Por primera vez en una década, la cuota de mercado de los motores diésel en España ha caído por debajó del 50%. Se concreta así un lento declive de este tipo de motores que, por un lado reciben todo tipo de amenazas sin concretar de cara al futuro y, por otro, siguen siendo imprescindibles para que los fabricantes cumplan con las normativas europeas anti-contaminación.
La matriculación de automóviles en España ha batido récords (en este enlace tenéis cómo terminaron las ventas en 2017). No el absoluto ya que en 2005 casi se alcanzaron 1.650.000 de automóviles nuevos vendidos, pero sí el récord de la última década. Con casi 1.235.000 unidades (han faltado 67 unidades para llegar a la cifra), estamos ante una confirmación de que, tras la profunda crisis que comenzó en 2009, la tendencia alcista iniciada a finales de 2013 se mantiene.
Sin embargo el mercado ha cambiado profundamente. Los diésel, hasta hace no mucho hegemónicos, han perdido su dominio. Siguen liderando el mercado, como vienen haciendo desde el año 2000, pero ven esta posición de privilegio amenazada. Tras años superando con creces el 60% de las ventas, con un récord en 2010, cuando coparon el 70,2%, han ido perdiendo cuota y ahora no alcanzan siquiera el 50% del mercado.
En 2017 la cuota de mercado del diésel ha sido del 48,3% del mercado -lo que tenían prácticamente en 1998, hace 20 años- aunque los de gasolina no han conseguido el ‘sorpasso’ ya que se han quedado 47,4%. El resto, el 5,1% lo copan los híbridos y eléctricos; un porcentaje aún pequeño pero que ya no es desdeñable. Si consideramos a los híbridos como modelos de gasolina –lo que no es descabellado ya que la mayoría de los que se venden son enchufables- ya se venden más motores de gasolina que diésel en España.
Los diésel comenzaron a ser considerados por el mercado a inicios de los 90 y su tendencia al alza fue ya imparable. Los motores de gasolina iniciaron el contraataque mucho después, sobre todo con la popularización de los modernos turbo de inyección directa. Si inicialmente los turbo de gasolina eran sinónimo de potencia bruta, la electrónica permitió ofrecer una respuesta a medida, disminuir los consumos y elevar el par y la elasticidad de motores. En realidad, lo que se hizo con la gasolina fue adaptar las tecnologías que habían generado la popularización del diésel sólo que con un cierto retraso.
Las mayores exigencias legales en cuanto a emisiones y sobre todo el escándalo del ‘dieselgate’ fueron los detonantes para el inicio declive de los motores diésel. Un declive que los fabricantes se resisten a aceptar ya que deben amortizar las cuantiosas inversiones efectuadas, cumplir con las medias de emisiones de CO2 de sus gamas y además tienen claro que el cambio completo a la energía eléctrica debe superar aún algunos obstáculos: necesita solucionar “cuellos de botella” como la fabricación de baterías o la red de recarga, por ejemplo y hace falta una cuantiosa inversión que está en sus inicios.
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Por eso muchos responsables de marcas, especialmente las alemanas que son las más ‘dieseldependientes’ auguran que el diésel aún tiene futuro. Han invertido mucho en nuevos motores Euro6 (Mercedes ha invertido 3.000 millones en sus motores OM654 y OM656, que cumplen las nuevas normas y le ha permitido aumentar un 4% sus ventas de diésel) y no tienen claro que la red logística de recarga para los eléctricos sea una realidad paneuropea antes de 2030. Eso son 12 años… pero apenas dos generaciones de automóviles, así que para la industria eso es mañana o como mucho pasado mañana.
Tendencia global
La tendencia española de disminución del mercado diésel va en consonancia con la tendencia europea. Pero el retroceso de los diésel no será una caída drástica sino un descenso progresivo y constante. En 2011 los diésel representaban un 55% del mercado europeo, pero iniciaron un retroceso que los llevó a representar ‘sólo’ la mitad del mercado, un 50%, en 2016. En 2017 la penetración ha perdido cinco puntos y en 2018 se prevé un descenso similar, de forma que sólo representarán entre el 40 y el 42% del mercado.
¿Dónde estará el fondo? Para algunos analistas, los diésel continuarán bajando hasta llegar a un 30%. Pero los diésel son imprescindibles para cumplir con el límite impuesto por la EU: emisiones medias de 95 gr CO2/km para la media de la gama en 2021. Si bien parece que los fabricantes franceses -pioneros del diésel en un mercado en el que los motores a gasoil representaron hasta el 72% de ventas- han decidido cambiar su apuesta, otros lanzan nuevos motores, como es el caso de Ford con sus 1.5 y 2.0 EcoBlue.
Aunque todos se muestran prudentes en sus previsiones, conscientes de que todo está cambiando rápidamente, en un sentido o en otro a tenor de avances tecnológicos, todo indica que el diésel irá perdiendo importancia en el mercado de aquí a 2.025 o 2.030, cuando parece que los eléctricos pueden comenzar a reinar.
El diesel es para los tiesos