ideal sería una mezcla de todos ellos. Estética al margen, a mi el que más me gusta es el Peugeot, el Qashqai tiene, posiblemente, las mejores plazas delanteras, por calidad de materiales, por ergonomía y por equipamiento, el Seat Ateca las mejores plazas traseras, el Hyundai el maletero más grande y, en cuanto al comportamiento, el que busque dinamismo tirará por el Seat y el Nissan, que, a mi juicio, es el más refinado y el que priorice el confort se quedará con el Tucson o el 3008.

En este contexto, el nuevo Qashqai ha llegado para convertirse de nuevo en uno de los grandes protagonistas. No sabemos si volverá a liderar el segmento. Atributos no le faltan, pero, tal vez su principal problema será la no disponibilidad de una gama de versiones más amplia. No tiene diésel como el resto, no tiene híbridos o híbridos enchufables como el Tucson o el 3008, no tiene versiones más dinámicas o directamente deportivas como el Ateca, que incluso tiene la variante Cupra. Para ello deberá esperar la ayuda de la versión e-power con motor eléctrico de propulsión y de gasolina de generación de corriente, pero para ello habrá que esperar a 2022. Será, tal vez, la excusa perfecta, para repetir un comparativo similar.